Los investigadores han concluido que los violentos enfrentamientos que se cobraron la vida de 74 personas el pasado 1 de febrero en el estado de Port Said fueron planeados por anticipado por grupos ultras con la posible colaboración de simpatizantes del antiguo régimen del ex presidente Hosni Mubarak, y se agravaron con la complicidad de los responsables del estadio y de las negligentes fuerzas policiales egipcias.
Los resultados del informe de la comisión de investigación parlamentaria reparte responsabilidades entre la Asociación de Fútbol Egipcia, por ignorar la peligrosidad del evento, los responsables del estadio, y la seguridad de Port Said, que actuó de manera "negligente" e indica que las fuerzas de seguridad no respondieron a los ataques de los ultras, habida cuenta del escaso número de agentes heridos (una decena entre los centenares de víctimas).
Según fuentes cercanas a la redacción del documento, la violencia podría haber sido planeada por anticipado por una mezcla de ultras de uno de los dos equipos en colaboración con "delincuentes", aunque el documento pide que no se culpe únicamente a los violentos.
Así, el informe ratifica los videos de seguridad en los que se aprecia cómo la Policía permanece impasible ante los enfrentamientos, y acusa a los responsables del estadio de cerrar las salidas, subir el volumen de los altavoces para "tapar la masacre" y apagar las luces del estadio, según informa el diario 'Al Masry al Youm'.
El panel de investigación también recomienda indagar la posible presencia de seguidores del derrocado presidente Hosni Mubarak como instigadores de la tragedia, así como el comportamiento de los ultras de ambos equipos, muchos de los cuales han tenido un papel prominente en las revueltas que acabaron con el presidente Mubarak, así como en las tuvieron lugar después de la tragedia, y que han dejado más de 15 muertos.
Los resultados del informe de la comisión de investigación parlamentaria reparte responsabilidades entre la Asociación de Fútbol Egipcia, por ignorar la peligrosidad del evento, los responsables del estadio, y la seguridad de Port Said, que actuó de manera "negligente" e indica que las fuerzas de seguridad no respondieron a los ataques de los ultras, habida cuenta del escaso número de agentes heridos (una decena entre los centenares de víctimas).
Según fuentes cercanas a la redacción del documento, la violencia podría haber sido planeada por anticipado por una mezcla de ultras de uno de los dos equipos en colaboración con "delincuentes", aunque el documento pide que no se culpe únicamente a los violentos.
Así, el informe ratifica los videos de seguridad en los que se aprecia cómo la Policía permanece impasible ante los enfrentamientos, y acusa a los responsables del estadio de cerrar las salidas, subir el volumen de los altavoces para "tapar la masacre" y apagar las luces del estadio, según informa el diario 'Al Masry al Youm'.
El panel de investigación también recomienda indagar la posible presencia de seguidores del derrocado presidente Hosni Mubarak como instigadores de la tragedia, así como el comportamiento de los ultras de ambos equipos, muchos de los cuales han tenido un papel prominente en las revueltas que acabaron con el presidente Mubarak, así como en las tuvieron lugar después de la tragedia, y que han dejado más de 15 muertos.
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