Nadie imaginaba que la fiesta se convertiría en escándalo. El clásico correntino, por la cuarta fecha de la Copa Argentina, había comenzado a disputarse en un estadio repleto, en el que los 3000 hinchas del equipo dueño de casa, Regatas, contrastaban con el puñado de simpatizantes de San Martín.
Pero el juego sólo duraría un tiempo. En esos primeros dos cuartos Regatas impuso las diferencias lógicas entre un equipo de la Liga y uno del TNA y se fue al descanso con una amplia ventaja de 47-25.
En ese momento, ocurrió lo que nadie se esperaba y que no tiene antecedentes en un partido de la Copa Argentina.
Un grupo de hinchas de Regatas cruzó todo el estadio por los pasillos con el objetivo de agredir a los 40 seguidores de San Martín que estaban en la tribuna de enfrente. Para defenderse, los visitantes se replegaron contra una de las barandas, que cedió. La caída dejó nueve heridos, entre ellos un menor de edad que fue internado por un traumatismo de cráneo.
"Nunca viví algo como esto. Fue un momento muy feo", dijo Fabio Demti, el entrenador de Regatas.
En cuanto a lo que podría haber originado el enfrentamiento, el comisario Marcos Navarro, a cargo del operativo, dijo a La Nacion que "existe una vieja rivalidad entre los dos equipos, que se ha visto incrementada porque los de Regatas se identifican en fútbol con Boca Unidos y los de San Martín, con Mandiyú".
El presidente de Regatas, Eduardo Tassano, se mostró "indignado" por lo sucedido. "No podemos avalar a estos animales que no representan para nada nuestro sentimiento por el club", dijo.
Su par de San Martín, Alberto Sottile, calificó como "vergonzoso" al operativo policial, del que participaron 16 efectivos. "Los hinchas de Regatas cruzaron toda la cancha para agredir a nuestra gente sin que nadie interviniera", se quejó.
Navarro explicó que, durante el entretiempo, los efectivos se dirigieron hacia la zona de sanitarios, donde se habían producido incidentes menores en partidos anteriores. Eso debilitó la custodia de los pasillos.
Los disturbios continuaron fuera del estadio, cuando una docena de hinchas de San Martín interceptó a un conjunto de hinchas locales, al que agredió con golpes de puño y piedrazos.
La policía detuvo finalmente a trece personas, once de ellas menores de edad, quienes ya recuperaron su libertad.
Como consecuencia de los incidentes, intervino de oficio la fiscal Graciela Contarde, quien señaló que aunque se trató de una contravención, la existencia de heridos ameritaba su intervención, por lo que ordenó una inspección ocular en el estadio de Regatas.
Además, el equipo podría sufrir una sanción de la Asociación de Clubes, que podría derivar en la clausura del estadio o en alguna penalización deportiva.
Pero el juego sólo duraría un tiempo. En esos primeros dos cuartos Regatas impuso las diferencias lógicas entre un equipo de la Liga y uno del TNA y se fue al descanso con una amplia ventaja de 47-25.
En ese momento, ocurrió lo que nadie se esperaba y que no tiene antecedentes en un partido de la Copa Argentina.
Un grupo de hinchas de Regatas cruzó todo el estadio por los pasillos con el objetivo de agredir a los 40 seguidores de San Martín que estaban en la tribuna de enfrente. Para defenderse, los visitantes se replegaron contra una de las barandas, que cedió. La caída dejó nueve heridos, entre ellos un menor de edad que fue internado por un traumatismo de cráneo.
"Nunca viví algo como esto. Fue un momento muy feo", dijo Fabio Demti, el entrenador de Regatas.
En cuanto a lo que podría haber originado el enfrentamiento, el comisario Marcos Navarro, a cargo del operativo, dijo a La Nacion que "existe una vieja rivalidad entre los dos equipos, que se ha visto incrementada porque los de Regatas se identifican en fútbol con Boca Unidos y los de San Martín, con Mandiyú".
El presidente de Regatas, Eduardo Tassano, se mostró "indignado" por lo sucedido. "No podemos avalar a estos animales que no representan para nada nuestro sentimiento por el club", dijo.
Su par de San Martín, Alberto Sottile, calificó como "vergonzoso" al operativo policial, del que participaron 16 efectivos. "Los hinchas de Regatas cruzaron toda la cancha para agredir a nuestra gente sin que nadie interviniera", se quejó.
Navarro explicó que, durante el entretiempo, los efectivos se dirigieron hacia la zona de sanitarios, donde se habían producido incidentes menores en partidos anteriores. Eso debilitó la custodia de los pasillos.
Los disturbios continuaron fuera del estadio, cuando una docena de hinchas de San Martín interceptó a un conjunto de hinchas locales, al que agredió con golpes de puño y piedrazos.
La policía detuvo finalmente a trece personas, once de ellas menores de edad, quienes ya recuperaron su libertad.
Como consecuencia de los incidentes, intervino de oficio la fiscal Graciela Contarde, quien señaló que aunque se trató de una contravención, la existencia de heridos ameritaba su intervención, por lo que ordenó una inspección ocular en el estadio de Regatas.
Además, el equipo podría sufrir una sanción de la Asociación de Clubes, que podría derivar en la clausura del estadio o en alguna penalización deportiva.
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