La arbitraria sanción de la UEFA no pudo contra el más puro sentir rojiblanco. Un centenar de aficionados del Atlético de Madrid desafiaron la 'veda europea' y el frío para plantar cara a la sanción gritando, cantando y celebrando por sus amados colores. Una noche de las que hacen afición.
Primero fueron diez, luego treinta, y cuando faltaban unos pocos minutos para el comienzo del partido llegaron a ser más de un centenar para fundirse en un abrazo simbólico de puro amor rojiblanco. El Atlético de Madrid nunca estuvo solo en la 'Noche de Puertas Cerradas' gracias a sus incondicionales aficionados.
Pese a Michel Platini, a la veda de la UEFA y a la saña de un Olympique de Marsella que exageró la nota para tratar de rascar un miserable rédito deportivo en los escritorios, la Patria Colchonera hizo piña en la noche del miércoles y convirtió al 'muerto' Vicente Calderón en el más dulce de los cementerios.
Las imágenes, las 'instantáneas futboleras' de la noche ya están dando la vuelta al mundo con ese puñado de heroicos colchoneros dejándose la piel extramuros, gritando para calentar la garganta y el corazón en la gélida noche madrileña.
Mientras tanto, dentro del estadio, en el palco VIP del Calderón, los 'popes' directivos y veedores de la UEFA masticaban el frío en silencio. Vaya coñazo, ¿verdad? Faltaba Mariano Rajoy a su lado para ayudarles a digerir semejante marrón.
Los que disfrutaban, y sentían, y se abrazaban y se estremecían, eran los vedados. Los prohibidos. Los exonerados. Esos hinchas que recordarán de por vida esta victoria por 2-1 ante el PSV Eindhoven pese a las puertas cerradas.
Los hinchas que calaron hondo con sus gritos en el ánimo de los jugadores colchoneros, derribando simbólicamente los muros del Calderón, como admitió Diego Forlán.
Dijo el uruguayo tras el partido: "Ellos estuvieron con nosotros, oímos sus gritos tras cada gol aunque estuvieran fuera del estadio. Nunca en mi vida había pasado por una situación así, jugando sin público. Esto no es fútbol".
Tiene razón Forlán. No es fútbol. Lo de los hinchas del Atlético de Madrid es mucho más que eso. Es un sentimiento.
Primero fueron diez, luego treinta, y cuando faltaban unos pocos minutos para el comienzo del partido llegaron a ser más de un centenar para fundirse en un abrazo simbólico de puro amor rojiblanco. El Atlético de Madrid nunca estuvo solo en la 'Noche de Puertas Cerradas' gracias a sus incondicionales aficionados.
Pese a Michel Platini, a la veda de la UEFA y a la saña de un Olympique de Marsella que exageró la nota para tratar de rascar un miserable rédito deportivo en los escritorios, la Patria Colchonera hizo piña en la noche del miércoles y convirtió al 'muerto' Vicente Calderón en el más dulce de los cementerios.
Las imágenes, las 'instantáneas futboleras' de la noche ya están dando la vuelta al mundo con ese puñado de heroicos colchoneros dejándose la piel extramuros, gritando para calentar la garganta y el corazón en la gélida noche madrileña.
Mientras tanto, dentro del estadio, en el palco VIP del Calderón, los 'popes' directivos y veedores de la UEFA masticaban el frío en silencio. Vaya coñazo, ¿verdad? Faltaba Mariano Rajoy a su lado para ayudarles a digerir semejante marrón.
Los que disfrutaban, y sentían, y se abrazaban y se estremecían, eran los vedados. Los prohibidos. Los exonerados. Esos hinchas que recordarán de por vida esta victoria por 2-1 ante el PSV Eindhoven pese a las puertas cerradas.
Los hinchas que calaron hondo con sus gritos en el ánimo de los jugadores colchoneros, derribando simbólicamente los muros del Calderón, como admitió Diego Forlán.
Dijo el uruguayo tras el partido: "Ellos estuvieron con nosotros, oímos sus gritos tras cada gol aunque estuvieran fuera del estadio. Nunca en mi vida había pasado por una situación así, jugando sin público. Esto no es fútbol".
Tiene razón Forlán. No es fútbol. Lo de los hinchas del Atlético de Madrid es mucho más que eso. Es un sentimiento.
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