Casi 70.000 personas desbordaron las tribunas, taludes y plateas del estadio Centenario para poder vivir la final de la Copa Libertadores entre Peñarol y Santos.
Los hinchas carboneros, que asistieron en gran número cuando aún faltaban tres horas para el comienzo del encuentro le pusieron un marco espléndido al encuentro. Ya más cerca del comienzo del partido no cabía ni un alfiler, y al grito de “La Copa Libertadores es mi obsesión”, las gradas comenzaron a vibrar.
Los humos de colores, las bengalas, los fuegos artificiales, el papel picado, las banderas y la impresionante cantidad de globos amarillos y negros le dieron un marco único a la final. El recibimiento volvió a ser emocionante, y dejó boquiabiertos a todos los presentes.
Más allá de lo que suceda en la revancha en Brasil, el hincha de Peñarol se puede ir feliz. Sumando la totalidad de los encuentros que se han disputado a lo largo del torneo, la Copa Libertadores de las tribunas la ganó por goleada.
Los hinchas carboneros, que asistieron en gran número cuando aún faltaban tres horas para el comienzo del encuentro le pusieron un marco espléndido al encuentro. Ya más cerca del comienzo del partido no cabía ni un alfiler, y al grito de “La Copa Libertadores es mi obsesión”, las gradas comenzaron a vibrar.
Los humos de colores, las bengalas, los fuegos artificiales, el papel picado, las banderas y la impresionante cantidad de globos amarillos y negros le dieron un marco único a la final. El recibimiento volvió a ser emocionante, y dejó boquiabiertos a todos los presentes.
Más allá de lo que suceda en la revancha en Brasil, el hincha de Peñarol se puede ir feliz. Sumando la totalidad de los encuentros que se han disputado a lo largo del torneo, la Copa Libertadores de las tribunas la ganó por goleada.
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