Los bomberos que ayer por la mañana jugaban, entre risas y sin meter la pierna, una pachanga en el campo de fútbol de El Fontanal, a las afueras de Chiclana (Cádiz), ignoraban que en ese mismo estadio municipal, apenas unas horas antes, una veintena de menores había protagonizado uno de los episodios de violencia más graves que se han vivido en un campo de fútbol en los últimos tiempos. Fue en el partido que enfrentó el domingo por la mañana a los juveniles del Chiclana CF contra el equipo del pueblo de al lado, el Conil CF, y que acabó con un jugador y el preparador físico visitantes en el hospital y con otros seis menores contusionados.
El partido transcurría sin sorpresas. Los locales, quintos en la clasificación del grupo 1 de la liga preferente juvenil provincial, ganaban por 3-0 a los conileños, terceros por la cola y con un equipo formado casi exclusivamente por cadetes. En el minuto 55, el defensa central del Conil, Juan Román, de 16 años, acababa de enfundarse la camiseta amarilla de su equipo y ya estaba dando las primeras carreras por el césped.
Nadie había reparado que en lo alto del talud de hierba que sirve como grada, un grupo de unos 30 chicos y chicas se había ahorrado el euro de entrada colándose en el estadio a través de un agujero en la tapia, vigilado únicamente por un pollino de una casa vecina al campo. Cuando Juan Román pasó corriendo junto a ellos, se desató el caos.
En una fracción de segundo, varios de estos jóvenes se colocaron pasamontañas, bragas militares y viseras. Armados con palos de golf, bates de beisbol, cadenas e incluso objetos punzantes que habían camuflado sin esfuerzo a través del muro, se abalanzaron sin piedad sobre el defensa del Conil CF y le machacaron sin piedad al grito de "¡A por ellos, a matarlos!". En pocos segundos Juan, yacía sin sentido y con un gran chorro de sangre corriéndole por la cabeza.
La paliza siguió con el resto de los jugadores. "Estos cafres iban contra todo el que vieran de amarillo", afirma José Antonio Blanco (IU), concejal de Deportes de Chiclana (72.300 habitantes). El preparador físico del Conil CF, Daniel Peces, también fue víctima del ataque cuando saltó al campo para intentar ahuyentar a los agresores. Peces, de 31 años, sufrió un golpe en la cabeza que necesitó nueve puntos de sutura. Otro jugador también requirió puntos.
Cuando a los pocos minutos los agresores huyeron saltando la tapia del estadio, la escena era terrible. El padre de Juan, que había bajado al césped, se llevaba a su hijo en coche al hospital Universitario de Puerto Real con ayuda del segundo entranador de los cadetes. Fueron los 20 kilómetros más largos de su vida. "Yo creía que se iba a morir. Tenía una herida muy profunda en la cabeza y sangraba mucho", afirma el padre del joven. El jugador, alumno de 2º de ESO, fue llevado al hospital gaditano de Puerta del Mar, donde permanece en observación con una fisura en el cráneo y más de 15 puntos. El árbitro suspendió el encuentro.
A pesar de pertenecer a pueblos vecinos, el Chiclana FC y el Conil FC mantienen buenas relaciones, incluso el vicepresidente chiclanero saltó al terreno de juego a intentar para la orgía de violencia. "Uno de los encapuchados incluso le increpó por salir a defender a los de Conil", afirma el presidente local, Antonio Chaves.
Tras el suceso, Chaves y el dirigente del Conil, Pedro Pérez Seijo, acudieron juntos a la Comandancia de la Guardia Civil para denunciar el ataque. Los agentes del instituto armado han identificado y tomado declaración al menos a cinco individuos, todos ellos menores, que presuntamente participaron en la paliza.
Según fuentes de la Guardia Civil, el ataque "tiene un origen extradeportivo". El edil de Deportes afirma que deriva "de una pelea entre bandas de jóvenes de los dos pueblos" durante la pasada romería de San Sebastián en Conil. El preparador visitante cree que los atacantes "no iban a por nadie en concreto". Peces asegura que hace cinco años un jugador del Conil, también menor, fue pinchado en un glúteo con un objeto punzante tras un partido. Tanto el presidente del Conil como el segundo entrenador, aseguran haber sido tratados "muy bien" por el equipo contrario.
La Federación Gaditana de Fútbol ha abierto expediente de oficio tras conocer el parte arbitral en el que se consignan los incidentes del domingo por la mañana. El presidente del Chiclana FC, el empresario azulejero Antonio Chaves confía que con todos los datos en la mano, el incidente no repercuta en el equipo, cuyas categorías inferiores juegan en El Fontanal, campo habitual del otro equipo de la localidad, el Chiclana Industrial. "Tienen la denuncia que pusimos ante la Guardia Civil los dos presidentes, el acta arbitral y tendrán mi declaración como testigo. Supongo que no nos provocará más trastorno", afirma Chaves, que lleva diez años en el cargo. En cualquier caso, Chaves anunció que sus equipos no volverán a jugar en El Fontanal. "Volveremos al campo de tierra. Ir a jugar a ese barrio, bastante marginal, no nos trae más que problemas", asegura.
Una de las preguntas recurrentes ayer fue por qué el estadio no contaba con vigilancia policial. Según el concejal de Deportes de Conil -el alcalde, Ernesto Marín (PP) no compareció al estar firmando unos convenios- en el partido del domingo no había policía porque en las categorías juveniles no es obligatorio y sólo se pone si lo pide el árbitro. En este caso, el colegiado no creyó que fuera imprescindible. "Si hubiera que poner policías en cada partido que se disputa se acabaría el paro de toda España", dice el edil de Deportes.
Esta temporada, cinco partidos han sido suspendidos en Andalucía debido a incidentes violentos, según la Federación Andaluza de Fútbol. Tres de ellos corresponden a la primera división senior regional y otro a la liga nacional juvenil. El quinto casi acaba con la vida de un joven deportista.
Nadie había reparado que en lo alto del talud de hierba que sirve como grada, un grupo de unos 30 chicos y chicas se había ahorrado el euro de entrada colándose en el estadio a través de un agujero en la tapia, vigilado únicamente por un pollino de una casa vecina al campo. Cuando Juan Román pasó corriendo junto a ellos, se desató el caos.
En una fracción de segundo, varios de estos jóvenes se colocaron pasamontañas, bragas militares y viseras. Armados con palos de golf, bates de beisbol, cadenas e incluso objetos punzantes que habían camuflado sin esfuerzo a través del muro, se abalanzaron sin piedad sobre el defensa del Conil CF y le machacaron sin piedad al grito de "¡A por ellos, a matarlos!". En pocos segundos Juan, yacía sin sentido y con un gran chorro de sangre corriéndole por la cabeza.
La paliza siguió con el resto de los jugadores. "Estos cafres iban contra todo el que vieran de amarillo", afirma José Antonio Blanco (IU), concejal de Deportes de Chiclana (72.300 habitantes). El preparador físico del Conil CF, Daniel Peces, también fue víctima del ataque cuando saltó al campo para intentar ahuyentar a los agresores. Peces, de 31 años, sufrió un golpe en la cabeza que necesitó nueve puntos de sutura. Otro jugador también requirió puntos.
Cuando a los pocos minutos los agresores huyeron saltando la tapia del estadio, la escena era terrible. El padre de Juan, que había bajado al césped, se llevaba a su hijo en coche al hospital Universitario de Puerto Real con ayuda del segundo entranador de los cadetes. Fueron los 20 kilómetros más largos de su vida. "Yo creía que se iba a morir. Tenía una herida muy profunda en la cabeza y sangraba mucho", afirma el padre del joven. El jugador, alumno de 2º de ESO, fue llevado al hospital gaditano de Puerta del Mar, donde permanece en observación con una fisura en el cráneo y más de 15 puntos. El árbitro suspendió el encuentro.
A pesar de pertenecer a pueblos vecinos, el Chiclana FC y el Conil FC mantienen buenas relaciones, incluso el vicepresidente chiclanero saltó al terreno de juego a intentar para la orgía de violencia. "Uno de los encapuchados incluso le increpó por salir a defender a los de Conil", afirma el presidente local, Antonio Chaves.
Tras el suceso, Chaves y el dirigente del Conil, Pedro Pérez Seijo, acudieron juntos a la Comandancia de la Guardia Civil para denunciar el ataque. Los agentes del instituto armado han identificado y tomado declaración al menos a cinco individuos, todos ellos menores, que presuntamente participaron en la paliza.
Según fuentes de la Guardia Civil, el ataque "tiene un origen extradeportivo". El edil de Deportes afirma que deriva "de una pelea entre bandas de jóvenes de los dos pueblos" durante la pasada romería de San Sebastián en Conil. El preparador visitante cree que los atacantes "no iban a por nadie en concreto". Peces asegura que hace cinco años un jugador del Conil, también menor, fue pinchado en un glúteo con un objeto punzante tras un partido. Tanto el presidente del Conil como el segundo entrenador, aseguran haber sido tratados "muy bien" por el equipo contrario.
La Federación Gaditana de Fútbol ha abierto expediente de oficio tras conocer el parte arbitral en el que se consignan los incidentes del domingo por la mañana. El presidente del Chiclana FC, el empresario azulejero Antonio Chaves confía que con todos los datos en la mano, el incidente no repercuta en el equipo, cuyas categorías inferiores juegan en El Fontanal, campo habitual del otro equipo de la localidad, el Chiclana Industrial. "Tienen la denuncia que pusimos ante la Guardia Civil los dos presidentes, el acta arbitral y tendrán mi declaración como testigo. Supongo que no nos provocará más trastorno", afirma Chaves, que lleva diez años en el cargo. En cualquier caso, Chaves anunció que sus equipos no volverán a jugar en El Fontanal. "Volveremos al campo de tierra. Ir a jugar a ese barrio, bastante marginal, no nos trae más que problemas", asegura.
Una de las preguntas recurrentes ayer fue por qué el estadio no contaba con vigilancia policial. Según el concejal de Deportes de Conil -el alcalde, Ernesto Marín (PP) no compareció al estar firmando unos convenios- en el partido del domingo no había policía porque en las categorías juveniles no es obligatorio y sólo se pone si lo pide el árbitro. En este caso, el colegiado no creyó que fuera imprescindible. "Si hubiera que poner policías en cada partido que se disputa se acabaría el paro de toda España", dice el edil de Deportes.
Esta temporada, cinco partidos han sido suspendidos en Andalucía debido a incidentes violentos, según la Federación Andaluza de Fútbol. Tres de ellos corresponden a la primera división senior regional y otro a la liga nacional juvenil. El quinto casi acaba con la vida de un joven deportista.
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