Los Mossos d'Esquadra ya han detenido como mínimo a cinco de los jugadores del equipo 'Bada Bing', de Barcelona, que el sábado supuestamente agredieron a los jugadores inmigrantes de otro club, el Rosario Central, según confirmaron a Europa Press fuentes policiales.
La policía catalana les atribuye, por el momento, sólo delitos de lesiones, pero les ha detenido por la gravedad de la agresión y piensa llevarlos ante el juez de guardia.
Entre los detenidos se encuentra Valentín M., de 26 años, que fue condenado en 2002 a ocho años de internamiento en un centro juvenil y a cinco años de libertad vigilada por matar a otro joven al salir de una discoteca, en lo que se conoció como 'crimen de la Vila Olímpica'.
El joven cumplió la pena durante tres años y medio en un centro juvenil y la cárcel de jóvenes de Trinitat. Después pasó a la prisión de Quatre Camins, cuyos responsables pidieron al juez hace cuatro meses concederle el tercer grado penitenciario.
Por ello, podía jugar a fútbol los fines de semana, según explicaron a fuentes cercanas al caso. El partido del sábado entre ambos clubes fue suspendido por el árbitro tras la expulsión de un jugador del Bada Bing.
Entonces, los jugadores y aficionados de este club empezaron supuestamente a proferir insultos racistas, amenazas de muerte y golpes a los jugadores y aficionados del Rosario Central, que cuenta con miembros de siete nacionalidades distintas.
La policía catalana les atribuye, por el momento, sólo delitos de lesiones, pero les ha detenido por la gravedad de la agresión y piensa llevarlos ante el juez de guardia.
Entre los detenidos se encuentra Valentín M., de 26 años, que fue condenado en 2002 a ocho años de internamiento en un centro juvenil y a cinco años de libertad vigilada por matar a otro joven al salir de una discoteca, en lo que se conoció como 'crimen de la Vila Olímpica'.
El joven cumplió la pena durante tres años y medio en un centro juvenil y la cárcel de jóvenes de Trinitat. Después pasó a la prisión de Quatre Camins, cuyos responsables pidieron al juez hace cuatro meses concederle el tercer grado penitenciario.
Por ello, podía jugar a fútbol los fines de semana, según explicaron a fuentes cercanas al caso. El partido del sábado entre ambos clubes fue suspendido por el árbitro tras la expulsión de un jugador del Bada Bing.
Entonces, los jugadores y aficionados de este club empezaron supuestamente a proferir insultos racistas, amenazas de muerte y golpes a los jugadores y aficionados del Rosario Central, que cuenta con miembros de siete nacionalidades distintas.
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