Para el titular del Juzgado de Instrucción número 33 de Madrid, que le ha abierto diligencias previas por lesiones y atentado contra la autoridad, Santos Mirasierra, de 34 años, francés de origen y con pasaporte español, no es tan presuntamente inocente como manifiestan sus amigos del grupo Ultras del Olympique de Marsella; como sostienen el entrenador del equipo, Éric Gerets, y el presidente del club, Pape Diouf, y como la UEFA deja ver.
Ni para el juez madrileño, que le mantiene en prisión preventiva en la cárcel de Soto del Real desde el 3 de octubre, ni para el fiscal, que solicitó que se le impusiera tal medida después de que la policía le detuviera en la noche del pasado día 1 en el estadio Calderón, Santos Mirasierra es otra cosa que un aficionado violento que dirigió en las gradas una revuelta contra las fuerzas del orden, arrancó una silla de la tribuna y golpeó con ella a un policía causándole heridas que precisaron siete puntos de sutura. Interpretando la alarma social que provoca la violencia en el deporte y llevando a la práctica la política de tolerancia cero, el juez y el fiscal han tomado la infrecuente decisión de encarcelar a un hooligan.
Carta a Sarkozy
La medida, motivada también porque Mirasierra no tiene domicilio en España y es necesaria su presencia en las pruebas periciales y hasta que se determine el alcance de las lesiones del policía agredido, ha causado tanta extrañeza en Francia, donde sus compañeros se han movilizado en su defensa y han llegado a escribir una carta al presidente, Nicolas Sarkozy, para que medie en su puesta en libertad, como indiferencia en España, donde sólo se ha conocido debido a la sanción de la UEFA.
Según Erlantz Ibarrondo, su abogado, Mirasierra no es más que "un cabeza de turco" para justificar "la desproporción" de la intervención policial. Gerets, el técnico, dice que la culpa fue de los agentes y que la justicia liberará rápidamente a una persona que muy posiblemente es inocente y que no tiene por qué "joderse" en la cárcel.
Sin embargo, según fuentes judiciales, Mirasierra está plena y fiablemente identificado como el agresor. Y, para completar la investigación, el juez, que probablemente decidirá hoy si mantiene o no la prisión preventiva contra él, visionó ayer las imágenes televisivas y las grabadas por las cámaras de seguridad del estadio Calderón.
Ni para el juez madrileño, que le mantiene en prisión preventiva en la cárcel de Soto del Real desde el 3 de octubre, ni para el fiscal, que solicitó que se le impusiera tal medida después de que la policía le detuviera en la noche del pasado día 1 en el estadio Calderón, Santos Mirasierra es otra cosa que un aficionado violento que dirigió en las gradas una revuelta contra las fuerzas del orden, arrancó una silla de la tribuna y golpeó con ella a un policía causándole heridas que precisaron siete puntos de sutura. Interpretando la alarma social que provoca la violencia en el deporte y llevando a la práctica la política de tolerancia cero, el juez y el fiscal han tomado la infrecuente decisión de encarcelar a un hooligan.
Carta a Sarkozy
La medida, motivada también porque Mirasierra no tiene domicilio en España y es necesaria su presencia en las pruebas periciales y hasta que se determine el alcance de las lesiones del policía agredido, ha causado tanta extrañeza en Francia, donde sus compañeros se han movilizado en su defensa y han llegado a escribir una carta al presidente, Nicolas Sarkozy, para que medie en su puesta en libertad, como indiferencia en España, donde sólo se ha conocido debido a la sanción de la UEFA.
Según Erlantz Ibarrondo, su abogado, Mirasierra no es más que "un cabeza de turco" para justificar "la desproporción" de la intervención policial. Gerets, el técnico, dice que la culpa fue de los agentes y que la justicia liberará rápidamente a una persona que muy posiblemente es inocente y que no tiene por qué "joderse" en la cárcel.
Sin embargo, según fuentes judiciales, Mirasierra está plena y fiablemente identificado como el agresor. Y, para completar la investigación, el juez, que probablemente decidirá hoy si mantiene o no la prisión preventiva contra él, visionó ayer las imágenes televisivas y las grabadas por las cámaras de seguridad del estadio Calderón.
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