Una historia de odios

Difícil determinar la génesis del intenso odio entre las hinchadas de Vélez y de San Lorenzo. Quizás nació en 1982, cuando San Lorenzo desarrollaba su inédita existencia en el torneo de Primera B en el José Amalfitani y a los dueños de casa les disgustó esa invasión del territorio . O por ahí fue en la década del 90, cuando Vélez pegó un gran estirón deportivo y llegó a la cúspide de América y del mundo haciendo que muchos de sus hinchas se animasen a apuntarle a San Lorenzo como clásico . Encima los auténticos clásicos de cada uno, Ferro Carril Oeste y Huracán, habían caído a la B Nacional.
Esa espiral de tensa rivalidad fue creciendo y los últimos años alcanzó un grado supremo de intransigencia .
Hubo enfrentamientos a golpes y trompadas de las barras en zonas neutrales, como en una playa de Mar del Plata y en una plaza de Mendoza, horas antes de jugar por los torneos de verano. También en la zona de Liniers: a comienzos de la década del 2000 se cruzaron en avenida Rivadavia, previo a que San Lorenzo jugase allí ante Chacarita y los hinchas de Vélez emprendiesen el viaje en micro a Avellaneda para jugar con Racing.
Un nuevo capítulo para encender más todavía la mecha se escribió en diciembre de 2003. San Lorenzo recibía a Vélez y hubo un desfile previo de sus peñas. Al llegar al sector de la tribuna visitante, desde adentro hicieron gestos e insultaron a los hinchas de Vélez. Para el partido siguiente, en Liniers, hubo otro desfile previo: los de Vélez pasearon sus copas internacionales y hubo burlas. Los hinchas de San Lorenzo, que lo entendieron como una revancha , enloquecieron y rompieron el alambrado. Pero habría episodios más graves en el futuro.
La absurda muerte de Emmanuel Alvarez, un hincha que nada tenía que ver con las barras, fue asesinado de un balazo mientras iba en uno de los micros velezanos rumbo al Nuevo Gasómetro, el 15 de marzo de 2008. En uno de los pocos casos resueltos de muerte en el fútbol, su asesino, un hincha de San Lorenzo que se había fugado a Uruguay, fue detenido y procesado. Esa luctuosa tarde, el partido se suspendió antes de comenzar y las escenas fueron similares a las de ayer: los hinchas destruyeron el alambrado, como protesta, para parar el partido.
El año pasado, tras un 0 a 0 en el Nuevo Gasómetro, un grupo de barras de San Lorenzo fue hasta Liniers a buscar a sus enemigos. Y sobre Barragán y Jonte hubo una dura batalla campal, a trompadas y a cuchillazos.
Se repitió la violencia en el partido del Apertura 2010. Una bandera exhibida por los hinchas visitantes ( “San Lorenzo=Falcón. Vélez=Toyota Libertadores” ), al final del partido, motivó la ira de los plateístas de San Lorenzo y se originó un intercambio de proyectiles. Y simultáneamente, La Buteler logró salir por un portón que debía estar cerrado y llegar hasta los micros de La Pandilla . Hubo un frustrado intento de robarle las banderas y bombos a los visitantes, y una tremenda pelea que desembocó en un barra local gravemente herido. Con gases de fondo por toda la cancha.
Esa misma tarde se empezó a preparar el desquite. Por eso, parecía acertada la decisión de prohibir la presencia de los visitantes en los Vélez-San Lorenzo de 2011. Hubiera sido lo más acertado. Porque, más allá de que el hincha de San Lorenzo ayer murió tras un episodio con la Policía, los incidentes eran más que previsibles. No alcanzó con el encomiable objetivo de Fernando Raffaini y Carlos Abdo. El odio, en este caso, era y es mucho más fuerte.