Pretendo mantener el listón empresarial como está y, si puedo, superarlo'. Con estas palabras se presentaba en sociedad el pasado martes el nuevo propietario y presidente del Cádiz C.F., Arturo Baldasano, el último de una larga lista de empresarios que ha decidido entrar en el capital de un equipo de fútbol. Un negocio 'estructuralmente deficitario', según los expertos de la industria consultados por Cinco Días y que, sin embargo, cada vez llama a más inversores que dedican su carrera a buscar la rentabilidad.
La pasada semana, y tras apenas un mes de cotización en Bolsa, el millonario luso José Berardo lanzó una oferta de 32 millones por el 85% del capital. Ayer, el derrocado ex presidente de Tailandia, Thaksin Shinawatra, anunciaba que se ha hecho con el Manchester City por 81,6 millones de libras (unos 121,5 millones de euros). Estos dos no son más que ejemplos de la creciente atracción que sienten los empresarios -y ahora también ex políticos- por la industria del balón, un negocio ruinoso pero que proporciona a los directivos un espacio para hacer nuevos contactos, cerrar negocios, lograr más notoriedad pública o colmar su vanidad. Antes que ellos fue el turno de Manuel Ruiz de Lopera (Betis) o Fernando Roig (Villarreal).
En las islas, con la compra del Manchester City ya son ocho los equipos en manos de extranjeros: el Manchester United, el Liverpool, el Aston Villa, el Chelsea, el Leicester, el Fulham, y el West Ham. No en vano es que la Premier League es la más rentable y la que más factura, con 2.000 millones en ventas en 2005/2006, según Deloitte. La Liga española es la tercera, con 1.158 millones.
El boom del fútbol en los noventa, basado en la televisión, ha llevado a muchos empresarios a entrar en esta industria aprovechando su éxito en negocios más lucrativos como la construcción. Pero su gestión deja mucho que desear. 'Los clubes', explica el ex presidente de la SEPI, Ignacio Ruiz-Jarabo Colomer, 'operan con una gran potencialidad de obtención de ingresos, y disponen de una fidelidad de sus clientes que envidiaría cualquier empresario, pero su deficiente gestión les ha llevado a un fuerte endeudamiento'.
Las sociedades anónimas deportivas, eso sí, van tomando nota del ejemplo inglés. Los empresarios han estado vinculados al negocio del balón desde que se creó la liga española en 1928. Durante más de 60 años, el negocio dependió exclusivamente de la venta de entradas en los estadios. Con la irrupción de la televisión y la globalización del negocio hicieron falta nuevas estrategias empresariales. El primero fue el Real Madrid, una de las tres entidades (junto con el F.C. Barcelona, el Athletic de Bilbao y el Osasuna) que aún siguen siendo clubes.
El artífice del cambio fue el presidente de ACS, Florentino Pérez, quien en un lustro de mandato introdujo palabras como marketing, recursos atípicos o venta de camisetas en la anticuada gestión del negocio. El Barça tardó en imitar a su rival el tiempo que le costó a Joan Laporta y a su vicepresidente económico Ferrán Soriano llegar al poder.
Las sociedades anónimas deportivas, no obstante, no gozan de tan buena salud y dependen de recalificaciones y de ampliaciones de capital para subsistir, lo que hace impensable que puedan cotizar en Bolsa a medio plazo, a diferencia de las entidades lusas, inglesas o alemanas. En el último lustro, una decena de clubes han ingresado más de 1.000 millones con cambios de uso del suelo.
Pero esta mala gestión no impide que la Liga siga atrayendo a empresarios como Baldasano, que ha tratado de presidir el Real Madrid por dos veces; o a extranjeros como Dimitri Piterman en el Racing de Santander o el Alavés; o el del mexicano Jorge Vergara, quien hace varios años intentó entrar en el Atlético de Madrid, y podría estudiar la compra de algún club de Segunda.Un ex político tailandés en Manchester
A la larga nómina de empresarios de todo el mundo que han acudido a la llamada de la liga más rica y rentable del mundo (la inglesa) se le ha unido una figura mucho más exótica: la del derrocado líder de Tailandia, Thaksin Shinawatra. El Manchester City anunció ayer su acuerdo con el ex primer ministro para traspasarle las acciones del club por 121,5 millones de euros.
Un golpe de Estado derrocó a Thaksin el pasado mes de septiembre, aprovechando un viaje a Nueva York (a la Asamblea de la ONU) del mandatario y le obligó a refugiarse en Londres. El nuevo Gobierno, legitimado por el Rey, ha iniciado una investigación contra el depuesto líder, y ayer le acusó de ocultar sus acciones en empresas y les ordenó que regresen al país, a la vez que congelaban alrededor de 1.500 millones de sus cuentas. La ley no permite a los ministros tener participaciones en empresas y les obliga a revelar sus bienes.
Ayer, sin embargo, fue día de sonrisas. 'Estoy encantado de que la dirección del Manchester haya recomendado mi apuesta por el equipo', señaló en una nota. 'Esto demuestra lo desesperados que estaban en el Manchester City por vender', opinó por su parte un analista londinense citado por Bloomberg.
La pasada semana, y tras apenas un mes de cotización en Bolsa, el millonario luso José Berardo lanzó una oferta de 32 millones por el 85% del capital. Ayer, el derrocado ex presidente de Tailandia, Thaksin Shinawatra, anunciaba que se ha hecho con el Manchester City por 81,6 millones de libras (unos 121,5 millones de euros). Estos dos no son más que ejemplos de la creciente atracción que sienten los empresarios -y ahora también ex políticos- por la industria del balón, un negocio ruinoso pero que proporciona a los directivos un espacio para hacer nuevos contactos, cerrar negocios, lograr más notoriedad pública o colmar su vanidad. Antes que ellos fue el turno de Manuel Ruiz de Lopera (Betis) o Fernando Roig (Villarreal).
En las islas, con la compra del Manchester City ya son ocho los equipos en manos de extranjeros: el Manchester United, el Liverpool, el Aston Villa, el Chelsea, el Leicester, el Fulham, y el West Ham. No en vano es que la Premier League es la más rentable y la que más factura, con 2.000 millones en ventas en 2005/2006, según Deloitte. La Liga española es la tercera, con 1.158 millones.
El boom del fútbol en los noventa, basado en la televisión, ha llevado a muchos empresarios a entrar en esta industria aprovechando su éxito en negocios más lucrativos como la construcción. Pero su gestión deja mucho que desear. 'Los clubes', explica el ex presidente de la SEPI, Ignacio Ruiz-Jarabo Colomer, 'operan con una gran potencialidad de obtención de ingresos, y disponen de una fidelidad de sus clientes que envidiaría cualquier empresario, pero su deficiente gestión les ha llevado a un fuerte endeudamiento'.
Las sociedades anónimas deportivas, eso sí, van tomando nota del ejemplo inglés. Los empresarios han estado vinculados al negocio del balón desde que se creó la liga española en 1928. Durante más de 60 años, el negocio dependió exclusivamente de la venta de entradas en los estadios. Con la irrupción de la televisión y la globalización del negocio hicieron falta nuevas estrategias empresariales. El primero fue el Real Madrid, una de las tres entidades (junto con el F.C. Barcelona, el Athletic de Bilbao y el Osasuna) que aún siguen siendo clubes.
El artífice del cambio fue el presidente de ACS, Florentino Pérez, quien en un lustro de mandato introdujo palabras como marketing, recursos atípicos o venta de camisetas en la anticuada gestión del negocio. El Barça tardó en imitar a su rival el tiempo que le costó a Joan Laporta y a su vicepresidente económico Ferrán Soriano llegar al poder.
Las sociedades anónimas deportivas, no obstante, no gozan de tan buena salud y dependen de recalificaciones y de ampliaciones de capital para subsistir, lo que hace impensable que puedan cotizar en Bolsa a medio plazo, a diferencia de las entidades lusas, inglesas o alemanas. En el último lustro, una decena de clubes han ingresado más de 1.000 millones con cambios de uso del suelo.
Pero esta mala gestión no impide que la Liga siga atrayendo a empresarios como Baldasano, que ha tratado de presidir el Real Madrid por dos veces; o a extranjeros como Dimitri Piterman en el Racing de Santander o el Alavés; o el del mexicano Jorge Vergara, quien hace varios años intentó entrar en el Atlético de Madrid, y podría estudiar la compra de algún club de Segunda.Un ex político tailandés en Manchester
A la larga nómina de empresarios de todo el mundo que han acudido a la llamada de la liga más rica y rentable del mundo (la inglesa) se le ha unido una figura mucho más exótica: la del derrocado líder de Tailandia, Thaksin Shinawatra. El Manchester City anunció ayer su acuerdo con el ex primer ministro para traspasarle las acciones del club por 121,5 millones de euros.
Un golpe de Estado derrocó a Thaksin el pasado mes de septiembre, aprovechando un viaje a Nueva York (a la Asamblea de la ONU) del mandatario y le obligó a refugiarse en Londres. El nuevo Gobierno, legitimado por el Rey, ha iniciado una investigación contra el depuesto líder, y ayer le acusó de ocultar sus acciones en empresas y les ordenó que regresen al país, a la vez que congelaban alrededor de 1.500 millones de sus cuentas. La ley no permite a los ministros tener participaciones en empresas y les obliga a revelar sus bienes.
Ayer, sin embargo, fue día de sonrisas. 'Estoy encantado de que la dirección del Manchester haya recomendado mi apuesta por el equipo', señaló en una nota. 'Esto demuestra lo desesperados que estaban en el Manchester City por vender', opinó por su parte un analista londinense citado por Bloomberg.
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