Hubo cruce de insultos entre las aficiones, pero no se produjeron incidentes
El dispositivo organizado por el Cuerpo Nacional de Policía con motivo del desplazamiento a Pamplona de un nutrido grupo de hinchas radicales del Real Zaragoza evitó que se produjeran altercados entre las dos aficiones, que desde hace tiempo mantienen unas tensas relaciones con incidentes diversos cada vez que navarros y aragoneses tienen que verse las caras sobre un terreno de juego.
Desde Zaragoza se desplazaron dos autobuses de aficionados maños, en su mayoría de la peña ultra Ligallo, quienes para evitar la acción de la Policía cogieron una ruta alternativa con intención de llegar a Pamplona. Sin embargo, los dos autocares fueron localizados en Tarazona, desde donde se puso en marcha el dispositivo de control para evitar que los ultras, unos cien, se movieran libremente en Navarra.
Primero fueron vigilados por una patrulla de la Guardia Civil y cuando llegaron a las cercanías de Pamplona, los efectivos de la Policía se encargaron de su custodia hasta la hora del partido. Tal y como estaba previsto, el grupo de los Ligallo entró al campo con el partido iniciado, concretamente en el minuto 14, un minuto antes de que los integrantes de la peña Indar Gorri comenzaran a animar. Fue en este instante cuando el cruce de insultos y de canciones provocativas entre unos y otros fue más elevado, pero conforme fueron pasando los minutos, la situación se tranquilizó. El grupo de radicales maños abandonó el estadio media hora después de acabar el partido.
El dispositivo organizado por el Cuerpo Nacional de Policía con motivo del desplazamiento a Pamplona de un nutrido grupo de hinchas radicales del Real Zaragoza evitó que se produjeran altercados entre las dos aficiones, que desde hace tiempo mantienen unas tensas relaciones con incidentes diversos cada vez que navarros y aragoneses tienen que verse las caras sobre un terreno de juego.
Desde Zaragoza se desplazaron dos autobuses de aficionados maños, en su mayoría de la peña ultra Ligallo, quienes para evitar la acción de la Policía cogieron una ruta alternativa con intención de llegar a Pamplona. Sin embargo, los dos autocares fueron localizados en Tarazona, desde donde se puso en marcha el dispositivo de control para evitar que los ultras, unos cien, se movieran libremente en Navarra.
Primero fueron vigilados por una patrulla de la Guardia Civil y cuando llegaron a las cercanías de Pamplona, los efectivos de la Policía se encargaron de su custodia hasta la hora del partido. Tal y como estaba previsto, el grupo de los Ligallo entró al campo con el partido iniciado, concretamente en el minuto 14, un minuto antes de que los integrantes de la peña Indar Gorri comenzaran a animar. Fue en este instante cuando el cruce de insultos y de canciones provocativas entre unos y otros fue más elevado, pero conforme fueron pasando los minutos, la situación se tranquilizó. El grupo de radicales maños abandonó el estadio media hora después de acabar el partido.
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