Los Amaya son una institución en el barrio madrileño de Vallecas desde hace muchos años, pero esa circunstancia no le sirvió para mucho al central franjiverde Iván el pasado domingo cuando abandonaba el estadio Teresa Rivero, una vez finalizado el encuentro donde el Elche ganó 1 a 2 al Rayo Vallecano. "Un grupo de unas 30 personas se abalanzó hacia mí cuando salía del vestuario, pero no se dieron cuenta de que mi familia es muy grande y estamos muy unidos. Al final, no pasó nada, pero no venían con muy buenas intenciones y tuvimos que bajarles los humos", comentaba el central franjiverde Iván Amaya, que estaba acompañado por su hermano Antonio y su primo Yuma, que militan en el conjunto madrileño, aunque en dicho partido Pepe Mel, técnico rayista, no contó con ellos.
El hermano mayor de ambos, Gabriel, también vistió esa casaca, y un hijo de éste, juega en los infantiles. "Cuando salía de los vestuarios un policía nacional se ofreció a escoltarme hasta el coche, ya que tenía previsto quedarme dos días en Vallecas y no volvía con el autobús del equipo, pero me paré a hablar con mis familiares y casi se arma. Ese grupo no representa a toda una afición, pero tuvimos que pararles los pies", comentaba.
Iván Amaya no dudó en asegurar durante los días previos al partido que "yo quiero que suba el Rayo y dos más", pero eso no quiere decir que "cuando uno salta al campo lo da todo por su equipo y a mí me paga el Elche. No sé si querían que nos dejásemos ganar, pero deben tener claro que somos profesionales y tenemos una obligación con nuestro club. Además, si llegamos a los 60 puntos cobramos una prima doble".
Amaya confiesa que "nosotros no les hemos quitado el ascenso. Sus derrotas ante Albacete y Alicante les marcaron. Además, tengo que decir que su entrenador Pepe Mel es un mal perdedor. Siempre tiene excusas y pienso que fueron ellos los que perdieron el partido. Decir que veníamos primados hasta las cejas es una excusa absurda ya que un ascenso supera todo".
Iván Amaya se inició en las divisiones inferiores del Rayo Vallecano y con esa camiseta logró un ascenso a Primera División. Fue vendido al Atlético de Madrid por tres millones de euros, el más caro que nunca ha recibido la entidad de Vallecas. "Yo al Rayo tengo que estarle eternamente agradecido, pero tenía claro que esta semana tenía que darlo todo para evitar las suspicacias. Si llegamos a perder con ese gol hubieran dicho que nos habíamos vendido y con el 1 a 2 me quité un peso de encima", señala el futbolista madrileño.
El central franjiverde reconocía ayer por la tarde que durante estos dos días que ha estado en Vallecas con su familia "la gente me ha dicho de todo por la calle. Que nos habían pagado, que estábamos vendidos...No sé si querían que nos dejásemos ganar".
Iván Amaya no dudó en asegurar durante los días previos al partido que "yo quiero que suba el Rayo y dos más", pero eso no quiere decir que "cuando uno salta al campo lo da todo por su equipo y a mí me paga el Elche. No sé si querían que nos dejásemos ganar, pero deben tener claro que somos profesionales y tenemos una obligación con nuestro club. Además, si llegamos a los 60 puntos cobramos una prima doble".
Amaya confiesa que "nosotros no les hemos quitado el ascenso. Sus derrotas ante Albacete y Alicante les marcaron. Además, tengo que decir que su entrenador Pepe Mel es un mal perdedor. Siempre tiene excusas y pienso que fueron ellos los que perdieron el partido. Decir que veníamos primados hasta las cejas es una excusa absurda ya que un ascenso supera todo".
Iván Amaya se inició en las divisiones inferiores del Rayo Vallecano y con esa camiseta logró un ascenso a Primera División. Fue vendido al Atlético de Madrid por tres millones de euros, el más caro que nunca ha recibido la entidad de Vallecas. "Yo al Rayo tengo que estarle eternamente agradecido, pero tenía claro que esta semana tenía que darlo todo para evitar las suspicacias. Si llegamos a perder con ese gol hubieran dicho que nos habíamos vendido y con el 1 a 2 me quité un peso de encima", señala el futbolista madrileño.
El central franjiverde reconocía ayer por la tarde que durante estos dos días que ha estado en Vallecas con su familia "la gente me ha dicho de todo por la calle. Que nos habían pagado, que estábamos vendidos...No sé si querían que nos dejásemos ganar".
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