El derbi madrileño fue un espectáculo en el césped... y en las propias gradas del Santiago Bernabéu. Más de 1.100 aficionados del Atlético de Madrid disfrutaron con su equipo en un clásico que debió caer del lado colchonero, pero que finalmente acabó en empate por obra y gracia de los propios fallos colchoneros, pero, sobre todo, por la falta de acierto arbitral.
La buena noticia del choque vino dada por el hecho de que, al cierre de esta edición, no se hubiésen dado problemas entre las aficiones; una constante que, salvo lo sucedido en el curso anterior con el ataque de los 'Ultras Sur' del Real Madrid a varios aficionados que se acercaban al Calderón, viene siendo norma de los clásicos de la capital de España. Buena culpa de ello residió en el gran despliegue de medios realizado por las autoridades. La Delegación del Gobierno de Madrid puso en marcha un amplio dispositivo de seguridad para garantizar el normal desarrollo del partido. No hay que olvidar que la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el deporte, catalogó el choque como de 'alto riesgo'. Más de 600 miembros del Cuerpo Nacional de Policía, la Policía Municipal, el Samur-Protección Civil, la Cruz Roja, Protección Civil y otros servicios asistenciales; trabajaron para que todo saliese bien.
Los aficionados del Atlético de Madrid quedaron concentrados en Plaza Castilla y, custodiados por la Policía -siete furgones-, bajaron por el Paseo de la Castellana hasta el estadio, donde fueron introducidos antes que los hinchas 'merengues' y desalojados una vez concluido el partido. Al cierre de esta edición, según informaron varias radios, un aficionado colchonero había sido 'retenido'; si bien no se registraron contratiempos.
Los aficionados colchoneros lo pasaron en grande durante buena parte del encuentro, en concreto desde que el Atlético se adelantó al borde del descanso. Por momentos, los más de 1.100 colchoneros silenciaron el Bernabéu con sus cánticos. En casa del eterno rival se escucharon el himno colchonero y muchos de los cánticos comunes en el Calderón. Por su parte, los 'ultras' del Real Madrid exhibieron varias pancartas de dudoso estilo en las que se podía leer: "El Calderón, nuestro club social favorito" o "En el Calderón hay mucho maricón (sic)"
La buena noticia del choque vino dada por el hecho de que, al cierre de esta edición, no se hubiésen dado problemas entre las aficiones; una constante que, salvo lo sucedido en el curso anterior con el ataque de los 'Ultras Sur' del Real Madrid a varios aficionados que se acercaban al Calderón, viene siendo norma de los clásicos de la capital de España. Buena culpa de ello residió en el gran despliegue de medios realizado por las autoridades. La Delegación del Gobierno de Madrid puso en marcha un amplio dispositivo de seguridad para garantizar el normal desarrollo del partido. No hay que olvidar que la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el deporte, catalogó el choque como de 'alto riesgo'. Más de 600 miembros del Cuerpo Nacional de Policía, la Policía Municipal, el Samur-Protección Civil, la Cruz Roja, Protección Civil y otros servicios asistenciales; trabajaron para que todo saliese bien.
Los aficionados del Atlético de Madrid quedaron concentrados en Plaza Castilla y, custodiados por la Policía -siete furgones-, bajaron por el Paseo de la Castellana hasta el estadio, donde fueron introducidos antes que los hinchas 'merengues' y desalojados una vez concluido el partido. Al cierre de esta edición, según informaron varias radios, un aficionado colchonero había sido 'retenido'; si bien no se registraron contratiempos.
Los aficionados colchoneros lo pasaron en grande durante buena parte del encuentro, en concreto desde que el Atlético se adelantó al borde del descanso. Por momentos, los más de 1.100 colchoneros silenciaron el Bernabéu con sus cánticos. En casa del eterno rival se escucharon el himno colchonero y muchos de los cánticos comunes en el Calderón. Por su parte, los 'ultras' del Real Madrid exhibieron varias pancartas de dudoso estilo en las que se podía leer: "El Calderón, nuestro club social favorito" o "En el Calderón hay mucho maricón (sic)"
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