Rooie Marck, fanático del Feyenoord y fumador empedernido, falleció a los 54 años víctima de un cáncer terminal, pero tres días antes fue sorprendido con la más hermosa despedida que podría recibir un hincha del fútbol.
El deseo de Rooie fue ver por última vez un entrenamiento de su querido equipo de Rotterdam y un grupo de amigos lo hizo posible, aunque prepararon mucho más que eso. El enfermo, echado en una camilla al costado del campo, observó a los jugadores cómo ingresaban a la cancha mientras una multitud de hinchas disfrutaba del momento en las tribunas. De pronto, ocurrió lo impensado.
Los hinchas encendieron luces de colores, hicieron sonar bombardas y comenzaron a corear su nombre al son de “You´ll never walk alone” (“Nunca caminarás solo”). Rooie no salía de su asombro, y de pronto desplegaron una gran bandera con su imagen, en ese momento rompió a llorar y luego se paró para agradecer el hermoso gesto a los hinchas.
Al empezar a caminar, los jugadores del Feyenoord se le acercaron y uno a uno le dieron un abrazo, lo mismo hizo el DT Ronald Koeman. Le regalaron una camiseta autografiada por todo el plantel, y Rooie siguió caminando —soñando despierto— en búsqueda de la hinchada para agradecer lo más cerca posible a los seguidores con los que tantas veces alentó desde la tribuna a sus colores.
Rooie Marck murió tres días después de este acontecimiento, pero antes dejó una carta de despedida en un foro del Feyenoord llamado Lunatic News. Marck agradeció por el cariño y estas fueron sus últimas palabras publicadas en la web oficial del club holandés:
“Queridos compañeros, quiero dar las gracias a todos por los grandes momentos y por el cariño recibido, las amistades que tuve y todas las atenciones que me han dado. El tributo de los últimos días me ha dejado muy impresionado. De hecho, no solo a mí, también a mi esposa Marion y a mi hijo Joey. Gracias a todos, desde familiares, amigos, personas que conocí apenas de vista y a los desconocidos que se encontraban en las tribunas. Ahora parto como una persona feliz y bendecido hacia mi nuevo mundo. Adiós y un gran beso”.
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