La clásica (y ahora violenta) rivalidad entre los dos clubes más poderosos de Comodoro Rivadavia, es decir Huracán y Jorge Newbery, se llevó una nueva vida.
Es que en un cruce entre simpatizantes de los clubes Huracán y Jorge Newbery, perdió la vida el joven Luis Eduardo Canquel (23). El hecho se produjo en la intersección de 10 de Noviembre y Carlos Gardel, en una plazoleta situada en los límites de los barrios San Cayetano y Quirno Costa y en ocasión de un enfrentamiento con armas de fuego protagonizado por hinchas identificados con los colores de los dos clubes más populares de la ciudad petrolera, caracterizados además por una acérrima rivalidad. Por razones que aún son motivo de investigación, el joven sufrió una herida de arma en la zona craneana izquierda con orificio de entrada y sin salida que a pesar de la rápida llegada de una ambulancia al lugar, terminó costándole la vida a poco de ingresar a la guardia del Hospital Regional.
“Provocación”
Lucio Aranda, comisario a cargo de la Seccional Cuarta, aclaró que el fallecido no integraba la hinchada de Newbery aunque corroboró que sí había asistido horas antes al partido que éste club disputó ante Ferrocarriles del Estado en compañía de su cuñado. La víctima no lucía al momento de la agresión, prenda o atuendos que lo identifiquen con los colores de ésta institución futbolística y de acuerdo al testimonio de testigos, Canquel integraba un grupo que caminaba por el barrio Quirno Costa y profirieron cantos que habrían sido interpretados como una “provocación”.
La víctima se dirigía hacia el barrio Máximo Abásolo, donde residía en la intersección de Ortego y Cafrune. Siempre en base al aporte de vecinos que presenciaron la agresión, se habrían utilizado en el enfrentamiento armas de calibre 11,25 y 380 produciéndose hasta el momento, una detención luego de un allanamiento. “Todavía se debe realizar el control de detención y continúan los peritajes junto a Fiscalía y la Brigada de Investigaciones. También restan recabar otros testimonios de hinchas que al momento del hecho se encontraban en estado de ebriedad”, indicó el titular de la Seccional Cuarta quien confió en el rápido esclarecimiento de éste nuevo homicidio, que suma a la larga lista de personas fallecidas en hechos de violencia.
Tensión y detenidos
Los mayores momentos de tensión se vivieron después del ataque, cuando hinchas de Newbery intentaron hacer justicia por mano propia y montaron una guardia en una vivienda particular situada a media cuadra, en la que se habrían refugiado los presuntos autores de los disparos.
Por ello, varios uniformados cumplieron con una consigna en el domicilio sindicado por los testigos hasta que se librara una orden de allanamiento, la cual se hizo efectiva con el saldo de tres detenidos, sospechosos de la muerte del joven de 23 años.
Otro hecho trágico que tiene como origen, los falsos fanatismos futboleros, un sentimiento exacerbado en muchos casos por el alcohol y los excesos que no entiende de lógica, ni raciocinio. La violencia escondida detrás de una camiseta volvió a aparecer y seguramente, seguirá a la espera de cobrarse la siguiente víctima. Como si la vida no tuviera el más mínimo sentido.
Es que en un cruce entre simpatizantes de los clubes Huracán y Jorge Newbery, perdió la vida el joven Luis Eduardo Canquel (23). El hecho se produjo en la intersección de 10 de Noviembre y Carlos Gardel, en una plazoleta situada en los límites de los barrios San Cayetano y Quirno Costa y en ocasión de un enfrentamiento con armas de fuego protagonizado por hinchas identificados con los colores de los dos clubes más populares de la ciudad petrolera, caracterizados además por una acérrima rivalidad. Por razones que aún son motivo de investigación, el joven sufrió una herida de arma en la zona craneana izquierda con orificio de entrada y sin salida que a pesar de la rápida llegada de una ambulancia al lugar, terminó costándole la vida a poco de ingresar a la guardia del Hospital Regional.
“Provocación”
Lucio Aranda, comisario a cargo de la Seccional Cuarta, aclaró que el fallecido no integraba la hinchada de Newbery aunque corroboró que sí había asistido horas antes al partido que éste club disputó ante Ferrocarriles del Estado en compañía de su cuñado. La víctima no lucía al momento de la agresión, prenda o atuendos que lo identifiquen con los colores de ésta institución futbolística y de acuerdo al testimonio de testigos, Canquel integraba un grupo que caminaba por el barrio Quirno Costa y profirieron cantos que habrían sido interpretados como una “provocación”.
La víctima se dirigía hacia el barrio Máximo Abásolo, donde residía en la intersección de Ortego y Cafrune. Siempre en base al aporte de vecinos que presenciaron la agresión, se habrían utilizado en el enfrentamiento armas de calibre 11,25 y 380 produciéndose hasta el momento, una detención luego de un allanamiento. “Todavía se debe realizar el control de detención y continúan los peritajes junto a Fiscalía y la Brigada de Investigaciones. También restan recabar otros testimonios de hinchas que al momento del hecho se encontraban en estado de ebriedad”, indicó el titular de la Seccional Cuarta quien confió en el rápido esclarecimiento de éste nuevo homicidio, que suma a la larga lista de personas fallecidas en hechos de violencia.
Tensión y detenidos
Los mayores momentos de tensión se vivieron después del ataque, cuando hinchas de Newbery intentaron hacer justicia por mano propia y montaron una guardia en una vivienda particular situada a media cuadra, en la que se habrían refugiado los presuntos autores de los disparos.
Por ello, varios uniformados cumplieron con una consigna en el domicilio sindicado por los testigos hasta que se librara una orden de allanamiento, la cual se hizo efectiva con el saldo de tres detenidos, sospechosos de la muerte del joven de 23 años.
Otro hecho trágico que tiene como origen, los falsos fanatismos futboleros, un sentimiento exacerbado en muchos casos por el alcohol y los excesos que no entiende de lógica, ni raciocinio. La violencia escondida detrás de una camiseta volvió a aparecer y seguramente, seguirá a la espera de cobrarse la siguiente víctima. Como si la vida no tuviera el más mínimo sentido.
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