ERA un día para disfrutar. Y así fue. La marea rojiblanca volvió a resurgir de sus cenizas para, tres años después de la última clasificación para una final de Copa, volver a inundar las calles bilbainas de rojo y blanco. Dos colores, grabados a fuego en los corazones, que se hicieron más presentes que nunca para jalear a los jugadores rojiblancos desde aproximadamente dos horas antes de que los leones salieran del Hotel Meliá, en el que permanecían concentrados.
Un hotel que, tal y como se solicitó a través de las redes sociales en los días previos al encuentro de ayer, fue testigo de una fiesta desde las 19.15 horas. Momento en el que cerca de 2.000 aficionados rojiblancos comenzaron a invadir paulatinamente el lugar para dar comienzo su particular fiesta con todo tipo de cánticos y alabanzas hacia los leones. Así, entre gritos de "¡Sí, sí, sí, iremos a Madrid! o "¡Esta es, aquí está, la afición de San Mamés!, llegó el tan ansiado instante. El momento en el que, alrededor de las 20.15 horas, los jugadores rojiblancos abrieron de par en par las puertas del hotel para dirigirse a su autobús, que les aguardaba a escasos metros. Fue entonces cuando las casi 2.000 gargantas entraron en su máxima ebullición para demostrar que la Copa es más que especial para toda la familia Athletic. Para alentar a los leones y recordarles la importancia de materializar un pase a la final que no dejaron escapar los jugadores apenas una hora y media después, cuando la fiesta se trasladó a San Mamés.
hermandad entre aficiones Las horas previas al encuentro dejaron otra imagen para el recuerdo: la de las dos aficiones, la del Athletic y la del Mirandés, hermanadas y disfrutando juntas de un ambiente festivo por Pozas y los aledaños de San Mamés. Una fiesta que comenzó desde primera hora de la mañana, con innumerables banderas decorando balcones, tiendas y demás establecimientos de toda la Villa.
Y es que, casi tres años después, la ocasión lo merecía. El 6-2 final con el que los de Bielsa acababan con la resistencia de los pupilos de Pouso hacía realidad el sueño: el de volver a ser protagonistas de una nueva final de Copa que volverá a llamar a la marea rojiblanca.
Un hotel que, tal y como se solicitó a través de las redes sociales en los días previos al encuentro de ayer, fue testigo de una fiesta desde las 19.15 horas. Momento en el que cerca de 2.000 aficionados rojiblancos comenzaron a invadir paulatinamente el lugar para dar comienzo su particular fiesta con todo tipo de cánticos y alabanzas hacia los leones. Así, entre gritos de "¡Sí, sí, sí, iremos a Madrid! o "¡Esta es, aquí está, la afición de San Mamés!, llegó el tan ansiado instante. El momento en el que, alrededor de las 20.15 horas, los jugadores rojiblancos abrieron de par en par las puertas del hotel para dirigirse a su autobús, que les aguardaba a escasos metros. Fue entonces cuando las casi 2.000 gargantas entraron en su máxima ebullición para demostrar que la Copa es más que especial para toda la familia Athletic. Para alentar a los leones y recordarles la importancia de materializar un pase a la final que no dejaron escapar los jugadores apenas una hora y media después, cuando la fiesta se trasladó a San Mamés.
hermandad entre aficiones Las horas previas al encuentro dejaron otra imagen para el recuerdo: la de las dos aficiones, la del Athletic y la del Mirandés, hermanadas y disfrutando juntas de un ambiente festivo por Pozas y los aledaños de San Mamés. Una fiesta que comenzó desde primera hora de la mañana, con innumerables banderas decorando balcones, tiendas y demás establecimientos de toda la Villa.
Y es que, casi tres años después, la ocasión lo merecía. El 6-2 final con el que los de Bielsa acababan con la resistencia de los pupilos de Pouso hacía realidad el sueño: el de volver a ser protagonistas de una nueva final de Copa que volverá a llamar a la marea rojiblanca.
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