"¡Régimen! Ten mucho miedo de nosotros Vamos esta noche con la intención Los seguidores de Al Ahly incendiarán todo Dios todopoderoso nos hará victoriosos. ¡Vamos, gamberros!" Canto de los Ultras Al Ahly, antes de la revolución egipcia.
Era como si un dique se hubiera roto, por fin y por una vez no hubo represalias.
Unos 7,000 aficionados al Al Ahly, el equipo de soccer más grande de Egipto, se reunieron para el primer partido de la temporada de futbol y corearon los nombres del régimen y de los burócratas contra los que han combatido durante los últimos cuatro años.
"¡Ch*** tu madre, Hosni Mubarak!", gritó Assad, el líder del grupo militante ultra de Al Ahly, Al Ahlawy, ante la policía frente a él. Miles siguieron el ejemplo. "¡Vaya a ch*** a su ministro, Habib al Adly!"
Este espectáculo de disidencia hubiera sido implacablemente interrumpido hace unos meses. Sin embargo, Mubarak y Al Adly –el ex ministro del Interior y el hombre formalmente a cargo de la odiada fuerza de policía de Egipto- están bajo arresto.
"La policía abusaba de nosotros todos los días", dijo Assad. "Ahora es nuestro momento". Aun así, no quiso que su nombre real fuera usado, por temor a ser detenido.
El mayor derbi futbolístico de África divide a El Cairo entre el rojo del Al Ahly, el equipo más laureado y un club cuya identidad se relaciona con los pobres, los devotos y los nacionalistas; y el blanco del Zamalek, un equipo seguido por intelectuales, poetas y extranjeros.
Tradicionalmente, ha sido uno de los clásicos más violentos en el futbol mundial. El partido tiene lugar en el neutral Estadio Internacional de El Cairo, bajo una fuerte custodia policial.
Sin embargo, meses atrás, los ultras de ambos equipos se mantuvieron codo con codo durante la revolución de Egipto. Y aunque ésta ha sido bautizada como la 'Revolución Facebook', fue una revolución de futbol también, en la que los grupos organizados de aficionados desempeñaron un papel crucial.
Pero la unión ha desaparecido. La Liga Premier Egipcia fue casi cancelada, por temores de que la violencia entre los aficionados a estos equipos de futbol desestabilizara aún más al país.
Se decidió continuar la temporada, pero la liga ha estado marcada por el recrudecimiento de la violencia entre los grupos rivales, así como por la purga de los partidarios de Mubarak de la Asociación Egipcia de futbol, incluyendo al entrenador nacional más exitoso del país, Hassan Shehata .
Su incapacidad para clasificar a la Copa Africana de Naciones pudo haber sido el pretexto para su destitución, pero su apoyo a Mubarak significa que pocos lloraron su salida.
"Vivir bajo Mubarak era como vivir bajo el comunismo en Europa del Este... nadie podía hablar con el otro, ya que tenían el potencial para organizar", explicó Assad.
"El concepto completo de una organización independiente no existía, ni sindicatos, ni partidos políticos. Luego comenzamos a organizar porras ultras de futbol... para ellos era la juventud, en gran número, personas muy inteligentes que podrían movilizarse rápidamente. Ellos nos temían".
Al Ahlawy pronto se convirtió en algo más violento y antiautoritario. Sus miembros fueron golpeados y arrestados arbitrariamente; los aficionados fueron acosados, desnudados y humillados.
Assad había sido detenido y encarcelado. Los partidos de futbol de Al Ahly proporcionaban un microcosmos de la mano dura que el país sentía a diario en el Egipto de Mubarak.
"Cuanto más trataban de poner presión sobre nosotros, más crecíamos en un estatus de culto. El Ministerio y los medios de comunicación nos llamaban una pandilla, muy violentos", dijo Assad.
"No se trataba sólo de apoyar a un equipo; estábamos luchando contra un sistema y contra el país como un todo, combatiendo contra la policía, contra el gobierno, luchando por nuestros derechos... esto era algo nuevo, algo como una semilla que fue plantada cuatro años atrás".
Las habilidades que Assad y su Al Ahlawy habían perfeccionado durante cuatro años de lucha contra la policía les sirvieron cuando la revolución del 25 de enero y el 'Día de la Ira' se llevaron a cabo.
"¡No quiero decir que fuimos los únicos responsables de derribar a Mubarak!", comentó Assad. "Nuestro papel fue hacer soñar a la gente, haciéndoles saber que si un policía te golpea, puedes devolver el golpe. Este era un estado policial. Nuestro papel comenzó a principios de la revolución. Durante la revolución, se produjo la Hermandad Musulmana, los activistas y los ultras. Eso es todo".
¿Y qué pasa con sus odiados rivales, el Zamalek y su grupo de Ultras Caballeros Blancos? ¿Unieron fuerzas en el frente? "Durante unas horas", dijo el líder de los aficionados. "Pero yo no podía hacerlo por mucho tiempo".
Los Ultras Caballeros Blancos fueron más magnánimos. Uno de sus líderes, Ahmed, acordó reunirse con CNN en la Ciudad de Nasr, pero con cautela.
A principios de este año, los aficionados del Zamalek irrumpieron en el terreno de juego durante un partido de la Liga de Campeones africana contra el club tunecino Africain, destruyendo las porterías y atacando a los jugadores.
Su grupo había sido acusado. Ahora las autoridades estaban arrestando a sus líderes. Los tres hombres sentados en el café de Costa no parecían en absoluto revolucionarios violentos.
Ahmed, de suave carácter, un hombre fuerte de veintitantos años, era gerente de producción; Mohammed, abogado, y Massoud, un estudiante.
"Hay una guerra entre nosotros y la policía", dijo Ahmed.
"En el Día de la Ira (28 de enero) hicimos un plan", añadió Mohammed. "Cada grupo, cada uno de 20, viajábamos por separado... Por nuestra cuenta, no éramos nada. Pero como un grupo en la plaza éramos una gran potencia... 10,000, 15,000 personas que luchaban sin ningún temor. Los ultras eran los líderes de la batalla".
La victoria no llegó sin costo. Tres de ellos fueron asesinados, según Ahmed, "uno en Suez, uno en Alejandría, uno en El Cairo. Y un montón de lesionados. Uno recibió un disparo en el estómago".
¿Volverá su vieja rivalidad con Al Ahly?
"Durante la marcha celebramos con los demás. Estábamos luchando con Al Ahlawy en la primera línea", Ahmed recordó. "Estamos tratando de hacer un tratado de paz con Al Ahlawy, porque estamos luchando en la misma dirección".
Ahora hay un campeonato a disputar, y el monopolio de Al Ahly podría ser roto por primera vez en seis años. Pero con un puñado de juegos, Al Ahly ha irrumpido de nuevo en la cima de la liga. Es un juego que el Zamalek no debe perder.
"Vamos a volver a la plaza Tahrir", prometió Amir, si vencen al Al Ahly en el Estadio Internacional de El Cairo frente a 79,000 aficionados y logran un gran paso hacia la obtención del título.
"Vamos a celebrar nuestra revolución, celebrar nuestra victoria, y celebrar nuestro campeonato". Sin embargo, los ultras rivales de Al Ahlawy pueden tener diferentes planes.
Era como si un dique se hubiera roto, por fin y por una vez no hubo represalias.
Unos 7,000 aficionados al Al Ahly, el equipo de soccer más grande de Egipto, se reunieron para el primer partido de la temporada de futbol y corearon los nombres del régimen y de los burócratas contra los que han combatido durante los últimos cuatro años.
"¡Ch*** tu madre, Hosni Mubarak!", gritó Assad, el líder del grupo militante ultra de Al Ahly, Al Ahlawy, ante la policía frente a él. Miles siguieron el ejemplo. "¡Vaya a ch*** a su ministro, Habib al Adly!"
Este espectáculo de disidencia hubiera sido implacablemente interrumpido hace unos meses. Sin embargo, Mubarak y Al Adly –el ex ministro del Interior y el hombre formalmente a cargo de la odiada fuerza de policía de Egipto- están bajo arresto.
"La policía abusaba de nosotros todos los días", dijo Assad. "Ahora es nuestro momento". Aun así, no quiso que su nombre real fuera usado, por temor a ser detenido.
El mayor derbi futbolístico de África divide a El Cairo entre el rojo del Al Ahly, el equipo más laureado y un club cuya identidad se relaciona con los pobres, los devotos y los nacionalistas; y el blanco del Zamalek, un equipo seguido por intelectuales, poetas y extranjeros.
Tradicionalmente, ha sido uno de los clásicos más violentos en el futbol mundial. El partido tiene lugar en el neutral Estadio Internacional de El Cairo, bajo una fuerte custodia policial.
Sin embargo, meses atrás, los ultras de ambos equipos se mantuvieron codo con codo durante la revolución de Egipto. Y aunque ésta ha sido bautizada como la 'Revolución Facebook', fue una revolución de futbol también, en la que los grupos organizados de aficionados desempeñaron un papel crucial.
Pero la unión ha desaparecido. La Liga Premier Egipcia fue casi cancelada, por temores de que la violencia entre los aficionados a estos equipos de futbol desestabilizara aún más al país.
Se decidió continuar la temporada, pero la liga ha estado marcada por el recrudecimiento de la violencia entre los grupos rivales, así como por la purga de los partidarios de Mubarak de la Asociación Egipcia de futbol, incluyendo al entrenador nacional más exitoso del país, Hassan Shehata .
Su incapacidad para clasificar a la Copa Africana de Naciones pudo haber sido el pretexto para su destitución, pero su apoyo a Mubarak significa que pocos lloraron su salida.
"Vivir bajo Mubarak era como vivir bajo el comunismo en Europa del Este... nadie podía hablar con el otro, ya que tenían el potencial para organizar", explicó Assad.
"El concepto completo de una organización independiente no existía, ni sindicatos, ni partidos políticos. Luego comenzamos a organizar porras ultras de futbol... para ellos era la juventud, en gran número, personas muy inteligentes que podrían movilizarse rápidamente. Ellos nos temían".
Al Ahlawy pronto se convirtió en algo más violento y antiautoritario. Sus miembros fueron golpeados y arrestados arbitrariamente; los aficionados fueron acosados, desnudados y humillados.
Assad había sido detenido y encarcelado. Los partidos de futbol de Al Ahly proporcionaban un microcosmos de la mano dura que el país sentía a diario en el Egipto de Mubarak.
"Cuanto más trataban de poner presión sobre nosotros, más crecíamos en un estatus de culto. El Ministerio y los medios de comunicación nos llamaban una pandilla, muy violentos", dijo Assad.
"No se trataba sólo de apoyar a un equipo; estábamos luchando contra un sistema y contra el país como un todo, combatiendo contra la policía, contra el gobierno, luchando por nuestros derechos... esto era algo nuevo, algo como una semilla que fue plantada cuatro años atrás".
Las habilidades que Assad y su Al Ahlawy habían perfeccionado durante cuatro años de lucha contra la policía les sirvieron cuando la revolución del 25 de enero y el 'Día de la Ira' se llevaron a cabo.
"¡No quiero decir que fuimos los únicos responsables de derribar a Mubarak!", comentó Assad. "Nuestro papel fue hacer soñar a la gente, haciéndoles saber que si un policía te golpea, puedes devolver el golpe. Este era un estado policial. Nuestro papel comenzó a principios de la revolución. Durante la revolución, se produjo la Hermandad Musulmana, los activistas y los ultras. Eso es todo".
¿Y qué pasa con sus odiados rivales, el Zamalek y su grupo de Ultras Caballeros Blancos? ¿Unieron fuerzas en el frente? "Durante unas horas", dijo el líder de los aficionados. "Pero yo no podía hacerlo por mucho tiempo".
Los Ultras Caballeros Blancos fueron más magnánimos. Uno de sus líderes, Ahmed, acordó reunirse con CNN en la Ciudad de Nasr, pero con cautela.
A principios de este año, los aficionados del Zamalek irrumpieron en el terreno de juego durante un partido de la Liga de Campeones africana contra el club tunecino Africain, destruyendo las porterías y atacando a los jugadores.
Su grupo había sido acusado. Ahora las autoridades estaban arrestando a sus líderes. Los tres hombres sentados en el café de Costa no parecían en absoluto revolucionarios violentos.
Ahmed, de suave carácter, un hombre fuerte de veintitantos años, era gerente de producción; Mohammed, abogado, y Massoud, un estudiante.
"Hay una guerra entre nosotros y la policía", dijo Ahmed.
"En el Día de la Ira (28 de enero) hicimos un plan", añadió Mohammed. "Cada grupo, cada uno de 20, viajábamos por separado... Por nuestra cuenta, no éramos nada. Pero como un grupo en la plaza éramos una gran potencia... 10,000, 15,000 personas que luchaban sin ningún temor. Los ultras eran los líderes de la batalla".
La victoria no llegó sin costo. Tres de ellos fueron asesinados, según Ahmed, "uno en Suez, uno en Alejandría, uno en El Cairo. Y un montón de lesionados. Uno recibió un disparo en el estómago".
¿Volverá su vieja rivalidad con Al Ahly?
"Durante la marcha celebramos con los demás. Estábamos luchando con Al Ahlawy en la primera línea", Ahmed recordó. "Estamos tratando de hacer un tratado de paz con Al Ahlawy, porque estamos luchando en la misma dirección".
Ahora hay un campeonato a disputar, y el monopolio de Al Ahly podría ser roto por primera vez en seis años. Pero con un puñado de juegos, Al Ahly ha irrumpido de nuevo en la cima de la liga. Es un juego que el Zamalek no debe perder.
"Vamos a volver a la plaza Tahrir", prometió Amir, si vencen al Al Ahly en el Estadio Internacional de El Cairo frente a 79,000 aficionados y logran un gran paso hacia la obtención del título.
"Vamos a celebrar nuestra revolución, celebrar nuestra victoria, y celebrar nuestro campeonato". Sin embargo, los ultras rivales de Al Ahlawy pueden tener diferentes planes.
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