El prófugo fue identificado como César Da Silva, de 23 años, hijo de Eugenia Da Silva Ferreira. Ambos residen en el kilómetro 20 de la Ruta I, en el barrio Anahí de Capiatá.
Según los investigadores, Da Silva fue individualizado por testigos como el autor del disparo que acabó con la vida del estudiante Carlos Alberto Paniagua (21), quien residía en el barrio Tokyo de la misma ciudad.
El crimen ocurrió sobre el kilómetro 19,5 de la Ruta I, pocas cuadras antes de la casa del joven.
La fiscala del caso Elsa Idoyaga manifestó que Paniagua subió al bus en San Lorenzo, luego de salir de su facultad, en coincidencia con los hinchas del club Cerro Porteño.
El colectivo fue seguido por motociclistas que portaban armas y que aparentemente eran de la barra de Olimpia.
En el kilómetro 19, a la altura del barrio Tokyo, el bus detuvo la marcha para descenso de pasajeros y los motociclistas aprovecharon para ubicarse al costado de la unidad y atacaron a los pasajeros con honditas y piedras.
En un momento, César Da Silva empuñó una pistola y efectuó tres disparos. Uno de los proyectiles impactó en el pecho del estudiante, quien falleció.
Intervención
Alrededor de las 10:00 de ayer, una comitiva fiscal-policial encabezada por la misma Elsa Idoyaga cateó la vivienda de César Da Silva en busca del sospechoso y de evidencias.
Un hermano de 17 años del fugitivo dijo a los intervinientes que este tipo de peleas entre fanáticos es “normal”.
Madre cómplice
La madre del prófugo, Eugenia Da Silva, fue detenida en la casa por disposición de la fiscala.
La representante del Ministerio Público basó su decisión en que la madre fue cómplice del hecho, porque ocultó a su hijo en la casa de un vecino, tras enterarse de que había asesinado a otra persona.
Se presume que el presunto homicida se encuentra oculto en Quiindy, departamento de Paraguarí, puesto que en esa zona residen varios de sus parientes.
“APF es hipócrita”
El fiscal de la unidad de prevención de delitos, Blas Imás, dijo que “la Asociación Paraguaya de Fútbol (APF) no presenta interés real en evitar violencia en los encuentros deportivos. Sus propuestas son hipócritas, solo les importa recaudar”. Agregó que la APF tiene responsabilidad moral, ya que recaudan en cada encuentro deportivo. “Tiene que ser más humano”, dijo.
Según los investigadores, Da Silva fue individualizado por testigos como el autor del disparo que acabó con la vida del estudiante Carlos Alberto Paniagua (21), quien residía en el barrio Tokyo de la misma ciudad.
El crimen ocurrió sobre el kilómetro 19,5 de la Ruta I, pocas cuadras antes de la casa del joven.
La fiscala del caso Elsa Idoyaga manifestó que Paniagua subió al bus en San Lorenzo, luego de salir de su facultad, en coincidencia con los hinchas del club Cerro Porteño.
El colectivo fue seguido por motociclistas que portaban armas y que aparentemente eran de la barra de Olimpia.
En el kilómetro 19, a la altura del barrio Tokyo, el bus detuvo la marcha para descenso de pasajeros y los motociclistas aprovecharon para ubicarse al costado de la unidad y atacaron a los pasajeros con honditas y piedras.
En un momento, César Da Silva empuñó una pistola y efectuó tres disparos. Uno de los proyectiles impactó en el pecho del estudiante, quien falleció.
Intervención
Alrededor de las 10:00 de ayer, una comitiva fiscal-policial encabezada por la misma Elsa Idoyaga cateó la vivienda de César Da Silva en busca del sospechoso y de evidencias.
Un hermano de 17 años del fugitivo dijo a los intervinientes que este tipo de peleas entre fanáticos es “normal”.
Madre cómplice
La madre del prófugo, Eugenia Da Silva, fue detenida en la casa por disposición de la fiscala.
La representante del Ministerio Público basó su decisión en que la madre fue cómplice del hecho, porque ocultó a su hijo en la casa de un vecino, tras enterarse de que había asesinado a otra persona.
Se presume que el presunto homicida se encuentra oculto en Quiindy, departamento de Paraguarí, puesto que en esa zona residen varios de sus parientes.
“APF es hipócrita”
El fiscal de la unidad de prevención de delitos, Blas Imás, dijo que “la Asociación Paraguaya de Fútbol (APF) no presenta interés real en evitar violencia en los encuentros deportivos. Sus propuestas son hipócritas, solo les importa recaudar”. Agregó que la APF tiene responsabilidad moral, ya que recaudan en cada encuentro deportivo. “Tiene que ser más humano”, dijo.
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