La Comisión Disciplinaria de la FIFA ha decidido sancionar a la Federación Ucraniana por unos supuestos incidentes racistas y de índole fascista ocurridos el 6 de septiembre durante el partido internacional Ucrania-San Marino en Lviv. Unos incidentes recogidos en un informe por FARE, la asociación que lucha contra el racismo en el fútbol en Europa. Igualmente la FIFA también ha valorado un informe del colegiado sobre el uso de material pirotécnico por un sector de los aficionados. La consecuencia: Ucrania deberá jugar su siguiente partido en casa a puerta cerrada contra Polonia. Algo que los aficionados ucranianos no entienden.
“¿De dónde viene todo esto? Yo vi aquel partido… ¿De qué eslóganes fascistas o pancartas están hablando? No entendí muy bien a que se referían”, explica un seguidor.
Más allá va Artem Khudoleyev, activista de los grupos ‘ultras’ del Dinamo de Kiev: “Una vez más, estas acusaciones no son más que un nuevo intento de FARE para sacar dinero. Es impensable que los representantes de esta organización, sobre todo en Ucrania, luchen por un problema global. Luchan por tener la oportunidad de ser financiados, por tener la seguridad de financiarse en el futuro, y no van a escribir ese informe si no hay dinero por medio”.
El combinado nacional tampoco podrá jugar en el estado de Lviv hasta 2018. En Ucrania se defienden y argumentan que no hubo banderas fascistas ni gestos racistas. Se temen que el hecho de que el responsable del proyecto de FARE en Europa del Este sea polaco pueda tener algo que ver.
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