El artefacto cilíndrico macizo que impactó el domingo pasado contra el autocar del Real Zaragoza en el viaje de regreso desde Pamplona podría haber sido arrojado con una alguna lanzadera o con algún instrumento para propulsarlo con mayor potencia y provocar un efecto más devastador. La Policía Científica será ahora la encargada de investigar este asunto para determinar si el lanzamiento se produjo o no de ese modo y ver si ello ayuda a localizar a los autores del mismo. De momento existe esa sospecha por tratarse de un artefacto metálico que pesa 420 gramos y que es bastante difícil que pueda ser arrojado con la mano con la violencia que golpeó el autobús de la expedición zaragocista.
El objeto rompió la luna de la puerta de entrada del autocar del Zaragoza, pese a tener un doble vidrio y una cámara de aire entre ambos, y los cristales que saltaron hirieron levemente en la cara a Pedro Matamala, uno de los conductores que realizaron el viaje con la expedición zaragocista hasta Pamplona y que se encontraba sentado en el asiento destinado al copiloto, cuando el vehículo era conducido por su compañero Francisco Peiró. En principio se pensó que el atentado se había llevado a cabo con una piedra, pero después, cuando se realizó la limpieza del autobús, se descubrió dentro del mismo el artefacto cilíndrico macizo que ya se encuentra en poder de la Policía Científica.
DENUNCIA DE THERPASA Los responsables de la empresa propietaria de los autocares que utiliza el Real Zaragoza presentaron ayer en el cuartel del Cuerpo Nacional de Policía la correspondiente denuncia. El conductor Francisco Peiró acudió también a esa cita como testigo presencial. El Zaragoza, en cambio, ha preferido no denunciar los hechos ante ninguna instancia ni policial ni deportiva. Los miembros de la Policía Nacional que acudieron a comprobar lo sucedido con el autobús cuando se produjo el incidente en la autopista A-68 sí que dieron parte en ese momentos de los hechos.
El objeto rompió la luna de la puerta de entrada del autocar del Zaragoza, pese a tener un doble vidrio y una cámara de aire entre ambos, y los cristales que saltaron hirieron levemente en la cara a Pedro Matamala, uno de los conductores que realizaron el viaje con la expedición zaragocista hasta Pamplona y que se encontraba sentado en el asiento destinado al copiloto, cuando el vehículo era conducido por su compañero Francisco Peiró. En principio se pensó que el atentado se había llevado a cabo con una piedra, pero después, cuando se realizó la limpieza del autobús, se descubrió dentro del mismo el artefacto cilíndrico macizo que ya se encuentra en poder de la Policía Científica.
DENUNCIA DE THERPASA Los responsables de la empresa propietaria de los autocares que utiliza el Real Zaragoza presentaron ayer en el cuartel del Cuerpo Nacional de Policía la correspondiente denuncia. El conductor Francisco Peiró acudió también a esa cita como testigo presencial. El Zaragoza, en cambio, ha preferido no denunciar los hechos ante ninguna instancia ni policial ni deportiva. Los miembros de la Policía Nacional que acudieron a comprobar lo sucedido con el autobús cuando se produjo el incidente en la autopista A-68 sí que dieron parte en ese momentos de los hechos.
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