Medio centenar de sportinguistas acudieron a Ipurúa y miles de aficionados secundaron el boicot al Eibar por el precio de las entradas y vieron el partido por televisión
Medio centenar de asturianos diseminados entre dos millares de aficionados vascos. El Norte de España vivía un domingo de temperaturas primaverales, pero los colores rojo y blanco no florecieron ayer en Ipurúa. A nadie sorprendió que las gradas del vetusto estadio eibarrés, que este año cumple setenta años, ofrecieran su habitual baja densidad de población en los partidos ligueros que el Eibar juega en casa. La cercanía geográfica del rival y la predisposición de la hinchada rojiblanca a digerir kilómetros de carretera para dar aliento al equipo en sus desplazamientos ofrecían una ocasión propicia para que la mareona rojiblanca volviera a inundar la localidad guipuzcoana, pero la afición sportinguista secundó de forma abrumadora la huelga de billeteros cerrados. Triunfó por goleada el boicot por la decisión del club vasco de fijar en cuarenta euros el precio de las localidades para los visitantes asturianos.Así las cosas, pocos fueron los que viajaron y menos aún los que desfilaron por la taquilla para presenciar un partido que retransmitían para todo el país las cámaras de Canal +. Los ingresos por los derechos televisivos fueron, al final, la única ganancia que el Eibar y Eibar sacaron de la visita del Sporting, ya que el equipo de Manuel Preciado se embolsó los tres puntos y la incomparecencia de la hinchada asturiana privó a la hostelería de Eibar (localidad de 30.000 habitantes) de hacer el agosto en enero.La hostelería gijonesa sí sacó rendimiento de un encuentro en el que el Sporting derrotó al Eibar a la superstición, porque seguía en vigor el llamado 'gafe de Canal +'. Miles de aficionados siguieron el encuentro ante el televisor en chigres, cafeterías y sidrerías, aunque la mayor concentración de sportinguistas tuvo como escenario la sala de fiestas Dragón, alquilada para la ocasión por la peña Ultra Boys, que agrupó a cientos de seguidores adornados con bufandas y camisetas.
Desde la grada
Socorro Cabezas y Alfonso Esteban presenciaron el encuentro en Ipurúa, en compañía de su hija de quince años. El matrimonio disfruta este mes de vacaciones, así que aprovecha los partidos que el Sporting despacha acá y allá para poner al día su sportinguismo, ya que sus horarios laborales no les permiten seguir al equipo el resto del año. Reconocen que «desde la zona en la que nos ubicaron no se veía muy bien, pero es lo que hay, porque se trata de un campo pequeño. No notamos ningún tipo de hostilidad de la afición del Eibar, aunque tampoco es que hubiera mucho ambiente. Como nuestra afición no hay ninguna».Juan José Giraldo, otro de los aficionados que se acercó a Eibar, señala que «la grada y las calles estaban desangeladas. Es una pena que faltase la mareona en Ipurúa, aunque entendemos la decisión de no viajar. Los pocos que fuimos lo dimos todo, en nombre de toda nuestra afición, y creo que le hicimos llegar nuestro cariño al equipo, así que no me gustaría que nos considerasen esquiroles». Destaca, asimismo, el gesto de los jugadores del Sporting al pisar el terreno de juego enfundados en camisetas donde pedían respeto a la hinchada del club. Luego, para agrandar esa ofrenda, llegaron los goles.
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