Los graves disturbios registrados anoche en Hamburgo durante los enfrentamientos entre hinchas del FC St. Pauli y el Hans Rostock acabaron con ocho personas hospitalizadas, cinco de ellas agentes antidisturbios, informó hoy un portavoz policial.
Cinco personas fueron detenidas y otras diez retenidas temporalmente durante los disturbios, los más graves de los últimos años con motivo de un encuentro de fútbol en Alemania.
Unos 1.350 agentes fueron desplegados para evitar los enfrentamientos entre las aficiones de los dos equipos, que disputaron en Hamburgo un encuentro de la segunda liga alemana de fútbol y que acabó con victoria del visitante Rostock por 2-3.
"La dos aficiones están tan enemistadas que sólo piensan en agredirse", dijo el portavoz de la policía, que llegó a utilizar camiones con cañones de agua, porras antidisturbios y aerosoles de pimienta contra ambas hinchadas.
Los enfrentamientos se iniciaron ya antes de comenzar el partido y la policía detuvo a los primeros hinchas del St. Pauli local por provocar a los seguidores del conjunto visitante, uno de ellos al amenazar a los hinchas del Rostock con una pistola simulada.
Los aficionados de Rostock necesitaron escolta policial para desplazarse desde la estación central de Hamburgo hasta el campo del St.Pauli, aunque los agentes no pudieron evitar que a sus puertas se produjeran enfrentamientos y que ambas hinchadas acabaran incluso atacando unidas a los agentes del orden con piedras y botellas.
En el descanso del partido los aficionados del Rostock calentaron aún mas los ánimos al encender numerosas bengalas y material pirotécnico, que envolvió el estadio en una gran nube de humo.
Al término del partido y a la salida del estadio se repitieron de nuevo las agresiones entre ambas hinchadas, que no acabaron hasta que los cerca de 1.500 seguidores del Rostock abandonaron en tren la ciudad tras ser escoltados de nuevo hasta la estación central de Hamburgo por un amplio dispositivo policial.
Pese a todo, un millar de aficionados del St.Pauli, a los que se sumaron activistas radicales de izquierda del llamado movimiento autónomo, se concentraron en la plaza del Pferdemarkt, donde protagonizaron nuevos enfrentamientos con la policía.
"Todo lo que se podía mover fue tirado por la calle, desde contenedores de basura a baldosas de las aceras", explicó el portavoz policial, quien señaló que la situación se tranquilizó finalmente bien entrada la noche.
El presidente del St. Pauli, Corny Littmann, reconoció ante la prensa que son "conscientes de los problemas con la hincada de Rostock" y se mostró aliviado de que "por lo menos" consiguieran "que se jugaran los 90 minutos de partido".
Cinco personas fueron detenidas y otras diez retenidas temporalmente durante los disturbios, los más graves de los últimos años con motivo de un encuentro de fútbol en Alemania.
Unos 1.350 agentes fueron desplegados para evitar los enfrentamientos entre las aficiones de los dos equipos, que disputaron en Hamburgo un encuentro de la segunda liga alemana de fútbol y que acabó con victoria del visitante Rostock por 2-3.
"La dos aficiones están tan enemistadas que sólo piensan en agredirse", dijo el portavoz de la policía, que llegó a utilizar camiones con cañones de agua, porras antidisturbios y aerosoles de pimienta contra ambas hinchadas.
Los enfrentamientos se iniciaron ya antes de comenzar el partido y la policía detuvo a los primeros hinchas del St. Pauli local por provocar a los seguidores del conjunto visitante, uno de ellos al amenazar a los hinchas del Rostock con una pistola simulada.
Los aficionados de Rostock necesitaron escolta policial para desplazarse desde la estación central de Hamburgo hasta el campo del St.Pauli, aunque los agentes no pudieron evitar que a sus puertas se produjeran enfrentamientos y que ambas hinchadas acabaran incluso atacando unidas a los agentes del orden con piedras y botellas.
En el descanso del partido los aficionados del Rostock calentaron aún mas los ánimos al encender numerosas bengalas y material pirotécnico, que envolvió el estadio en una gran nube de humo.
Al término del partido y a la salida del estadio se repitieron de nuevo las agresiones entre ambas hinchadas, que no acabaron hasta que los cerca de 1.500 seguidores del Rostock abandonaron en tren la ciudad tras ser escoltados de nuevo hasta la estación central de Hamburgo por un amplio dispositivo policial.
Pese a todo, un millar de aficionados del St.Pauli, a los que se sumaron activistas radicales de izquierda del llamado movimiento autónomo, se concentraron en la plaza del Pferdemarkt, donde protagonizaron nuevos enfrentamientos con la policía.
"Todo lo que se podía mover fue tirado por la calle, desde contenedores de basura a baldosas de las aceras", explicó el portavoz policial, quien señaló que la situación se tranquilizó finalmente bien entrada la noche.
El presidente del St. Pauli, Corny Littmann, reconoció ante la prensa que son "conscientes de los problemas con la hincada de Rostock" y se mostró aliviado de que "por lo menos" consiguieran "que se jugaran los 90 minutos de partido".
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