Una batalla campal, que involucró a jugadores, árbitros y simpatizantes, empañó la jornada deportiva en esta ciudad. A pesar de los violentos incidentes, en los que se multiplicaron los golpes de puño, patadas y palazos. Hasta el cierre de esta edición no había denuncias ni heridos en el hospital.
Todo estaba preparado para que sea una verdadera fiesta del fútbol en la Liga del Sur Santiagueño. Los equipos de Unión Argentino de Sumampa y Sol de Julio tenían la posibilidad de adjudicarse el campeonato, ya que ostentaban la misma cantidad de puntos; pero todo estaba en manos de Unión, ya que jugada de local ante Instituto de Villa Ojo de Agua y con una diferencia de dos goles sería el campeón.
Después de un primer tiempo ganando uno a cero, el local creyó que todo estaba definido y en cualquier momento vendría el segundo, ya que dominaba el encuentro. Sin embargo, Instituto encontró espacios y en pocos minutos logró pasar a ganar dos a uno, con lo que dejaba sin chances a Unión, y Sol de Julio se consagró campeón.
Tras el pitazo final, un grupo de jugadores de Unión, molesto con la terna arbitral, fueron y rodearon a los jueces, quienes fueron insultados por algunas decisiones. Después de un cruce de acusaciones, uno de los jugadores le propinó golpes de puño y patadas al árbitro, quien trató de defenderse, hasta que logró la intervención de sus colegas. Con un clima entre forcejeos y amenazas, el mismo jugador de Unión, intentó nuevamente agredir a uno de los jueces de línea y tras insistir en golpearlo, el atacado atinó a defenderse y le habría pegado varios golpes en la cabeza al jugador, que estaba furioso por haber perdido el partido.
Mientras los dirigentes y algunos jugadores pretendían calmar los ánimos en lo que se transformó en una violenta batahola, en otro sector del campo deportivo, otro grupo de jugadores y simpatizantes del club Atlético –que era el dueño de casa, pero que no jugaba ayer porque estaba libre- se trenzaron a golpes con un grupo de hinchas de Unión, donde no faltaron los puñetazos, las patadas y hasta el intercambio de piedras.
Debieron intervenir vecinos y amigos de cada uno de los sectores, hasta que llegó la Policía, aunque finalmente no intervino ni detuvo a nadie.
La llegada de la fuerza de seguridad permitió a los jueces retirarse en una camioneta, mientras que el jugador que sufrió cortes en el cuero cabelludo, fue llevado a su casa.
Todo estaba preparado para que sea una verdadera fiesta del fútbol en la Liga del Sur Santiagueño. Los equipos de Unión Argentino de Sumampa y Sol de Julio tenían la posibilidad de adjudicarse el campeonato, ya que ostentaban la misma cantidad de puntos; pero todo estaba en manos de Unión, ya que jugada de local ante Instituto de Villa Ojo de Agua y con una diferencia de dos goles sería el campeón.
Después de un primer tiempo ganando uno a cero, el local creyó que todo estaba definido y en cualquier momento vendría el segundo, ya que dominaba el encuentro. Sin embargo, Instituto encontró espacios y en pocos minutos logró pasar a ganar dos a uno, con lo que dejaba sin chances a Unión, y Sol de Julio se consagró campeón.
Tras el pitazo final, un grupo de jugadores de Unión, molesto con la terna arbitral, fueron y rodearon a los jueces, quienes fueron insultados por algunas decisiones. Después de un cruce de acusaciones, uno de los jugadores le propinó golpes de puño y patadas al árbitro, quien trató de defenderse, hasta que logró la intervención de sus colegas. Con un clima entre forcejeos y amenazas, el mismo jugador de Unión, intentó nuevamente agredir a uno de los jueces de línea y tras insistir en golpearlo, el atacado atinó a defenderse y le habría pegado varios golpes en la cabeza al jugador, que estaba furioso por haber perdido el partido.
Mientras los dirigentes y algunos jugadores pretendían calmar los ánimos en lo que se transformó en una violenta batahola, en otro sector del campo deportivo, otro grupo de jugadores y simpatizantes del club Atlético –que era el dueño de casa, pero que no jugaba ayer porque estaba libre- se trenzaron a golpes con un grupo de hinchas de Unión, donde no faltaron los puñetazos, las patadas y hasta el intercambio de piedras.
Debieron intervenir vecinos y amigos de cada uno de los sectores, hasta que llegó la Policía, aunque finalmente no intervino ni detuvo a nadie.
La llegada de la fuerza de seguridad permitió a los jueces retirarse en una camioneta, mientras que el jugador que sufrió cortes en el cuero cabelludo, fue llevado a su casa.
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