Aitor, uno de los agredidos anoche por los belgas, quien asegura que están “doloridos” y “sin ganas de ver un partido de fútbol”.
Aitor nos relata como anoche volvía con un amigo camino del hotel cuando un belga que hablaba en español les preguntó de donde eran y al contestar: “me pegó una hostia en la cara y empezó a gritar, Bilbao, Bilbao”. El Santurtziarra cuenta como acto seguido empezó “a salir gente de todas partes, echamos a correr y nos siguieron, mi amigo se cayó al suelo pero conseguimos escapar”. Por suerte, aunque hay magulladuras, “estamos bien, no tuvimos que ir al hospital”.
Una vez pasado el susto acudieron a la policía, quien les trató “bastante mal”. A.M.S. asegura que “tardaron una hora en llegar”. Al decir que querían denunciar los hechos “nos hicieron esperar”.
Desde entonces Aitor comenta que “no he salido del hotel”. Desde fuera le han dicho que “hay bastantes ultras rondando por los hoteles donde nos alojamos”, y ha decido esperar hasta la hora del partido. Al campo “iremos en autobús, vienen a buscarnos al hotel e iremos escoltados”. Pero aún así no se ve con demasiados ánimos, “tengo el cuerpo dolorido, y después de lo que ha pasado no tengo ni ganas ni ánimos de ir”.
Aitor nos relata como anoche volvía con un amigo camino del hotel cuando un belga que hablaba en español les preguntó de donde eran y al contestar: “me pegó una hostia en la cara y empezó a gritar, Bilbao, Bilbao”. El Santurtziarra cuenta como acto seguido empezó “a salir gente de todas partes, echamos a correr y nos siguieron, mi amigo se cayó al suelo pero conseguimos escapar”. Por suerte, aunque hay magulladuras, “estamos bien, no tuvimos que ir al hospital”.
Una vez pasado el susto acudieron a la policía, quien les trató “bastante mal”. A.M.S. asegura que “tardaron una hora en llegar”. Al decir que querían denunciar los hechos “nos hicieron esperar”.
Desde entonces Aitor comenta que “no he salido del hotel”. Desde fuera le han dicho que “hay bastantes ultras rondando por los hoteles donde nos alojamos”, y ha decido esperar hasta la hora del partido. Al campo “iremos en autobús, vienen a buscarnos al hotel e iremos escoltados”. Pero aún así no se ve con demasiados ánimos, “tengo el cuerpo dolorido, y después de lo que ha pasado no tengo ni ganas ni ánimos de ir”.
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