Mientras junta dinero para viajar al Mundial de Brasil 2014, una organización que aglutina a "barras bravas" pedirá a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) que sus integrantes sean reconocidos como empleados de los clubes para cambiar "la cultura de violencia y muerte" por la de "amor y paz".
La curiosa iniciativa fue presentada por la ONG "Hinchadas Unidas Argentinas" (HUA), que agrupa a seguidores violentos de 43 equipos de la Primera División y de las categorías de ascenso del fútbol de este país y cuya formación se atribuye al Gobierno de Cristina Fernández, que lo niega tajantemente.
Marcelo Mallo, ideólogo y titular de HUA, explicó que el proyecto, que hace unos años se intentó implementar en el Independiente, consiste en capacitar a unos 50 integrantes de cada una de las hinchadas para que actúen como "guías acomodadores" en los estadios.
"Queremos ayudar a evitar la violencia, ordenando los accesos a las canchas o colocando gente en las gradas para que el público, por ejemplo, no arroje objetos al campo de juego o devuelva el balón inmediatamente", destacó Mallo, un dirigente político afín al ex presidente argentino Néstor Kirchner, esposo de Fernández.
Mallo insistió en que los seguidores "deberían ser empleados de los clubes" para cumplir esta actividad, que también incluiría la labor de "inculcar a los chicos que los hinchas están para cuidar a la gente y no para pelearse entre ellos".
"Con este proyecto intentamos acabar con una historia de violencia y muerte que ya lleva muchísimos años", remarcó antes de aclarar que en la nota que se elevará a la AFA también se pedirá el regreso de Diego Maradona como seleccionador argentino.
"Es una actividad que muchas hinchadas hacemos desde hace muchos años, pero lógicamente no genera prensa y nadie la comenta", se quejó Mariano González, un ultra del Lanús que fue deportado por las autoridades de Sudáfrica cuando en junio pasado quiso ingresar en ese país para presenciar el Mundial.
La ONG nació el año pasado y desde un principio la prensa la vinculó con el Gobierno argentino, cuyo jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, la descalificó recientemente al considerarla "un engendro" y "una catástrofe".
"Le quisieron demostrar a la sociedad que, porque se encontraban e intentaban organizarse, tenían sólo la vocación de ir a ver fútbol. Pero a mí eso me sonaba hasta estúpido", declaró el funcionario.
Mallo, por el contrario, desmintió que HUA se haya originado con el único objetivo de viajar al Mundial, que a su juicio fue una "gran prueba piloto" para demostrar que "era posible" la convivencia entre hinchas que durante muchos años habían estado enfrentados.
"Con este proyecto reafirmamos que, más allá de la Copa del Mundo, queremos seguir trabajando contra la violencia en el fútbol", apuntó.
"Muchos agoreros decían que en Sudáfrica las hinchadas antagónicas se iban a matar entre ellas y no iban a poder convivir. Pues bien: reivindico a la agrupación, que no provocó un solo desmán en el Mundial y dejó en excelentes condiciones una escuela (en Pretoria), con 40 ordenadores y más de 200 camas", subrayó.
La ONG se desmarcó de algunos incidentes que protagonizaron hinchas argentinos durante el Mundial y elevó su voz en contra de las "violaciones de los derechos humanos" que, consideró, sufrieron los ultras que fueron deportados por las autoridades sudafricanas.
En ese sentido, la agrupación anunció que denunciará ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya al presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, por entender que hubo "violencia de Estado".
Antes del Mundial, el Gobierno argentino envió a su homólogo sudafricano los antecedentes de 800 hinchas violentos, 29 de los cuales fueron deportados o directamente se les prohibió el ingreso en el país anfitrión
La curiosa iniciativa fue presentada por la ONG "Hinchadas Unidas Argentinas" (HUA), que agrupa a seguidores violentos de 43 equipos de la Primera División y de las categorías de ascenso del fútbol de este país y cuya formación se atribuye al Gobierno de Cristina Fernández, que lo niega tajantemente.
Marcelo Mallo, ideólogo y titular de HUA, explicó que el proyecto, que hace unos años se intentó implementar en el Independiente, consiste en capacitar a unos 50 integrantes de cada una de las hinchadas para que actúen como "guías acomodadores" en los estadios.
"Queremos ayudar a evitar la violencia, ordenando los accesos a las canchas o colocando gente en las gradas para que el público, por ejemplo, no arroje objetos al campo de juego o devuelva el balón inmediatamente", destacó Mallo, un dirigente político afín al ex presidente argentino Néstor Kirchner, esposo de Fernández.
Mallo insistió en que los seguidores "deberían ser empleados de los clubes" para cumplir esta actividad, que también incluiría la labor de "inculcar a los chicos que los hinchas están para cuidar a la gente y no para pelearse entre ellos".
"Con este proyecto intentamos acabar con una historia de violencia y muerte que ya lleva muchísimos años", remarcó antes de aclarar que en la nota que se elevará a la AFA también se pedirá el regreso de Diego Maradona como seleccionador argentino.
"Es una actividad que muchas hinchadas hacemos desde hace muchos años, pero lógicamente no genera prensa y nadie la comenta", se quejó Mariano González, un ultra del Lanús que fue deportado por las autoridades de Sudáfrica cuando en junio pasado quiso ingresar en ese país para presenciar el Mundial.
La ONG nació el año pasado y desde un principio la prensa la vinculó con el Gobierno argentino, cuyo jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, la descalificó recientemente al considerarla "un engendro" y "una catástrofe".
"Le quisieron demostrar a la sociedad que, porque se encontraban e intentaban organizarse, tenían sólo la vocación de ir a ver fútbol. Pero a mí eso me sonaba hasta estúpido", declaró el funcionario.
Mallo, por el contrario, desmintió que HUA se haya originado con el único objetivo de viajar al Mundial, que a su juicio fue una "gran prueba piloto" para demostrar que "era posible" la convivencia entre hinchas que durante muchos años habían estado enfrentados.
"Con este proyecto reafirmamos que, más allá de la Copa del Mundo, queremos seguir trabajando contra la violencia en el fútbol", apuntó.
"Muchos agoreros decían que en Sudáfrica las hinchadas antagónicas se iban a matar entre ellas y no iban a poder convivir. Pues bien: reivindico a la agrupación, que no provocó un solo desmán en el Mundial y dejó en excelentes condiciones una escuela (en Pretoria), con 40 ordenadores y más de 200 camas", subrayó.
La ONG se desmarcó de algunos incidentes que protagonizaron hinchas argentinos durante el Mundial y elevó su voz en contra de las "violaciones de los derechos humanos" que, consideró, sufrieron los ultras que fueron deportados por las autoridades sudafricanas.
En ese sentido, la agrupación anunció que denunciará ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya al presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, por entender que hubo "violencia de Estado".
Antes del Mundial, el Gobierno argentino envió a su homólogo sudafricano los antecedentes de 800 hinchas violentos, 29 de los cuales fueron deportados o directamente se les prohibió el ingreso en el país anfitrión
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