La policía española está "indignada" con las acusaciones de la UEFA por su actuación en el partido entre el Atlético y el Marsella. La Dirección General de la Policía y la Guardia Civil hizo ayer pública una nota en la que subraya que la acción de las Unidades de Intervención (UIP, antidisturbios) fue "en todo momento correcta y proporcionada" y "ajustada ante el violento comportamiento de los seguidores franceses". Cinco agentes resultaron heridos. Los policías intervinientes explican que el altercado comenzó mucho antes de lo que asegura la UEFA. Antes de la bronca, varios seguidores del Olympique increparon a los del Atlético que estaban debajo de ellos en la grada e incluso a los que entraban desde la calle para ocupar sus asientos. Uno hizo ostensibles signos de cortar el cuello a los rojiblancos que protestaron porque les estaban arrojando objetos, les orinaban y les lanzaban esputos desde arriba. Una de las sillas tiradas entonces se les entregó a los responsables del estadio.
La algarada definitiva empezó cuando los vigilantes de la UEFA, los llamados stewards (varias decenas en el estadio), pidieron a la policía que retirase una pancarta (su lema era Ultra, en el que se insertaba una calavera, uno de los símbolos que la UEFA dice que hay que retirar de los recintos deportivos) porque "tapaba la publicidad institucional" de la propia organización y "porque incitaba a la violencia", según declaró el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. El jefe de grupo de la UIP pidió "de manera respetuosa", según la policía, la retirada de la misma. Los responsables de la UEFA niegan que pidieran la retirada al considerar que se trataba de la imagen de un payaso, no de la calavera que prohíbe el máximo organismo del fútbol europeo.
Los agentes tomaron posiciones en la grada en fila de a uno, pero en los primeros momentos se retiraron hacia el vomitorio más próximo. Fue entonces cuando uno de los hinchas violentos franceses lanzó una silla arrancada contra el jefe del grupo, que iba sin casco. El impacto le produjo una brecha en la frente "que precisó siete puntos de sutura". La violencia de los hooligans del Olympique iba en aumento y se tomó la decisión de ejecutar una carga policial. Sin embargo, la "contundencia" de los antidisturbios españoles le hizo recordar a la UEFA "la reincidencia de los antidisturbios españoles, como cuando cargó contra hinchas del Tottenham hace dos temporadas en Sevilla, entre ellos varios que iban en sillas de ruedas".
La carga fue "correcta y proporcionada", así como "ajustada a la respuesta necesaria ante el violento comportamiento de los seguidores franceses", asegura oficialmente la Policía. Y fue "contundente para impedir que la violencia y los incidentes se extendieran por todo el campo", según fuentes de Interior. Dos policías fueron agarrados y tirados al suelo por los hinchas. Uno de ellos, que portaba una gorra amarilla, se enzarzó a golpes con un agente y fue detenido. Se trata de un seguidor del Olympique, pero de nacionalidad española, que fue detenido y enviado a prisión tras comparecer ante el Juzgado de Instrucción número 33 de Madrid.
Rubalcaba se mostró ayer en Onda Cero dispuesto a prestar todo su apoyo al Atlético. Además, anunció que va a mandar a la UEFA el informe policial, la diligencia judicial sobre el detenido y los vídeos en los que se observa el proceder de los aficionados del Olympique. Los sindicatos policiales, por su lado, exigieron "una rectificación" a la UEFA por culparles de los incidentes y acusaron a los seguidores franceses de atacar a los stewards, ir completamente borrachos e incitar a la violencia. Incluso acusan a la UEFA de querer "justificar la violencia".
La algarada definitiva empezó cuando los vigilantes de la UEFA, los llamados stewards (varias decenas en el estadio), pidieron a la policía que retirase una pancarta (su lema era Ultra, en el que se insertaba una calavera, uno de los símbolos que la UEFA dice que hay que retirar de los recintos deportivos) porque "tapaba la publicidad institucional" de la propia organización y "porque incitaba a la violencia", según declaró el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. El jefe de grupo de la UIP pidió "de manera respetuosa", según la policía, la retirada de la misma. Los responsables de la UEFA niegan que pidieran la retirada al considerar que se trataba de la imagen de un payaso, no de la calavera que prohíbe el máximo organismo del fútbol europeo.
Los agentes tomaron posiciones en la grada en fila de a uno, pero en los primeros momentos se retiraron hacia el vomitorio más próximo. Fue entonces cuando uno de los hinchas violentos franceses lanzó una silla arrancada contra el jefe del grupo, que iba sin casco. El impacto le produjo una brecha en la frente "que precisó siete puntos de sutura". La violencia de los hooligans del Olympique iba en aumento y se tomó la decisión de ejecutar una carga policial. Sin embargo, la "contundencia" de los antidisturbios españoles le hizo recordar a la UEFA "la reincidencia de los antidisturbios españoles, como cuando cargó contra hinchas del Tottenham hace dos temporadas en Sevilla, entre ellos varios que iban en sillas de ruedas".
La carga fue "correcta y proporcionada", así como "ajustada a la respuesta necesaria ante el violento comportamiento de los seguidores franceses", asegura oficialmente la Policía. Y fue "contundente para impedir que la violencia y los incidentes se extendieran por todo el campo", según fuentes de Interior. Dos policías fueron agarrados y tirados al suelo por los hinchas. Uno de ellos, que portaba una gorra amarilla, se enzarzó a golpes con un agente y fue detenido. Se trata de un seguidor del Olympique, pero de nacionalidad española, que fue detenido y enviado a prisión tras comparecer ante el Juzgado de Instrucción número 33 de Madrid.
Rubalcaba se mostró ayer en Onda Cero dispuesto a prestar todo su apoyo al Atlético. Además, anunció que va a mandar a la UEFA el informe policial, la diligencia judicial sobre el detenido y los vídeos en los que se observa el proceder de los aficionados del Olympique. Los sindicatos policiales, por su lado, exigieron "una rectificación" a la UEFA por culparles de los incidentes y acusaron a los seguidores franceses de atacar a los stewards, ir completamente borrachos e incitar a la violencia. Incluso acusan a la UEFA de querer "justificar la violencia".
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