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A las 15.00 horas organizaron una espectacular kalejira hacia El Helmántico. La policía no tenía constancia de ella, porque no tenían que anunciarla, aunque fuese evidente que de alguna manera iban a recorrer los cuatro kilómetros que le separaban del estadio. El ambiente se enrareció tras arder el interior de un contenedor de basura, al parecer provocado por un grupo de aficionados realistas que iban al margen de la marcha. Entonces la Policía Nacional, con muy malos modos, empezó a cargar e incluso a golpear a los pacíficos seguidores blanquiazules. Su actitud fue siempre provocadora, como si estuviesen disolviendo una manifestación, en lugar de controlando a una afición que va tranquilamente cantando hacia un estadio.
Un aficionado remitió incluso a este periódico un vídeo (http://www.youtube.com/watch?v=LlOz5Sp-oW8) en el que se puede comprobar la provocación de los agentes y cómo golpean con un puñetazo en la cara a uno de los realistas sin que haga nada. La carga provocó el caos entre la kalejira: "Les daba igual pegar a mayores, mujeres o niños. Varios miembros de la Policía Nacional se mostraban avergonzados de sus propios compañeros. Tuvo que venir una ambulancia del Samur a atender a un par de personas con golpes en el vientre y en la cabeza", comentó un seguidor que presenció las agresiones. La excusa de los policías más agresivos no tenía desperdicio: "No podemos permitir que os atropellen, por eso os llevamos a salvo a la acera". En vista de la situación, los aficionados realistas apelaron a la calma, censurando incluso a los que entonaron el conocido "diles que se vayan...", y se limitaron a animar por la acera durante el trayecto.
En el campo, el núcleo principal de aficionados estaban vigilados por cámaras, secretas infiltrados entre la marea txuri-urdin y más de cincuenta agentes uniformados: "Nos trataron como si fuésemos delincuentes". Echaron del estadio a varios realistas por fumar porros, meter botellas de cerveza y exhibir una bandera de los presos: "Yo fumo tabaco de liar, pero por si acaso me fumé dos Marlboro clásicos", bromeaba ayer otro seguidor.
En el campo hubo otras dos circunstancias desagradables: muchos aficionados entraron mediada la primera parte porque las puertas eran un caos y el speaker, en otra provocación, gritó "¡Viva España!" al terminar de cantar las alineaciones. Su gracia le puede costar el puesto.
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