La dirigencia de Central denunció a su propia hinchada y a la misma policía que permitió, a su vez, que los violentos de Newell's agredieran a un periodista que critica la gestión del presidente López
No se vive el mejor clima en el fútbol rosarino, donde todo combina: deporte, violencia, policías, dirigentes y, claro, barrabravas de las hinchadas de los clubes más populares del fútbol local.Lo insólito es que en ambos casos, la vinculación entre las fuerzas de seguridad y los violentos no sorprende pero asusta.El caso Newell'sEl panorama leproso no es nada alentador: su presidente, Eduardo López, es cada vez más cuestionado y no sólo por los malos resultados deportivos, sino también porque desde el punto de vista institucional su gestión es, al menos, polémica.Se sabe que la entidad cuenta con un poderoso grupo de choque que no es otro que el que integra su poderosa y peligrosa barrabrava, comandada por Roberto Pimpi Caminos, quien sería -según se murmura en Rosario (pocos hablan abiertamente por temor)- el ladero de López.Pero Caminos no está solo y maneja los hilos de la hinchada a su antojo. Cada vez que el equipo es local, sus secuaces se ubican de manera estratégica en los diversos sectores para atemorizar a cualquiera que se anime a cuestionar, a viva voz, la gestión de López.Si alguna vez amenazaron a jugadores y hasta despidieron a un entrenador (Pablo Marini) tras increparlo en un vestuario, sus actitudes violentas no se detienen y arreciaron también contra un periodista que suele ser crítico de la gestión del presidente, y cuyo único pecado fue intentar cubrir un amistoso de Newell's ante Ben Hur, en un predio venido a menos que tiene el club.Esta semana, el hombre de prensa, Diego Sonzogni, consiguió -después de una hora y media de luchar contra la negativa de la Justicia- que se tome su denuncia contra Daniel Cáceres, el intendente del predio que el club leproso tiene en Bella Vista y quien es, además, integrante de la barra brava de Newell's."No querían tomarme la denuncia, porque dicen que no hay testigos. Es una ridiculez", le dijo el periodista a Infobae.com al hablar del hecho ocurrido el 2 de febrero último.Pero lo más grave es que Cáceres lo golpeó ante la atenta mirada de dos policías (un hombre y una mujer) que no hicieron nada por ayudarlo. Es más, según denunció Sonzogni, los uniformados recibían órdenes del barra respecto que no se metieran. Y no se metieron.Obviamente, los policías no quisieron identificarse ni se dignaron a cuidar la integridad del hombre de prensa.Sonzogni le dijo a este medio que sólo quería cubrir el amistoso: "Al predio entraban todos: socios, hinchas, dirigentes… cualquiera, menos yo. Cáceres no me dejaba entrar. Me fui a ver el partido a otro lado y apareció Cáceres de nuevo. Cuando vi que no había solución y expresé mi disconformidad diciendo que esto pasaba desde que López es presidente, Cáceres se me acercó y empezó a pegarme. Alcanzó con que mencionara a López para que el tipo se me venga al humo", dice.Y detalla: "Viene la policía y me separa y me dice que no les complique la tarea. También recuerdo que apareció una persona grandota, que uno se da cuenta que era barra, y me empezó a preguntar si había sacado fotos, si había gravado algo y, mientras le decía que no, la policía se iba. Yo les pedía que no se fueran, que se queden porque tenía miedo que me patoteen y les grité que si me pasaba algo la culpa iba a ser de ellos".La Fiscalía 10, a cargo de la doctora Schapapiertra, en los tribunales rosarinos, se dignó, tras varios intentos por negarse, a tomar la denuncia por discriminación y agresión en contra del barra que, obviamente, empaña al club."La denuncia no sólo involucra al intendente del predio, Daniel Cáceres, sino a los policías de la provincia de Santa Fe presentes en el lugar, quienes siendo testigos del hecho respondieron a las órdenes del sr. Daniel Cáceres, negándose a proteger a la víctima, y a avisar al comando radioeléctrico. Se dejó constancia en dicha fiscalía que en el Juzgado Nº2 , a cargo de la Dra. Rodenas, tramita la causa por asociación ilícita contra el presidente del Club Newell's Old Boys e integrantes de la barrabrava, causa en donde también está involucrado el intendente del predio Bella Vista", según dice un informe al que tuvo acceso este medio.Rosario CentralMañana, cuando Central reciba a Independiente, el clima será por demás caldeado, ya que el presidente del club, Horacio Usandizaga, dio los primeros pasos en su anunciada lucha por sacar a la barrabrava del club.En este sentido, se supo en las últimas horas que los jefes de la hinchada, Andrés Pillín Bracamonte y Oscar Paquito Ferreyra, no podrán estar en la cancha por decisión de la Justicia, ya que tienen causas penales pendientes.Usandizaga los denunció por haber entrado al estadio el día en que su equipo jugaba ante Boca, por la primera fecha del Clausura, cuando no podían hacerlo. Pero en su denuncia también se involucró al comisario Humberto Lodolini, quien es acusado de haber sido cómplice de los violentos mencionados, ya que habría sido quien permitió la apertura de una de las puertas para que ingresen, a pesar de que no podían hacerlo.Las restricciones para Bracamonte y Ferreira datan de noviembre y mayo de 2007, respectivamente, cuando la entidad era presidida por Pablo Scarabino, quien hizo caso omiso de la prohibición.Mañana se verá quién tiene más incidencia en el peligroso mundo del fútbol rosarino. Si la Justicia logra imponerse o si, una vez más, los violentos y sus cómplices ganan otra batalla.
No se vive el mejor clima en el fútbol rosarino, donde todo combina: deporte, violencia, policías, dirigentes y, claro, barrabravas de las hinchadas de los clubes más populares del fútbol local.Lo insólito es que en ambos casos, la vinculación entre las fuerzas de seguridad y los violentos no sorprende pero asusta.El caso Newell'sEl panorama leproso no es nada alentador: su presidente, Eduardo López, es cada vez más cuestionado y no sólo por los malos resultados deportivos, sino también porque desde el punto de vista institucional su gestión es, al menos, polémica.Se sabe que la entidad cuenta con un poderoso grupo de choque que no es otro que el que integra su poderosa y peligrosa barrabrava, comandada por Roberto Pimpi Caminos, quien sería -según se murmura en Rosario (pocos hablan abiertamente por temor)- el ladero de López.Pero Caminos no está solo y maneja los hilos de la hinchada a su antojo. Cada vez que el equipo es local, sus secuaces se ubican de manera estratégica en los diversos sectores para atemorizar a cualquiera que se anime a cuestionar, a viva voz, la gestión de López.Si alguna vez amenazaron a jugadores y hasta despidieron a un entrenador (Pablo Marini) tras increparlo en un vestuario, sus actitudes violentas no se detienen y arreciaron también contra un periodista que suele ser crítico de la gestión del presidente, y cuyo único pecado fue intentar cubrir un amistoso de Newell's ante Ben Hur, en un predio venido a menos que tiene el club.Esta semana, el hombre de prensa, Diego Sonzogni, consiguió -después de una hora y media de luchar contra la negativa de la Justicia- que se tome su denuncia contra Daniel Cáceres, el intendente del predio que el club leproso tiene en Bella Vista y quien es, además, integrante de la barra brava de Newell's."No querían tomarme la denuncia, porque dicen que no hay testigos. Es una ridiculez", le dijo el periodista a Infobae.com al hablar del hecho ocurrido el 2 de febrero último.Pero lo más grave es que Cáceres lo golpeó ante la atenta mirada de dos policías (un hombre y una mujer) que no hicieron nada por ayudarlo. Es más, según denunció Sonzogni, los uniformados recibían órdenes del barra respecto que no se metieran. Y no se metieron.Obviamente, los policías no quisieron identificarse ni se dignaron a cuidar la integridad del hombre de prensa.Sonzogni le dijo a este medio que sólo quería cubrir el amistoso: "Al predio entraban todos: socios, hinchas, dirigentes… cualquiera, menos yo. Cáceres no me dejaba entrar. Me fui a ver el partido a otro lado y apareció Cáceres de nuevo. Cuando vi que no había solución y expresé mi disconformidad diciendo que esto pasaba desde que López es presidente, Cáceres se me acercó y empezó a pegarme. Alcanzó con que mencionara a López para que el tipo se me venga al humo", dice.Y detalla: "Viene la policía y me separa y me dice que no les complique la tarea. También recuerdo que apareció una persona grandota, que uno se da cuenta que era barra, y me empezó a preguntar si había sacado fotos, si había gravado algo y, mientras le decía que no, la policía se iba. Yo les pedía que no se fueran, que se queden porque tenía miedo que me patoteen y les grité que si me pasaba algo la culpa iba a ser de ellos".La Fiscalía 10, a cargo de la doctora Schapapiertra, en los tribunales rosarinos, se dignó, tras varios intentos por negarse, a tomar la denuncia por discriminación y agresión en contra del barra que, obviamente, empaña al club."La denuncia no sólo involucra al intendente del predio, Daniel Cáceres, sino a los policías de la provincia de Santa Fe presentes en el lugar, quienes siendo testigos del hecho respondieron a las órdenes del sr. Daniel Cáceres, negándose a proteger a la víctima, y a avisar al comando radioeléctrico. Se dejó constancia en dicha fiscalía que en el Juzgado Nº2 , a cargo de la Dra. Rodenas, tramita la causa por asociación ilícita contra el presidente del Club Newell's Old Boys e integrantes de la barrabrava, causa en donde también está involucrado el intendente del predio Bella Vista", según dice un informe al que tuvo acceso este medio.Rosario CentralMañana, cuando Central reciba a Independiente, el clima será por demás caldeado, ya que el presidente del club, Horacio Usandizaga, dio los primeros pasos en su anunciada lucha por sacar a la barrabrava del club.En este sentido, se supo en las últimas horas que los jefes de la hinchada, Andrés Pillín Bracamonte y Oscar Paquito Ferreyra, no podrán estar en la cancha por decisión de la Justicia, ya que tienen causas penales pendientes.Usandizaga los denunció por haber entrado al estadio el día en que su equipo jugaba ante Boca, por la primera fecha del Clausura, cuando no podían hacerlo. Pero en su denuncia también se involucró al comisario Humberto Lodolini, quien es acusado de haber sido cómplice de los violentos mencionados, ya que habría sido quien permitió la apertura de una de las puertas para que ingresen, a pesar de que no podían hacerlo.Las restricciones para Bracamonte y Ferreira datan de noviembre y mayo de 2007, respectivamente, cuando la entidad era presidida por Pablo Scarabino, quien hizo caso omiso de la prohibición.Mañana se verá quién tiene más incidencia en el peligroso mundo del fútbol rosarino. Si la Justicia logra imponerse o si, una vez más, los violentos y sus cómplices ganan otra batalla.
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