Guerra sin cuartel contra el racismo. La UEFA ha decidido dar otro paso al frente en su batalla contra la xenofobia y los actos racistas. En su última circular a los árbitros internacionales, el mensaje es claro:deberán suspender aquellos partidos en los que se hagan notar símbolos o comportamientos racistas. En dos palabras, tolerancia cero.
Hace bien la UEFAen involucrar a los árbitros en esta batalla. Al fin y al cabo, son la máxima autoridad en el terreno de juego y los únicos que pueden detener un partido cuando no se cumpla la ley. Para ello, el máximo organismo europeo ha enviado a sus colegiados una guía con el fin de que se familiaricen con la simbología racista y xenófoba que se pretende erradicar de los estadios. Así, no se permitirán ni la tenencia ni la exhibición en las gradas de esvásticas, cruces de hierro, el martillo y la espada, las iniciales del Ku Klux Klan... todos ellos signos neonazis que incitan a la violencia y que deberán ser retirados para que el partido se dispute con normalidad. Y en este sentido, la UEFA tiene claro que va a ser inflexible.
Esta nueva situación obligará a los clubes a poner los medios necesarios para evitar que sus hinchas radicales protagonicen episodios sancionables. Es la única manera de acabar con este problema, porque los dirigentes europeos están decididos a que en los estadios no se oigan gritos simiescos cada vez que un jugador negro toque un balón ni a que se haga apología de la xenofobia o el racismo en un recinto deportivo. Lo que habría que pedir a la UEFA es que esta batalla la traslade a todas las ligas europeas y no sólo a los partidos internacionales. Así, todos tomaríamos mayor conciencia de esta lacra a extinguir.
Hace bien la UEFAen involucrar a los árbitros en esta batalla. Al fin y al cabo, son la máxima autoridad en el terreno de juego y los únicos que pueden detener un partido cuando no se cumpla la ley. Para ello, el máximo organismo europeo ha enviado a sus colegiados una guía con el fin de que se familiaricen con la simbología racista y xenófoba que se pretende erradicar de los estadios. Así, no se permitirán ni la tenencia ni la exhibición en las gradas de esvásticas, cruces de hierro, el martillo y la espada, las iniciales del Ku Klux Klan... todos ellos signos neonazis que incitan a la violencia y que deberán ser retirados para que el partido se dispute con normalidad. Y en este sentido, la UEFA tiene claro que va a ser inflexible.
Esta nueva situación obligará a los clubes a poner los medios necesarios para evitar que sus hinchas radicales protagonicen episodios sancionables. Es la única manera de acabar con este problema, porque los dirigentes europeos están decididos a que en los estadios no se oigan gritos simiescos cada vez que un jugador negro toque un balón ni a que se haga apología de la xenofobia o el racismo en un recinto deportivo. Lo que habría que pedir a la UEFA es que esta batalla la traslade a todas las ligas europeas y no sólo a los partidos internacionales. Así, todos tomaríamos mayor conciencia de esta lacra a extinguir.
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