Los aficionados del Racing que acompañaron al equipo hasta León han expresado sus quejas por el trato recibido por parte de la Policía Nacional durante la jornada del domingo y presentarán una queja ante el Defensor del Pueblo, tal y como adelantó ayer Bernardo Colsa, presidente de la Asociación de Peñas, que vivió en sus propias carnes el trato «desmedido» de los cuerpos de seguridad del Estado.
«Nunca había visto tanta animadversión contra una afición que nunca hemos dado ningún problema en el 99% de los casos y que no somos peligrosos», señala Colsa, que relata las razones de sus críticas. La mayoría de los aficionados racinguistas fueron ubicados en la Preferencia Este, reservada únicamente para ellos y la más castigada por el sol -en algunos momentos se llegaron a alcanzar 30 grados-. Esto provocó alguna bajada de tensión y mareos entre algunos aficionados, que tuvieron que ser atendidos por médicos que había entre el público y que solicitaron el traslado a cualquiera de las zonas de sombra del Reino de León, sobre todo en el caso de los menores presentes. La respuesta por parte de la Policía Nacional, según Colsa, fueron «malas formas, insultos, contestaciones fuera de tono y hasta algún empujón», al margen de la negativa a su petición. «Nos llamaron borregos y nos dijeron que fuimos nosotros los que elegimos estar junto a esa gentuza -en referencia al segmento de las Juventudes Verdiblancas presente entre los 500 aficionados racinguistas-». Colsa se queja de que tampoco les dejaron estar en el soportal superior que daba acceso a la tribuna, único lugar de sombra de esa zona.
El responsable de las peñas cree que este trato «fuera de lugar» que está recibiendo la afición racinguista se debe a las llamadas del Consejo de Administración del Racing a los clubes locales para que alerten a la hostelería y las fuerzas de seguridad de que «somos peligrosos y vamos a reventar los locales. Ya lo hicieron en Luanco y Guijuelo y no me extrañaría que lo hubieran hecho también en León».
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