El autobús del Zaragoza que fue atacado el pasado domingo recibió el impacto de una pieza metálica de 400 gramos cuando circulaba por la autopista a 100 kilómetros por hora. El incidente se saldó con el segundo conductor del equipo, Pedro Matamala, herido leve por un corte en una oreja, y la doble luna delantera derecha destrozada, pero los hechos pudieron ser mucho más graves.
Según explicaron fuentes del club maño, el autobús no tuvo ningún tipo de problema para abandonar el estadio después del partido. La expedición zaragocista fue escoltada por varios furgones de Policía Nacional hasta el peaje de Imárcoain. A partir de ahí el autobús continuó la marcha en solitario, aunque por detrás circulaba una furgoneta de la policía que había venido a Pamplona desde la capital aragonesa.
Cuando se produjo el ataque el vehículo circulaba a la altura de Tafalla, a unos 25 kilómetros de Pamplona. "Había un talud en el lado derecho de la autopista. Al parecer los agresores fueron por un camino alternativo y tiraron una valla para poder acceder al lugar. Cuando pasó el autobús nos lanzaron el objeto", explicaron fuentes del Zaragoza que viajaban en el autobús. "Nos asustamos porque si le da al conductor principal a esa velocidad nos podríamos haber matado. El impacto fue durísimo".
El conductor mantuvo la calma
El objeto metálico, un cojinete o rodamiento de unos 400 gramos, reventó la luna de la puerta de acceso al autobús. La pieza impactó contra el reposacabezas del asiento donde iba el segundo conductor, que en ese momento se encontraba agachado. Sin embargo, los cristales que se metieron en el interior del autobús provocaron pequeñas heridas a Matamala y un leve corte en la oreja. "No pasó más porque afortunadamente estaba agachado", explicaron fuentes del club maño.
El conductor mantuvo la calma a pesar del susto y evitó una maniobra brusca. Frenó el bus poco a poco y lo detuvo a unos 70 metros del lugar en plena autopista. A los 5 minutos llegó el furgón de la Policía Nacional que viajaba por detrás y paró a atender a la expedición, todavía asustada por lo sucedido. El médico del equipo, que viajaba también en el autobús, atendió inmediatamente al conductor y comprobó que no había sufrido grandes heridas.
Veinte minutos parados
Al parecer, un autobús que transportaba a los ultras del Zaragoza tenía también previsto pasar por esa misma zona a esa hora. Fuentes policiales no descartan que el objetivo inicial del ataque fuese el autobús de los ultras maños, aunque por el momento desconocen cuántas personas participaron.
El vehículo permaneció alrededor de 20 minutos detenido en la cuneta de la autopista. Los conductores colocaron un cartón en la luna de la puerta para poder reanudar el viaje hacia la capital maña, a donde llegaron pasadas las once de la noche.
Las fuentes consultadas apuntaron ayer que el Zaragoza no tenía pensado denunciar los hechos, pero sí lo hará hoy la empresa propietaria del autocar, Therpasa.
Hay que recordar que el partido entre Osasuna y Zaragoza no fue declarado de alto riesgo, como en otras temporadas, a pesar de la presencia de los miembros de Ligallo, que siempre han dado problemas en sus desplazamientos a Pamplona.
Paredes: "Me encantaría que este partido fuera una fiesta"
El jugador del Zaragoza Javier Paredes se refirió ayer a la agresión que recibió el autobús del equipo aragonés y apuntó que podía haber pasado algo importante, pero que había que hacer un llamamiento a la tranquilidad y que el fútbol debe ser un fiesta. "Lo de ayer es un acto salvaje de cuatro descerebrados que deberían estar erradicados de cualquier tipo de sociedad", subrayó. Igualmente recordó que la semana previa al partido no hubo ninguna declaración de violencia ni de jugadores del Zaragoza ni de Osasuna. "Desde todos los lados, tenemos que intentar tender a una cierta normalidad. Me encantaría que los Zaragoza-Osasuna fueran una fiesta como me han contado que lo eran antes. Es una pena que amigos míos no puedan viajar a Pamplona a ver el partido y que amigos de jugadores de Osasuna tampoco lo puedan hacer a Zaragoza", lamentó. "Lo de ayer queda en una anécdota pero podía haber sido muy grave", recalcó.
Según explicaron fuentes del club maño, el autobús no tuvo ningún tipo de problema para abandonar el estadio después del partido. La expedición zaragocista fue escoltada por varios furgones de Policía Nacional hasta el peaje de Imárcoain. A partir de ahí el autobús continuó la marcha en solitario, aunque por detrás circulaba una furgoneta de la policía que había venido a Pamplona desde la capital aragonesa.
Cuando se produjo el ataque el vehículo circulaba a la altura de Tafalla, a unos 25 kilómetros de Pamplona. "Había un talud en el lado derecho de la autopista. Al parecer los agresores fueron por un camino alternativo y tiraron una valla para poder acceder al lugar. Cuando pasó el autobús nos lanzaron el objeto", explicaron fuentes del Zaragoza que viajaban en el autobús. "Nos asustamos porque si le da al conductor principal a esa velocidad nos podríamos haber matado. El impacto fue durísimo".
El conductor mantuvo la calma
El objeto metálico, un cojinete o rodamiento de unos 400 gramos, reventó la luna de la puerta de acceso al autobús. La pieza impactó contra el reposacabezas del asiento donde iba el segundo conductor, que en ese momento se encontraba agachado. Sin embargo, los cristales que se metieron en el interior del autobús provocaron pequeñas heridas a Matamala y un leve corte en la oreja. "No pasó más porque afortunadamente estaba agachado", explicaron fuentes del club maño.
El conductor mantuvo la calma a pesar del susto y evitó una maniobra brusca. Frenó el bus poco a poco y lo detuvo a unos 70 metros del lugar en plena autopista. A los 5 minutos llegó el furgón de la Policía Nacional que viajaba por detrás y paró a atender a la expedición, todavía asustada por lo sucedido. El médico del equipo, que viajaba también en el autobús, atendió inmediatamente al conductor y comprobó que no había sufrido grandes heridas.
Veinte minutos parados
Al parecer, un autobús que transportaba a los ultras del Zaragoza tenía también previsto pasar por esa misma zona a esa hora. Fuentes policiales no descartan que el objetivo inicial del ataque fuese el autobús de los ultras maños, aunque por el momento desconocen cuántas personas participaron.
El vehículo permaneció alrededor de 20 minutos detenido en la cuneta de la autopista. Los conductores colocaron un cartón en la luna de la puerta para poder reanudar el viaje hacia la capital maña, a donde llegaron pasadas las once de la noche.
Las fuentes consultadas apuntaron ayer que el Zaragoza no tenía pensado denunciar los hechos, pero sí lo hará hoy la empresa propietaria del autocar, Therpasa.
Hay que recordar que el partido entre Osasuna y Zaragoza no fue declarado de alto riesgo, como en otras temporadas, a pesar de la presencia de los miembros de Ligallo, que siempre han dado problemas en sus desplazamientos a Pamplona.
Paredes: "Me encantaría que este partido fuera una fiesta"
El jugador del Zaragoza Javier Paredes se refirió ayer a la agresión que recibió el autobús del equipo aragonés y apuntó que podía haber pasado algo importante, pero que había que hacer un llamamiento a la tranquilidad y que el fútbol debe ser un fiesta. "Lo de ayer es un acto salvaje de cuatro descerebrados que deberían estar erradicados de cualquier tipo de sociedad", subrayó. Igualmente recordó que la semana previa al partido no hubo ninguna declaración de violencia ni de jugadores del Zaragoza ni de Osasuna. "Desde todos los lados, tenemos que intentar tender a una cierta normalidad. Me encantaría que los Zaragoza-Osasuna fueran una fiesta como me han contado que lo eran antes. Es una pena que amigos míos no puedan viajar a Pamplona a ver el partido y que amigos de jugadores de Osasuna tampoco lo puedan hacer a Zaragoza", lamentó. "Lo de ayer queda en una anécdota pero podía haber sido muy grave", recalcó.
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