Cuesta creer que el deporte se haya contaminado con el germen racista, pero lo cierto es que, a más de 60 años de la caída del régimen, existe un fenómeno que aparece una y otra vez en los estadios europeos.
Lamentablemente, el mundo del fútbol no pudo mantenerse ajeno a uno de los flagelos más terribles que tuvo que soportar la humanidad: el nazismo. De hecho, existen grandes libros que narran la relación entre el deporte alemán y esta ideología política. Un ejemplo es El fútbol bajo la esvástica, escrita por el historiador Nils Havemann en donde se narra el grado de compromiso del régimen de Adolf Hitler con los clubes de primera. Otro es el que presentó el propio ministro del Interior de Alemania, Otto Schily, pocos meses antes del Mundial pasado. Cuesta creer que a pesar del paso del tiempo y de toda la información que existe sobre Hitler y su cínico plan de exterminio de razas, todavía se puedan observar en los estadios manifestaciones de adhesión al nazismo. Nazismo, fascismo y racismo vuelven a unirse, teniendo como excusa una cancha de fútbol, y uno de los causantes de esto es el delantero de la Lazio, Paolo di Canio, quien se popularizó por celebrar goles extendiendo el brazo derecho, característico saludo fascista, para regocijo de los hinchas del club romano en el cual, según una encuesta hecha en Italia, el 70 por ciento de los aficionados se declaró de ultraderecha."Soy fascista, pero no racista. Hago el saludo romano para saludar a mis aficionados y a los que comparten mis ideas. Este brazo tendido no quiere nunca ser una incitación a la violencia y menos al odio racial", dijo el delantero.
En su momento, el Comité de Disciplina lo sancionó por ese gesto con 10.000 euros de multa. Pero a los pocos partidos, el jugador repitió su gesto. Sin embargo, Di Canio no es un caso aislado en el fútbol. En septiembre del año pasado, el futbolista checo Pavel Horvath, del Sparta Praga, fue multado por la federación de fútbol de su país en 6.900 euros por haber realizado el saludo nazi en un campo de juego. Las indeseables hinchadasHoy en día existen muchas herramientas para combatir a los futbolistas que realicen acciones racistas. La FIFA y todas las ligas del mundo se encolumnan detrás de las sanciones hacia los futbolista. Pero, ¿qué pasa cuando los actos racistas se cometen en las tribunas?
La primera gran manifestación racista de parte de la hinchada de la Lazio fue en los 90 cuando jugaban contra un equipo israelí y desplegaron una bandera que decía: "Auschwitz es tu país; los crematorios, tu casa".En febrero de 2002, los hinchas de la Lazio volvieron a llevar masivamente banderas con cruces celtas y retratos de Benito Mussolini y estalló la polémica. Las autoridades italianas tomaron una decisión que se mantiene hasta hoy y que casi todas las ligas del mundo copiaron: los partidos de fútbol podrán suspenderse si aparecen leyendas xenófobas en las tribunas. A pesar de la medida, las banderas y los cánticos siguen en los estadios europeos.
En agosto del año pasado otra denuncia sacudió al mundo del fútbol. Se enfrentaron el Hapoel, de Israel, contra el Soroki, de Bosnia, por la Copa UEFA. Según denunciaron los hinchas y que corroboró el árbitro del partido, los hinchas locales repetían "Auschwitz, Auschwitz" (el nombre de uno de los mayores campos de exterminio del Tercer Reich) y "Sieg Heil" (un saludo de las tropas nazis).También en nuestros estadiosEl último caso denunciado fue el que involucró a los hinchas de Talleres de Córdoba.
El club cordobés recibió una sanción debido a las banderas con cruces esvásticas que exhibieron algunos de sus hinchas en un partido del torneo de la Segunda División.En ese momento, el intendente de la ciudad de Córdoba, Luis Juez, calificó de "imbéciles" a los hinchas del Talleres que portaron las banderas nazis y consideró que habría ordenado suspender el partido en caso de que hubiese estado en el estadio."Esos imbéciles ni deben saber qué era lo que tenían en la bandera, deberían ser sancionados. Yo no justifico que hayan puesto las banderas en la hinchada del Talleres", sostuvo.El árbitro del partido, Pablo Giménez, dijo que no vio nada cuando fue consultado acerca de las razones por las cuales no detuvo el encuentro.
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