Está convirtiéndose en una costumbre que allí donde juegue el Racing los colores predominantes, o al menos, los más bulliciosos, sean el verde y el blanco. Y es que ayer, una vez más, los aficionados del conjunto santanderino se volcaron con su equipo y haciendo caso omiso a la crisis y a lo señalado de estas fechas (con sus cuantiosos gastos incluidos) se desplazaron de forma masiva hasta Valladolid. Fue más de un millar el número de aficionados verdiblancos que durante toda la mañana dieron colorido a una ya de por sí engalanada Plaza Mayor de la capital pucelana. Los adornos navideños, cargados de rojo y plata, se confundieron con las banderas del Racing y de Cantabria y con las bufandas que todos y cada uno de los más de 1.000 seguidores que viajaron con el equipo portaban sobre sí. Por cierto, que no les vinieron mal estas prendas, porque el frío de la mañana vallisoletana invitaba a ponerse cualquier ropa de abrigo que se tuviera a mano.
La mayoría de los aficionados cántabros que se desplazaron hasta la ciudad castellana lo hicieron en los 12 autobuses fletados por la Asociación de Peñas y pagados por el propio club. El resto, lo hizo en vehículos particulares. Y bien que se dejaron notar, pues durante todo el trayecto y en los establecimientos ubicados junto a él siempre había un coche matrícula de Santander o con bufandas y banderas que lo identificaban con absoluta claridad.
Sin problemas
Pero, si importante es el número de racinguistas que viajaron a Valladolid, no lo es menos el magnífico comportamiento que tuvieron tanto en las horas previas al partido como una vez que éste hubo finalizado. Cuando no hay que destacar ni un solo incidente siempre siempre es una buena noticia.
Y si fuera del Nuevo Zorrilla las cosas fueron bien, dentro del campo fueron todavía mejores. Si tu equipo gana, tu ídolo marca y encima te está dando el sol en una fría tarde invernal... ¿qué más se puede pedir?
Los aficionados cántabros recibieron a su equipo, como no podía ser de otra manera, con los sones de la cada vez más famosa 'Fuente de Cacho' y durante todo el partido corearon los conocidos cánticos que cada quince días se pueden escuchar en las gradas de El Sardinero. Eso sí, ayer hubo una novedad. Y es que después de un año y medio, el racinguismo pudo volver a entonar uno de las canciones que más se escucharon hace un par de temporadas: «Te quiero Zigic, laralalalá, laralala». El gran ídolo de los últimos tiempos de los aficionados del conjunto santanderino, el espigado delantero serbio, había regresado y, para su regocijo, lo había hecho por la puerta grande: como titular y marcando el tanto de la victoria.
La mayoría de los aficionados cántabros que se desplazaron hasta la ciudad castellana lo hicieron en los 12 autobuses fletados por la Asociación de Peñas y pagados por el propio club. El resto, lo hizo en vehículos particulares. Y bien que se dejaron notar, pues durante todo el trayecto y en los establecimientos ubicados junto a él siempre había un coche matrícula de Santander o con bufandas y banderas que lo identificaban con absoluta claridad.
Sin problemas
Pero, si importante es el número de racinguistas que viajaron a Valladolid, no lo es menos el magnífico comportamiento que tuvieron tanto en las horas previas al partido como una vez que éste hubo finalizado. Cuando no hay que destacar ni un solo incidente siempre siempre es una buena noticia.
Y si fuera del Nuevo Zorrilla las cosas fueron bien, dentro del campo fueron todavía mejores. Si tu equipo gana, tu ídolo marca y encima te está dando el sol en una fría tarde invernal... ¿qué más se puede pedir?
Los aficionados cántabros recibieron a su equipo, como no podía ser de otra manera, con los sones de la cada vez más famosa 'Fuente de Cacho' y durante todo el partido corearon los conocidos cánticos que cada quince días se pueden escuchar en las gradas de El Sardinero. Eso sí, ayer hubo una novedad. Y es que después de un año y medio, el racinguismo pudo volver a entonar uno de las canciones que más se escucharon hace un par de temporadas: «Te quiero Zigic, laralalalá, laralala». El gran ídolo de los últimos tiempos de los aficionados del conjunto santanderino, el espigado delantero serbio, había regresado y, para su regocijo, lo había hecho por la puerta grande: como titular y marcando el tanto de la victoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario