Según el Ministerio Fiscal, con motivo de un partido de fútbol entre los equipos del Sabadell y el Lleida celebrado en la capital del Segrià el 18 de octubre de 2008 “un grupo numeroso de personas, seguidores del Club Sabadell, ocultándose el rostro con capuchas y pasamontañas, de manera incívica y fanática realizaron una serie de altercados violentos por la zona próxima” al Camp d’Esports. La acusación pública asegura que los cinco acusados penetraron en el bar Gerbas situado en la avenida Doctor Fleming y agredieron a varios clientes y camareros “lanzando luego sillas y botellas contra los cristales de la puerta y los mostradores”.
Como consecuencia de la agresión un camarero y un cliente resultaron heridos con varias contusiones.
Tras la batalla campal alguien se puso en contacto con los Mossos d’Esquadra. Cuando los agresores vieron que varias patrullas se aproximaban, el grupo violento se dispersó por las proximidades mientras alguno de los miembros lanzó un cono contra un vehículo y le fracturó el parabrisas.
Según la acusación pública, otro grupo de los agitadores se introdujo en un coche y arrancó a toda velocidad sin atender, en ningún momento, las ordenes que efectuaba un agente y que les obligaba a detener. Otro vehículo, que también hizo caso omiso a la policía siguió al primero “lanzándose a toda velocidad por la avenida Doctor Fleming con Alcalde Rovira Roure “circulando en contra dirección, sin respetar lo semáforos y saltándose en rojo los de la plaza Ricard Vinyes con el consiguiente peligro para la seguridad de los demás conductores y peatones de la zona”.
El Ministerio Fiscal solicita que a los cinco acusados se les imponga una pena de cuatro años de privación de libertad por considerarles autores de un delito de desórdenes públicos y la privación de acudir a espectáculos de fútbol por el tiempo de cuatro años.
Además, a uno de ellos le imputan una falta de lesiones por la que fiscalía pide que abone una multa de 600 euros. A otros dos acusados les acusa de delitos contra la seguridad del tráfico y solicita una pena de un año y seis meses de prisión, una multa de 3.000 euros y la prohibición del derecho a conducir durante seis años.
Con frecuencia el futbol provoca delirios de fanatismo. Fanático es “quien manifiesta celo excesivo por una religión u opinión”. Se trata de un entusiasmo ciego, torvo y desmedido. En el ámbito del fútbol y otros deportes, implica una suerte de obcecación que mueve a entregarse irracionalmente a un determinado equipo o bando.
Según varios análisis hechos desde el campo de la psicología, se ha descubierto que algunos ultras padecen problemas de salud mental relacionados con carencias de afecto, abandono, violencia familiar y baja autoestima. El cuadro comienza por estados de aburrimiento, sigue con un rechazo al mundo, luego neurosis, ésta, de manera gradual, se transforma en violencia.
Umberto Eco, asegura: “Yo no tengo nada contra el fútbol... si se tercia, me veo un buen partido con interés y gusto en la televisión, porque reconozco y aprecio todos los méritos de este noble juego. Yo no odio el futbol, yo odio a los apasionados del futbol... No amo al hincha porque tiene una extraña característica: no entiende por qué tú no lo eres, e insiste en hablar contigo como si tú lo fueras... Son como hablar con la pared”.
Quizás sea así, de momento a los ultras del Sabadell pueden acabar en prisión.
Como consecuencia de la agresión un camarero y un cliente resultaron heridos con varias contusiones.
Tras la batalla campal alguien se puso en contacto con los Mossos d’Esquadra. Cuando los agresores vieron que varias patrullas se aproximaban, el grupo violento se dispersó por las proximidades mientras alguno de los miembros lanzó un cono contra un vehículo y le fracturó el parabrisas.
Según la acusación pública, otro grupo de los agitadores se introdujo en un coche y arrancó a toda velocidad sin atender, en ningún momento, las ordenes que efectuaba un agente y que les obligaba a detener. Otro vehículo, que también hizo caso omiso a la policía siguió al primero “lanzándose a toda velocidad por la avenida Doctor Fleming con Alcalde Rovira Roure “circulando en contra dirección, sin respetar lo semáforos y saltándose en rojo los de la plaza Ricard Vinyes con el consiguiente peligro para la seguridad de los demás conductores y peatones de la zona”.
El Ministerio Fiscal solicita que a los cinco acusados se les imponga una pena de cuatro años de privación de libertad por considerarles autores de un delito de desórdenes públicos y la privación de acudir a espectáculos de fútbol por el tiempo de cuatro años.
Además, a uno de ellos le imputan una falta de lesiones por la que fiscalía pide que abone una multa de 600 euros. A otros dos acusados les acusa de delitos contra la seguridad del tráfico y solicita una pena de un año y seis meses de prisión, una multa de 3.000 euros y la prohibición del derecho a conducir durante seis años.
Con frecuencia el futbol provoca delirios de fanatismo. Fanático es “quien manifiesta celo excesivo por una religión u opinión”. Se trata de un entusiasmo ciego, torvo y desmedido. En el ámbito del fútbol y otros deportes, implica una suerte de obcecación que mueve a entregarse irracionalmente a un determinado equipo o bando.
Según varios análisis hechos desde el campo de la psicología, se ha descubierto que algunos ultras padecen problemas de salud mental relacionados con carencias de afecto, abandono, violencia familiar y baja autoestima. El cuadro comienza por estados de aburrimiento, sigue con un rechazo al mundo, luego neurosis, ésta, de manera gradual, se transforma en violencia.
Umberto Eco, asegura: “Yo no tengo nada contra el fútbol... si se tercia, me veo un buen partido con interés y gusto en la televisión, porque reconozco y aprecio todos los méritos de este noble juego. Yo no odio el futbol, yo odio a los apasionados del futbol... No amo al hincha porque tiene una extraña característica: no entiende por qué tú no lo eres, e insiste en hablar contigo como si tú lo fueras... Son como hablar con la pared”.
Quizás sea así, de momento a los ultras del Sabadell pueden acabar en prisión.
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