Más de 2.000 personas se manifestaron el domingo en el centro de Moscú en protesta contra la violencia racista que sacudió la capital desde la muerte de un aficionado al fútbol en una altercación con caucásicos, constató un fotógrafo de la AFP.
Los manifestantes gritaron "Rusia de todos" mientras agitaban carteles en los que se leía "Rusia sin fascismo" durante una concentración autorizada en la plaza Pushkin, en pleno corazón de la capital.
El gobernador de la región de Kirov, Nikita Belykh, el opositor Vladimir Ryjkov, actores, músicos y periodistas famosos participaron en la manifestación convocada por el escritor Viktor Chenderovich para denunciar "la xenofobia".
El racismo y la xenofobia ganan terreno en Moscú desde el desmoronamiento de la Unión Soviética. Cientos de miles de personas oriundas del Cáucaso ruso y de Asia central viven y trabajan en las grandes ciudades rusas para escapar de la miseria de sus regiones de origen.
El 11 de diciembre, una manifestación frente al Kremlin degeneró en enfrentamientos entre, por un lado, policías y, por otro, miles de militantes de extrema derecha y de aficionados al fútbol que reclamaban justicia para uno de los suyos, fallecido en una disputa con caucásicos.
Estos sucesos desencadenaron una oleada de violencia xenófoba. El 12 de diciembre, un ciudadano del Kirguistán, una ex república soviética de Asia central, murió en Moscú apuñalado por tres jóvenes.
La semana siguiente, un uzbeko de 22 años murió apuñado en Moscú y un vietnamita sufrió una agresión que le causó un traumatismo craneal.
Los manifestantes gritaron "Rusia de todos" mientras agitaban carteles en los que se leía "Rusia sin fascismo" durante una concentración autorizada en la plaza Pushkin, en pleno corazón de la capital.
El gobernador de la región de Kirov, Nikita Belykh, el opositor Vladimir Ryjkov, actores, músicos y periodistas famosos participaron en la manifestación convocada por el escritor Viktor Chenderovich para denunciar "la xenofobia".
El racismo y la xenofobia ganan terreno en Moscú desde el desmoronamiento de la Unión Soviética. Cientos de miles de personas oriundas del Cáucaso ruso y de Asia central viven y trabajan en las grandes ciudades rusas para escapar de la miseria de sus regiones de origen.
El 11 de diciembre, una manifestación frente al Kremlin degeneró en enfrentamientos entre, por un lado, policías y, por otro, miles de militantes de extrema derecha y de aficionados al fútbol que reclamaban justicia para uno de los suyos, fallecido en una disputa con caucásicos.
Estos sucesos desencadenaron una oleada de violencia xenófoba. El 12 de diciembre, un ciudadano del Kirguistán, una ex república soviética de Asia central, murió en Moscú apuñalado por tres jóvenes.
La semana siguiente, un uzbeko de 22 años murió apuñado en Moscú y un vietnamita sufrió una agresión que le causó un traumatismo craneal.
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