34 días. Eso es todo el tiempo que ha aguantado Alan Pardew sentado en el banquillo del CSKA Sofía. El inglés ha decidido abandonar su puesto como entrenador del conjunto búlgaro con motivo del comportamiento racista de los aficionados de su equipo, lanzando plátanos a sus propios jugadores negros durante el partido ante el Botev Plovdiv.
Una reducida cantidad de tiempo como técnico del CSKA Sofía pero suficiente para llevar al equipo hasta la final de la Copa y haber llegado a un acuerdo de renovación hace apenas unos días. De acuerdo con la información de 'Sky Sports', el inglés ha roto el contrato después del auténtico escándalo que vivió con sus seguidores más radicales.
"Mi tiempo aquí ha terminado. Los sucesos antes y después del partido contra el Botev Plovdiv (del pasado 19 de mayo) fueron inaceptables para mí, mi asistente Alex Dyer y los jugadores. Todos estábamos indignados por esta situación. Nuestros futbolistas tomaron la decisión de jugar sólo por lealtad y por proteger al club", se puede leer en el comunicado emitido por el exentrenador del West Ham y el Crystal Palace.
"El pequeño grupo de aficionados racistas organizados que intentaron sabotear este partido no es lo que quiero que represente mi equipo. Este no es un buen camino para el CSKA. Un club así merece mucho más. El pequeño grupo de aficionados racistas organizados que intentaron sabotear este partido no es lo que quiero que represente mi equipo. Este no es un buen camino para el CSKA. Un club así merece mucho más", concluye.
La derrota del CSKA Sofía frente al Levski Sofia en la final de la Copa de Bulgaria disputada el pasado mes de abril despertó el enfado de los ultras del conjunto búlgaro, produciéndose estas bochornosas actuaciones en el último encuentro. En un principio los jugadores se negaron a saltar al campo, pero finalmente lo hicieron por respeto a la entidad.
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