El Ayuntamiento de Cornellà, junto con los Mossos d'Esquadra y el Espanyol, estrenaron ayer un paquete de medidas que se extenderán y reforzarán durante toda la liga de fútbol para evitar concentraciones frente al nuevo estadio que permitan repetir los episodios de violencia e incivismo que perturbaron al barrio de Riera la temporada pasada. El domingo pasado, la parada de autobuses en la avenida del Llobregat fue cambiada detrás del estadio, más lejos de las viviendas, y se abrió provisionalmente una salida hacia la Ronda Litoral para evitar aglomeraciones frente al estadio.
El ayuntamiento también ha acordado con los vecinos mantener algunas de las medidas aplicadas hace algunos meses como la restricción del paso de vehículos por el barrio que hace imposible el aparcamiento de los vecinos. También se reforzará la vigilancia en los bares a los que acuden los grupos ultras que ya han causado algunas peleas e incidentes dentro del barrio, en especial durante el partido contra el FC Barcelona.
Antonio Martínez, primer teniente de alcalde de Cornellà, explicó que el ayuntamiento está ensayando soluciones para paliar el gran impacto que una instalación deportiva de estas dimensiones tiene en un barrio hasta ahora tranquilo y algo aislado. «Los Mossos reforzarán la vigilancia en los bares para actuar antes de que ocurran los incidentes. Se controlará, sobre todo, que no se saque alcohol a la calle», explicó el concejal.
CONTROL DE LOS RADICALES / Los grupos más radicales del Espanyol han escogido al bar Los Cazadores como sitio de reunión habitual antes de entrar a los partidos. Sus encargados han colgado un cartel llamativo «Prohibido cantar». Los trabajadores reconocen las molestias que algunos clientes ocasionan al resto del barrio y dicen llamar la atención a quienes tienen actitudes violentas dentro. «Dentro del bar no causan problemas, pero algunos de ellos, que ya son maduros, han buscado algunas peleas en la calle. El problema es que es hay mucha gente y nosotros no podemos controlar todo», asegura un encargado del bar.
El local, junto con muchos bares de la zona, fueron cerrados en al menos en una ocasión por el ayuntamiento la pasada temporada por exceder el aforo permitido. «No son aficionados del Espanyol. Es gente sin cabeza. Se pelean con la gente en la calle , lanzan botellas, mean en la calle. Si se vuelven locos, no hay quién los pare. Cuando juegan el partido, muchos ni miran, solo buscan liarla», comentó un vecino de la zona.
Las medidas aplicadas hasta ahora han comenzado a dar resultado. Al menos en el primer partido de esta temporada, celebrado el domingo pasado contra el Getafe, no se registraron incidentes destacados. El ayuntamiento reconoce que la «prueba de fuego» será el encuentro contra el Barcelona.
Antonio Martínez, primer teniente de alcalde de Cornellà, explicó que el ayuntamiento está ensayando soluciones para paliar el gran impacto que una instalación deportiva de estas dimensiones tiene en un barrio hasta ahora tranquilo y algo aislado. «Los Mossos reforzarán la vigilancia en los bares para actuar antes de que ocurran los incidentes. Se controlará, sobre todo, que no se saque alcohol a la calle», explicó el concejal.
CONTROL DE LOS RADICALES / Los grupos más radicales del Espanyol han escogido al bar Los Cazadores como sitio de reunión habitual antes de entrar a los partidos. Sus encargados han colgado un cartel llamativo «Prohibido cantar». Los trabajadores reconocen las molestias que algunos clientes ocasionan al resto del barrio y dicen llamar la atención a quienes tienen actitudes violentas dentro. «Dentro del bar no causan problemas, pero algunos de ellos, que ya son maduros, han buscado algunas peleas en la calle. El problema es que es hay mucha gente y nosotros no podemos controlar todo», asegura un encargado del bar.
El local, junto con muchos bares de la zona, fueron cerrados en al menos en una ocasión por el ayuntamiento la pasada temporada por exceder el aforo permitido. «No son aficionados del Espanyol. Es gente sin cabeza. Se pelean con la gente en la calle , lanzan botellas, mean en la calle. Si se vuelven locos, no hay quién los pare. Cuando juegan el partido, muchos ni miran, solo buscan liarla», comentó un vecino de la zona.
Las medidas aplicadas hasta ahora han comenzado a dar resultado. Al menos en el primer partido de esta temporada, celebrado el domingo pasado contra el Getafe, no se registraron incidentes destacados. El ayuntamiento reconoce que la «prueba de fuego» será el encuentro contra el Barcelona.
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