Los hay con foso alrededor del terreno de juego, con vallado en determinadas zonas, sobre todo donde se suele ubicar a las aficiones del equipo contrario, pero sólo queda un estadio de un club perteneciente a la Liga de Fútbol Profesional (LFP) que tiene completamente vallado el perímetro del campo. Ése es el Teresa Rivero. El Rayo ha tratado de echar abajo ese cercado, pero se ha encontrado con un problema: el informe del coordinador del seguridad que nombra la Delegación del Gobierno en Madrid.
El club vallecano informó a la Comunidad de Madrid, la propietaria del estadio, de su intención de desmantelar el enrejado que se levantó en 1977 y la respuesta que recibió de los responsables autonómicos fue que ellos también eran partidarios de ello. El Rayo solicitó entonces el pertinente permiso a la Federación Española de Fútbol (FEF) y a la Liga de Fútbol Profesional. Lo hizo el pasado mes de enero. La LFP le dio el visto bueno y la FEF le comunicó en mayo que por su parte tampoco había problema, porque la distancia entre la línea que delimita el terreno de juego y la primera fila de gradas entra dentro de lo reglamentario, que el plan de evacuación en caso de urgencia es correcto y que también lo es que los minusválidos tienen acotada una zona del campo y una salida adaptada. Pero también que había pedido un informe del coordinador del seguridad del estadio al respecto. Y ahí surgió el problema, porque éste fue contrario al desmantelamiento de las vallas.
Paco Peco, presidente de la Federación de Peñas, comentó a AS: "Hemos tenido varias reuniones con él y está en contra. Su posición es la de no colaborar. Nosotros sólo queremos que nos den el mismo trato que a los demás, pero lo que recibimos es un agravio comparativo ¿Por qué tiene que estar la afición del Rayo entre rejas? En cincuenta años sólo nos han cerrado el estadio una vez y no fue por culpa del Rayo. Sucedió tras un partido en el que se presentaron dos mil aficionados del equipo rival cuando el club sólo había enviado seiscientas localidades. Entraron a la fuerza y a nosotros nos clausuraron el campo por acoger más público que aforo tiene el estadio".
El club vallecano informó a la Comunidad de Madrid, la propietaria del estadio, de su intención de desmantelar el enrejado que se levantó en 1977 y la respuesta que recibió de los responsables autonómicos fue que ellos también eran partidarios de ello. El Rayo solicitó entonces el pertinente permiso a la Federación Española de Fútbol (FEF) y a la Liga de Fútbol Profesional. Lo hizo el pasado mes de enero. La LFP le dio el visto bueno y la FEF le comunicó en mayo que por su parte tampoco había problema, porque la distancia entre la línea que delimita el terreno de juego y la primera fila de gradas entra dentro de lo reglamentario, que el plan de evacuación en caso de urgencia es correcto y que también lo es que los minusválidos tienen acotada una zona del campo y una salida adaptada. Pero también que había pedido un informe del coordinador del seguridad del estadio al respecto. Y ahí surgió el problema, porque éste fue contrario al desmantelamiento de las vallas.
Paco Peco, presidente de la Federación de Peñas, comentó a AS: "Hemos tenido varias reuniones con él y está en contra. Su posición es la de no colaborar. Nosotros sólo queremos que nos den el mismo trato que a los demás, pero lo que recibimos es un agravio comparativo ¿Por qué tiene que estar la afición del Rayo entre rejas? En cincuenta años sólo nos han cerrado el estadio una vez y no fue por culpa del Rayo. Sucedió tras un partido en el que se presentaron dos mil aficionados del equipo rival cuando el club sólo había enviado seiscientas localidades. Entraron a la fuerza y a nosotros nos clausuraron el campo por acoger más público que aforo tiene el estadio".
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