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“A esa hora todavía no había mucha gente unas veinte personas, pero se pusieron a pedir papeles a los que estaban allá parados haciendo cola y estuvieron una hora haciendo solamente eso, esa es la persecución que se nos hace a los extranjeros que no hemos hecho nada malo”, explicó Osorio. Durante el día, Hernando se gana la vida recorriendo eventos latinos en Madrid vendiendo banderas, durante la noche trabaja en cartelería revistiendo incansable las paredes de una ciudad que siente suya.
El día anterior al encuentro deportivo Hernando también aprovechó la afluencia de gente sacando boletos para vender sus banderas. Había colocado la bandera del Ecuador y la de Colombia en unos mástiles frente a las taquillas. “Llegaron los agentes y forzaron las banderas hasta que las cayeron al piso y se pararon sobre ellas, las pisaron”. Hernando cuenta que se enojó y trató de hacerles entender a los policías que aquello era “una falta de respeto hacia su patria y su país”.
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