Día de recuento de daños y de cicatrización de heridas. Resaca de los incidentes que se produjeron en el derbi. Numerosos autobuses de aficionados célticos sufrieron desperfectos, mayormente lunas rotas debido al lanzamiento de objetos. El Deportivo registra la rotura de asientos y de un lavabo en la zona que ocupaba la hinchada visitante. Aún no existe una cuantificación oficial de los daños materiales. Varios personas resultaron heridas, en principio de forma leve.
No se han producido declaraciones institucionales específicas sobre los sucesos. El Real Club Celta ha emitido una nota oficial en la que agradece el apoyo de los aficionados que acudieron a Riazor. La directiva y la plantilla "se sienten realmente orgullosos de estos miles de aficionados", indican. "El club quiere destacar además el comportamiento ejemplar de estos seguidores". Por su parte, la Delegación del Gobierno, con sede en A Coruña, responsable del dispositivo de seguridad en un partido declarado de alto riesgo, no ha querido realizar valoración alguna ni tiene notificación de que se produjesen detenciones.
El despliegue de las fuerzas del orden ha recibido duros reproches de miembros de las peñas célticas. Critican el itinerario elegido para conducir a los autobuses por las calles coruñesas hacia Riazor. Un primer grupo de autobuses, con los dos de la Peña Carcamáns entre ellos, se aproximó al estadio por el paseo marítimo, vía igualmente de salida tras el choque. Aunque el ritmo de circulación fue fluido, dos vehículos de la empresa Ruibal registraron la rotura de cristales. La policía realizó una carga contra los responsables del apedreamiento.
Los principales incidentes se produjeron con el grueso de la expedición, compuesta por 21 autobuses. El convoy quedó dividido en dos. El primer grupo llegó al estadio sin problemas. El segundo, una decena según el presidente de la Federación de Peñas, quedó envuelto en un atasco. Sobre ellos se abatió una lluvia de objetos (losetas, palos, incluso un contenedor). Mombús examinaba ayer los daños, que afectan a quince autobuses.
En cuanto a los heridos, varias personas sufrieron cortes a causa de la rotura de cristales. Un miembro de Irmandiños fue bajado del autobús y aporreado por la policía, que posteriormente lo devolvió a su asiento. Una peñista de Centolos recibió el impacto de un trozo de silla en la cara cuando iniciaban el viaje de regreso. David Penela, presidente de Comando Celta, regresó con una brecha en la cabeza. Sufrió en el estadio el impacto de un asiento arrojado desde la propia zona céltica. Son algunas de las víctimas.
El Deportivo ha revelado que cerca de 200 asientos quedaron rotos en la grada ocupada por los hinchas visitantes. Consigna también la destrucción de unos lavabos. El club herculino está preocupado por la posible multa que posiblemente deban pagar a consecuncia del lanzamiento de bengalas que se produjo durante el encuentro. El árbitro interrumpió el juego en tres ocasiones (dos, por lanzamientos desde la zona de Riazor Blues; una, desde el bando céltico). Además, aficionados deportivistas quemaron contenedores y dos coches fuera del recinto, antes del choque, y hubo cargas policiales a la conclusión para disolver a grupos radicales locales.
No se han producido declaraciones institucionales específicas sobre los sucesos. El Real Club Celta ha emitido una nota oficial en la que agradece el apoyo de los aficionados que acudieron a Riazor. La directiva y la plantilla "se sienten realmente orgullosos de estos miles de aficionados", indican. "El club quiere destacar además el comportamiento ejemplar de estos seguidores". Por su parte, la Delegación del Gobierno, con sede en A Coruña, responsable del dispositivo de seguridad en un partido declarado de alto riesgo, no ha querido realizar valoración alguna ni tiene notificación de que se produjesen detenciones.
El despliegue de las fuerzas del orden ha recibido duros reproches de miembros de las peñas célticas. Critican el itinerario elegido para conducir a los autobuses por las calles coruñesas hacia Riazor. Un primer grupo de autobuses, con los dos de la Peña Carcamáns entre ellos, se aproximó al estadio por el paseo marítimo, vía igualmente de salida tras el choque. Aunque el ritmo de circulación fue fluido, dos vehículos de la empresa Ruibal registraron la rotura de cristales. La policía realizó una carga contra los responsables del apedreamiento.
Los principales incidentes se produjeron con el grueso de la expedición, compuesta por 21 autobuses. El convoy quedó dividido en dos. El primer grupo llegó al estadio sin problemas. El segundo, una decena según el presidente de la Federación de Peñas, quedó envuelto en un atasco. Sobre ellos se abatió una lluvia de objetos (losetas, palos, incluso un contenedor). Mombús examinaba ayer los daños, que afectan a quince autobuses.
En cuanto a los heridos, varias personas sufrieron cortes a causa de la rotura de cristales. Un miembro de Irmandiños fue bajado del autobús y aporreado por la policía, que posteriormente lo devolvió a su asiento. Una peñista de Centolos recibió el impacto de un trozo de silla en la cara cuando iniciaban el viaje de regreso. David Penela, presidente de Comando Celta, regresó con una brecha en la cabeza. Sufrió en el estadio el impacto de un asiento arrojado desde la propia zona céltica. Son algunas de las víctimas.
El Deportivo ha revelado que cerca de 200 asientos quedaron rotos en la grada ocupada por los hinchas visitantes. Consigna también la destrucción de unos lavabos. El club herculino está preocupado por la posible multa que posiblemente deban pagar a consecuncia del lanzamiento de bengalas que se produjo durante el encuentro. El árbitro interrumpió el juego en tres ocasiones (dos, por lanzamientos desde la zona de Riazor Blues; una, desde el bando céltico). Además, aficionados deportivistas quemaron contenedores y dos coches fuera del recinto, antes del choque, y hubo cargas policiales a la conclusión para disolver a grupos radicales locales.
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