La directiva del Athletic solicitó a sus socios y aficionados la víspera del partido que no arrojaran objetos al terreno de juego. San Mamés obedeció. Había varias razones. Por un lado, los precedentes más inmediatos. En el encuentro ante el Zaragoza, el meta César recibió el impacto de un objeto que Mejuto González no pudo describir en su acta. Y por otro, el habitual voltaje de los duelos entre Athletic y Atlético de Madrid. Hace dos temporadas estalló un petardo a escasos metros de Falcón, portero del Atlético, en el área situada en el gol norte de San Mamés. Un episodio que provocó la prolongación del partido, momentos en los que llegó la igualada del Athletic. La nota del club rezaba así: "Cada trozo de bocadillo, cada golpe envuelto en aluminio, es un agarrón a nuestra propia camiseta. No dejemos en manos de unos pocos el poder jugar o no en San Mamés". Un estadio que se le da muy bien a Sergio Agüero. El Kun también marcó la temporada pasada en una tarde abrumadora para el Atlético. El partido sirvió, además, para el reencuentro entre José Antonio Reyes y Caparrós, el técnico "más importante" en la carrera del utrerano, según sus propias palabras.
Anoche, en San Mamés, eran muchos los aficionados que miraban con nostalgia el viejo arco que domina el estadio. Con el nuevo campo, desaparecerá la estructura. El club acogió "con interés" la iniciativa del Ayuntamiento para reutilizar el arco como pasarela peatonal en Zorrozaurre, una de las zonas de expansión de Bilbao.
Anoche, en San Mamés, eran muchos los aficionados que miraban con nostalgia el viejo arco que domina el estadio. Con el nuevo campo, desaparecerá la estructura. El club acogió "con interés" la iniciativa del Ayuntamiento para reutilizar el arco como pasarela peatonal en Zorrozaurre, una de las zonas de expansión de Bilbao.
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