Los seguidores de los clubes de fútbol de Moscú y San Petersburgo están denunciando en las últimas semanas la política de la federación rusa de fútbol (RFU), a la que consideran culpable de cerrar los ojos ante los "privilegios" de los equipos de la zona del Cáucaso.
Los hinchas de los dos grandes equipos de Moscú, el Spartak y el CSKA, conocidos por su rivalidad, se han unido por una vez para condenar lo que consideran un trato de favor de la RFU a los tres clubes del Cáucaso (de los 16 que participan en la liga).
El martes, los fans del Lokomotiv de Moscú se unieron al movimiento de protesta y abandonaron las tribunas tras sólo una hora de juego, en un partido en casa contra el Spartak Nalchik, el equipo de la capital de la república caucásica de Kabardino-Balkaria, último en la tabla de clasificación.
Y es cierto que en los últimos tiempos los clubes del Cáucaso han realizado inversiones millonarias con el apoyo del Kremlin, que quiere promover una imagen de estabilidad en esta región donde hay actos violentos a diario y que vive una insurrección islamista.
Es el caso del Anzhi Makhachkala, un club de la república del Daguestán (más conocida por su inseguridad que por sus resultados deportivos), que gastó muchísimo dinero para contar con el brasileño Roberto Carlos, campeón del mundo en 2002. Ahora es tercero en la liga.
Por su parte el Terek Grozny, el club de la capital chechena, sorprendió en enero al fichar a Ruud Gullit, ex estrella del fútbol holandés, aunque el entrenador fue despedido el pasado martes por los malos resultados de un equipo que dirige Ramzan Kadyrov, el hombre fuerte de la región.
Según los hinchas de Moscú y San Petersburgo, el dinero que permite estos fichajes espectaculares a los clubes del Cáucaso es de origen dudoso y critican además la inseguridad de la región cuando sus equipos tienen que ir a jugar allí.
"Desde hace algunos años, los equipos del Cáucaso y sus seguidores ignoran las reglas de la comunidad del fútbol ruso", aseguran los hinchas del Spartak y del CSKA en un comunicado, y citan como ejemplo el hecho de que a sus no les cachean a la entrada del estadio como a los demás.
"Los equipos del Cáucaso Norte tienen un comportamiento deportivo indigno. Es algo que saben todas las personas relacionadas con el fútbol", añade el comunicado.
Para protestar, varias asociaciones de seguidores han pedido a sus simpatizantes que boicoteen los partidos cuando su equipo viaje al Cáucaso, una región que consideran muy peligrosa y en la que las autoridades, aseguran, no hacen nada para proteger a los visitantes.
El presidente de la liga rusa, Serguei Foursenko, anunció recientemente su intención de proponer una nueva ley en el parlamento ruso (Duma) para regular el comportamiento de los hinchas antes, durante y después de un partido de fútbol
Algunos clubes rusos, como el Zenit de San Petersburgo, son conocidos por el racismo de sus seguidores, que estuvieron implicados en los disturbios racistas en Moscú del pasado mes de diciembre, después de que un hincha del Spartak fuera agredido por jóvenes del Cáucaso Norte.
Los hinchas de los dos grandes equipos de Moscú, el Spartak y el CSKA, conocidos por su rivalidad, se han unido por una vez para condenar lo que consideran un trato de favor de la RFU a los tres clubes del Cáucaso (de los 16 que participan en la liga).
El martes, los fans del Lokomotiv de Moscú se unieron al movimiento de protesta y abandonaron las tribunas tras sólo una hora de juego, en un partido en casa contra el Spartak Nalchik, el equipo de la capital de la república caucásica de Kabardino-Balkaria, último en la tabla de clasificación.
Y es cierto que en los últimos tiempos los clubes del Cáucaso han realizado inversiones millonarias con el apoyo del Kremlin, que quiere promover una imagen de estabilidad en esta región donde hay actos violentos a diario y que vive una insurrección islamista.
Es el caso del Anzhi Makhachkala, un club de la república del Daguestán (más conocida por su inseguridad que por sus resultados deportivos), que gastó muchísimo dinero para contar con el brasileño Roberto Carlos, campeón del mundo en 2002. Ahora es tercero en la liga.
Por su parte el Terek Grozny, el club de la capital chechena, sorprendió en enero al fichar a Ruud Gullit, ex estrella del fútbol holandés, aunque el entrenador fue despedido el pasado martes por los malos resultados de un equipo que dirige Ramzan Kadyrov, el hombre fuerte de la región.
Según los hinchas de Moscú y San Petersburgo, el dinero que permite estos fichajes espectaculares a los clubes del Cáucaso es de origen dudoso y critican además la inseguridad de la región cuando sus equipos tienen que ir a jugar allí.
"Desde hace algunos años, los equipos del Cáucaso y sus seguidores ignoran las reglas de la comunidad del fútbol ruso", aseguran los hinchas del Spartak y del CSKA en un comunicado, y citan como ejemplo el hecho de que a sus no les cachean a la entrada del estadio como a los demás.
"Los equipos del Cáucaso Norte tienen un comportamiento deportivo indigno. Es algo que saben todas las personas relacionadas con el fútbol", añade el comunicado.
Para protestar, varias asociaciones de seguidores han pedido a sus simpatizantes que boicoteen los partidos cuando su equipo viaje al Cáucaso, una región que consideran muy peligrosa y en la que las autoridades, aseguran, no hacen nada para proteger a los visitantes.
El presidente de la liga rusa, Serguei Foursenko, anunció recientemente su intención de proponer una nueva ley en el parlamento ruso (Duma) para regular el comportamiento de los hinchas antes, durante y después de un partido de fútbol
Algunos clubes rusos, como el Zenit de San Petersburgo, son conocidos por el racismo de sus seguidores, que estuvieron implicados en los disturbios racistas en Moscú del pasado mes de diciembre, después de que un hincha del Spartak fuera agredido por jóvenes del Cáucaso Norte.
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