Después de dos clásicos, con la Liga casi en las vitrinas del Barcelona y la Copa del Rey en el taller de chapa después del festejo del Real Madrid en la Cibeles, llegó la Champions. Los dos equipos se iban a enfrentar por el título más deseado, el que desequilibrará la balanza en caso de que uno de los dos gane en Wembley. La motivación era extra y… los dos entrenadores caldearon el partido.
Primero fue José Mourinho el que echó gasolina al fuego al decir que Guardiola se quejaba de un acierto arbitral en la Copa, que era lo nunca visto y quizá lo hacía porque estaba acostumbrado a recibir favores arbitrales como en Stamford Bridge. Su rueda de prensa no tuvo desperdicio, pero luego llegó Pep Guardiola y echó pólvora a la fogata con una rueda de prensa igual o más irónica y cargada de pullas.
Partido de alto riesgo, ambiente pre bélico también calentado desde algunos medios de comunicación… Sin embargo, las dos aficiones dieron una lección de deportividad. No hubo incidentes en los alrededores del Santiago Bernabéu. Es cierto que la mayor parte de la hinchada del Barcelona estaba ‘custodiada’ por la policía nacional en la calle Rafael Salgado, pero por todas partes se cruzaban aficionados de los dos equipos y no pasaba nada.
Es más, los espabilados aprovechaban para piropear a las chicas guapas de la afición rival y regalarles los oídos con frases mucho más bonitas, o pícaras, que las que luego iban a dedicar a los hinchas rivales. En la calle Marceliano Santa María, en los bares junto al Bernabéu, se concentraba gran parte de los seguidores del equipo blanco. Los azulgranas estaban, en su mayoría, en la calle del lado opuesto, Rafael Salgado, también cerca de un bar.
Allí fue donde se produjo el cruce de cánticos e insultos, que no pasó a mayores, quizá porque en medio estaba la policía nacional. Los hinchas del Real Madrid celebraban la Copa, “Adiós a la Copa, adiós…”, los del Barcelona tenían el mismo cántico cambiando Copa por Liga. El cántico de moda entre los azulgranas era “Otra manita, queremos otra manita”, mientras que entre los blancos destacaban dos clásicos: “Alé, Real Madrid…” y el “Hasta el final, vamos Real”.
Luego había muchos cánticos de índole política aludiendo a las nacionalidades y zonas de procedencia, y otros irreproducibles dedicados a Guardiola y Mourinho, a Piqué y Cristiano Ronaldo, en incluso a Shakira y Sara Carbonero por ser novias de futbolistas. Pero, afortunadamente, no se pasó de ahí.
El ambiente fue pacífico en todo momento, no pasó nada con los autocares de los dos equipos y los vendedores de los puestos no tuvieron ningún problema, ni siquiera los que estaban junto a los hinchas rivales con puestos llenos de merchandising madridista. La única queja era la de casi siempre: "Hemos vendido muy poco". Pero en eso tiene que ver más la crisis. O quizá era que cerca de estos puestos había más policía que aficionados
Primero fue José Mourinho el que echó gasolina al fuego al decir que Guardiola se quejaba de un acierto arbitral en la Copa, que era lo nunca visto y quizá lo hacía porque estaba acostumbrado a recibir favores arbitrales como en Stamford Bridge. Su rueda de prensa no tuvo desperdicio, pero luego llegó Pep Guardiola y echó pólvora a la fogata con una rueda de prensa igual o más irónica y cargada de pullas.
Partido de alto riesgo, ambiente pre bélico también calentado desde algunos medios de comunicación… Sin embargo, las dos aficiones dieron una lección de deportividad. No hubo incidentes en los alrededores del Santiago Bernabéu. Es cierto que la mayor parte de la hinchada del Barcelona estaba ‘custodiada’ por la policía nacional en la calle Rafael Salgado, pero por todas partes se cruzaban aficionados de los dos equipos y no pasaba nada.
Es más, los espabilados aprovechaban para piropear a las chicas guapas de la afición rival y regalarles los oídos con frases mucho más bonitas, o pícaras, que las que luego iban a dedicar a los hinchas rivales. En la calle Marceliano Santa María, en los bares junto al Bernabéu, se concentraba gran parte de los seguidores del equipo blanco. Los azulgranas estaban, en su mayoría, en la calle del lado opuesto, Rafael Salgado, también cerca de un bar.
Allí fue donde se produjo el cruce de cánticos e insultos, que no pasó a mayores, quizá porque en medio estaba la policía nacional. Los hinchas del Real Madrid celebraban la Copa, “Adiós a la Copa, adiós…”, los del Barcelona tenían el mismo cántico cambiando Copa por Liga. El cántico de moda entre los azulgranas era “Otra manita, queremos otra manita”, mientras que entre los blancos destacaban dos clásicos: “Alé, Real Madrid…” y el “Hasta el final, vamos Real”.
Luego había muchos cánticos de índole política aludiendo a las nacionalidades y zonas de procedencia, y otros irreproducibles dedicados a Guardiola y Mourinho, a Piqué y Cristiano Ronaldo, en incluso a Shakira y Sara Carbonero por ser novias de futbolistas. Pero, afortunadamente, no se pasó de ahí.
El ambiente fue pacífico en todo momento, no pasó nada con los autocares de los dos equipos y los vendedores de los puestos no tuvieron ningún problema, ni siquiera los que estaban junto a los hinchas rivales con puestos llenos de merchandising madridista. La única queja era la de casi siempre: "Hemos vendido muy poco". Pero en eso tiene que ver más la crisis. O quizá era que cerca de estos puestos había más policía que aficionados
No hay comentarios:
Publicar un comentario