El pasado miércoles, el Defensores del Chaco fue escenario de un hecho lamentable, bochornoso. La incapacidad del equipo de Cerro Porteño ante Cruzeiro fue respondida a pedradas por los hinchas azulgranas.
No encontraron mejor forma de descargar la furia que romper las paredes de los baños para "armarse", pues el Ciclón estaba siendo vapuleado por el rival.
¿Qué culpa tiene el adversario ante la impotencia cerrista de revertir un resultado adverso? La fórmula adecuada para levantar el ánimo de los futbolistas o para protestar contra los dirigentes no es lanzar proyectiles. Esto nada soluciona, y eso es categórico.
Al contrario, las imágenes que recorrieron el mundo lastiman, entristecen y duelen. Es que la violencia no es precisamente la realidad del fútbol paraguayo, que últimamente tiene un lugar bien ganado y con respeto mediante la campaña albirroja.
En el desgraciado miércoles 6 de febrero la Policía nada hizo, ni para prevenir la violencia ni para castigar a los vándalos. No hay otra opción más que identificar a los culpables y aplicar la ley de la "No violencia en los estadios de fútbol".
Lamentablemente, el castigo debe ser una de las salidas para el tema. Hay mucha gente decente que quiere disfrutar con tranquilidad de un espectáculo deportivo. No queremos que las gradas y los alrededores de nuestros estadios se conviertan en zonas liberadas, porque eso sería catastrófico. Que no sea así.
No encontraron mejor forma de descargar la furia que romper las paredes de los baños para "armarse", pues el Ciclón estaba siendo vapuleado por el rival.
¿Qué culpa tiene el adversario ante la impotencia cerrista de revertir un resultado adverso? La fórmula adecuada para levantar el ánimo de los futbolistas o para protestar contra los dirigentes no es lanzar proyectiles. Esto nada soluciona, y eso es categórico.
Al contrario, las imágenes que recorrieron el mundo lastiman, entristecen y duelen. Es que la violencia no es precisamente la realidad del fútbol paraguayo, que últimamente tiene un lugar bien ganado y con respeto mediante la campaña albirroja.
En el desgraciado miércoles 6 de febrero la Policía nada hizo, ni para prevenir la violencia ni para castigar a los vándalos. No hay otra opción más que identificar a los culpables y aplicar la ley de la "No violencia en los estadios de fútbol".
Lamentablemente, el castigo debe ser una de las salidas para el tema. Hay mucha gente decente que quiere disfrutar con tranquilidad de un espectáculo deportivo. No queremos que las gradas y los alrededores de nuestros estadios se conviertan en zonas liberadas, porque eso sería catastrófico. Que no sea así.
No hay comentarios:
Publicar un comentario