Un nuevo escándalo se cierne sobre el presidente del Real Madrid y se centra en la controvertida Asamblea de Compromisarios que se celebró el pasado 7 de diciembre y que aprobó las cuentas del club y el nombramiento de la nueva Junta Electoral.
Según desvela Marca, ante la más que probable derrota Calderón a la hora de aprobar sus cuentas, el presidente blanco "manipuló premeditadamente la composición de la Asamblea de compromisarios y adulteró el resultado de las votaciones", asegura el diario deportivo. Y para conseguir cambiar el resultado de las votaciones infiltró a un numeroso grupo de personas en la Asamblea, de su circulo de confianza, como si fueran socios compromisarios para que apoyaran sus medidas. De hecho, muchos de estos individuos no eran ni socios del Real Madrid.
Estos "infiltrados" de Ramón Calderón accedieron a la zona de compromisarios antes de que se abrieran las puertas del Palacio de Congresos. Y una vez que entraron los primeros socios que aguardaban a las puertas se sorprendieron de ver a este grupo ya ocupando estratégicamente sus lugares y debidamente acreditados.
Sin embargo, estos falsos socios compromisarios no sólo votaron a favor de todas las gestiones del presidente del Real Madrid sino que increparon, insultaron e intimidaron a los críticos con la gestión de los actuales dirigentes. Tal y como informa el diario, algunos de estos "protegidos" de la Junta Directiva trabajaron en la candidatura de Ramón Calderón durante la campaña electoral y pasaron a ser empleados del club en cuanto llegó a la presidencia.
Incluso ninguno de ellos se presentó a las elecciones a socios compromisarios puesto que los que son socios, no todos, no tenían la antigüedad de un año que exigen los estatutos del Real Madrid. Pero otro hecho grave que se produjo es que al no ser ni socios no tenían derecho a estar en el interior del Palacio de Congresos ya no como compromisarios sino ni como oyentes.
Una de las polémicas que más se pudo observar en los medios de comunicación fue la presencia de los Ultras Sur apoyando la gestión de Ramón Calderón. En este sentido, casi medio centenar de socios se tuvieron que quedar sin poder entrar en la Asamblea porque la tribuna de invitados estaba copada por la presencia de los radicales blancos que se dedicaron a interrumpir, intimidar e insultar a los críticos del mandatario blanco.
De este modo, varios ultras pudieron pasear por la zona de butacas, reservada exclusivamente a los compromisarios, con total impunidad desde donde profirieron insultos y amenazas. Esto obligó a que antidisturbios de la Policía se personaran en el Palacio de Congresos de Madrid.
Pero la manipulación de Calderón no acabó con estos hechos sino que para favorecer sus actuaciones económicas alteró el turno de intervenciones previas a las votaciones. Para ello, colaron a una veintena de compromisarios afines que ya estaban inscritos en la lista antes incluso de que se abriera el plazo para los socios. Los críticos tuvieron que esperar su turno y una vez que llegó desde el club les cortaron el micrófono sin miramientos donde un empleado junto con miembros de seguridad les instó a bajar del estrado.
Estos hechos propios de una "república bananera" y no del equipo más laureado de la historia continuaron a lo largo de esa jornada, para vergüenza de muchos aficionados. Ante las amenazas e insultos constantes, varios socios pidieron que se votara en urna, por tanto con voto secreto, pero el club se negó a pesar de tenerlas preparadas. Y el recuento se hizo a ojo a través de unas azafatas que habían sido previamente contratadas por el propio club.
Según desvela Marca, ante la más que probable derrota Calderón a la hora de aprobar sus cuentas, el presidente blanco "manipuló premeditadamente la composición de la Asamblea de compromisarios y adulteró el resultado de las votaciones", asegura el diario deportivo. Y para conseguir cambiar el resultado de las votaciones infiltró a un numeroso grupo de personas en la Asamblea, de su circulo de confianza, como si fueran socios compromisarios para que apoyaran sus medidas. De hecho, muchos de estos individuos no eran ni socios del Real Madrid.
Estos "infiltrados" de Ramón Calderón accedieron a la zona de compromisarios antes de que se abrieran las puertas del Palacio de Congresos. Y una vez que entraron los primeros socios que aguardaban a las puertas se sorprendieron de ver a este grupo ya ocupando estratégicamente sus lugares y debidamente acreditados.
Sin embargo, estos falsos socios compromisarios no sólo votaron a favor de todas las gestiones del presidente del Real Madrid sino que increparon, insultaron e intimidaron a los críticos con la gestión de los actuales dirigentes. Tal y como informa el diario, algunos de estos "protegidos" de la Junta Directiva trabajaron en la candidatura de Ramón Calderón durante la campaña electoral y pasaron a ser empleados del club en cuanto llegó a la presidencia.
Incluso ninguno de ellos se presentó a las elecciones a socios compromisarios puesto que los que son socios, no todos, no tenían la antigüedad de un año que exigen los estatutos del Real Madrid. Pero otro hecho grave que se produjo es que al no ser ni socios no tenían derecho a estar en el interior del Palacio de Congresos ya no como compromisarios sino ni como oyentes.
Una de las polémicas que más se pudo observar en los medios de comunicación fue la presencia de los Ultras Sur apoyando la gestión de Ramón Calderón. En este sentido, casi medio centenar de socios se tuvieron que quedar sin poder entrar en la Asamblea porque la tribuna de invitados estaba copada por la presencia de los radicales blancos que se dedicaron a interrumpir, intimidar e insultar a los críticos del mandatario blanco.
De este modo, varios ultras pudieron pasear por la zona de butacas, reservada exclusivamente a los compromisarios, con total impunidad desde donde profirieron insultos y amenazas. Esto obligó a que antidisturbios de la Policía se personaran en el Palacio de Congresos de Madrid.
Pero la manipulación de Calderón no acabó con estos hechos sino que para favorecer sus actuaciones económicas alteró el turno de intervenciones previas a las votaciones. Para ello, colaron a una veintena de compromisarios afines que ya estaban inscritos en la lista antes incluso de que se abriera el plazo para los socios. Los críticos tuvieron que esperar su turno y una vez que llegó desde el club les cortaron el micrófono sin miramientos donde un empleado junto con miembros de seguridad les instó a bajar del estrado.
Estos hechos propios de una "república bananera" y no del equipo más laureado de la historia continuaron a lo largo de esa jornada, para vergüenza de muchos aficionados. Ante las amenazas e insultos constantes, varios socios pidieron que se votara en urna, por tanto con voto secreto, pero el club se negó a pesar de tenerlas preparadas. Y el recuento se hizo a ojo a través de unas azafatas que habían sido previamente contratadas por el propio club.
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