El Atlético tenía dos partidos que disputar en la noche del miércoles. Uno sobre el césped, en el que todo se lo jugaban los futbolistas contra el Liverpool (1-1). Y otro fuera de él. En este segundo duelo participaba mucha más gente. Véase, 55.000 aficionados, empleados de seguridad, Policía, empleados del club, prensa... Enfrente, la UEFA. No como rival, pero sí como juez.
Ya lo había avisado el máximo organismo del fútbol continental. El choque ante el Liverpool era un examen al club rojiblanco en todos los aspectos. En juego, el cierre del estadio un hipotético tercer partido. La nota para el Atlético, sobresaliente.
Y es que parece que en la entidad del Manzanares se lo tomaron en serio ya que, si bien en el choque ante el Olympique no se observaron disturbios como para una sanción como la que le ha caído al Atlético, en el de ayer el estadio fue una balsa de aceite.
Todo estuvo bajo control
Lo que más preocupaba en los despachos de la ribera del Manzanares era controlar a los más de 3.000 hinchas ingleses que acudieron al estadio. Pues bien, ningún problema. Actitud modélica de los supporters y perfecta coordinación de las fuerzas de seguridad españolas e inglesas. Ya a 100 metros del estadio los aficionados reds tenían que pasar el primero de los controles, en el que tenían que mostrar su localidad. Más tarde, dos cacheos y al fondo norte. Colocaron sus pancartas, saltaron, cantaron y animaron sin crear problemas a las fuerzas de seguridad. Todo un ejemplo. Es más, al finalizar el partido, las dos aficiones se abrazaron y cantaron al unísono.
El Calderón no quiso dejar pasar la oportunidad de hacer saber a la UEFA su enfado por la sanción. Los 55.000 espectadores obsequiaron a Platini y compañía con una sonora pitada mientras sonaba el famoso himno de la Champions. Algún sector se animó a protestar poniéndose de espalda mientras sonaba el himno.
Ya lo había avisado el máximo organismo del fútbol continental. El choque ante el Liverpool era un examen al club rojiblanco en todos los aspectos. En juego, el cierre del estadio un hipotético tercer partido. La nota para el Atlético, sobresaliente.
Y es que parece que en la entidad del Manzanares se lo tomaron en serio ya que, si bien en el choque ante el Olympique no se observaron disturbios como para una sanción como la que le ha caído al Atlético, en el de ayer el estadio fue una balsa de aceite.
Todo estuvo bajo control
Lo que más preocupaba en los despachos de la ribera del Manzanares era controlar a los más de 3.000 hinchas ingleses que acudieron al estadio. Pues bien, ningún problema. Actitud modélica de los supporters y perfecta coordinación de las fuerzas de seguridad españolas e inglesas. Ya a 100 metros del estadio los aficionados reds tenían que pasar el primero de los controles, en el que tenían que mostrar su localidad. Más tarde, dos cacheos y al fondo norte. Colocaron sus pancartas, saltaron, cantaron y animaron sin crear problemas a las fuerzas de seguridad. Todo un ejemplo. Es más, al finalizar el partido, las dos aficiones se abrazaron y cantaron al unísono.
El Calderón no quiso dejar pasar la oportunidad de hacer saber a la UEFA su enfado por la sanción. Los 55.000 espectadores obsequiaron a Platini y compañía con una sonora pitada mientras sonaba el famoso himno de la Champions. Algún sector se animó a protestar poniéndose de espalda mientras sonaba el himno.
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