El Alavés-U. D. Logroñés de mañana se someterá a una exhaustiva vigilancia policial ante el riesgo de que se reproduzcan los graves incidentes protagonizados por hinchas ultras de ambos equipos hace algo más de un año en las cercanías de Mendizorroza. Aquel serio altercado de orden público, previo a un encuentro de la Copa del Rey y focalizado en el cercano barrio de Ariznabarra, se zanjó con un seguidor vitoriano hospitalizado a consecuencia de un severo traumatismo craneoencefálico más una treintena de jóvenes retenidos e identificados por tumulto, agresión y daños al mobiliario urbano y a una propiedad privada.
Desplazamiento rival
Esta vez, la Ertzaintza prevendrá con un excepcional despliegue de efectivos que se dejará notar por el centro de Vitoria y, en particular, por los aledaños del estadio del paseo de Cervantes desde cinco horas antes del inicio del partido, previsto para las ocho de la noche. A las tres de la tarde se activará el operativo de vigilancia y seguridad con la participación de agentes de la Comisaría de Lakua y de la Brigada Móvil, según se acordó ayer en una reunión con el Alavés. En definitiva, un partido de alto riesgo en toda regla para Segunda B.
La Ertzaintza ha contactado también con la Policía Nacional de Logroño para confirmar el desplazamiento a Vitoria de aficionados del Logroñés. Ayer, el club riojano puso en venta entre su gente un lote de 300 entradas del fondo de seguridad de Mendizorroza, con lo que está asegurada la presencia de seguidores riojanos.
A la Policía vasca le interesa detectar el presumible viaje a Vitoria de seguidores problemáticos a fin de tenerlos bajo su control antes incluso de que lleguen al destino. Suele ser práctica policial habitual en preventivos como este la de retener al autobús de traslado o, en su defecto, si fuera posible a los vehículos particulares, para escoltarlos hasta la llegada y establecer sobre ellos una estrecha vigilancia hasta su ubicación en la zona exclusiva del estadio.
Desplazamiento rival
Esta vez, la Ertzaintza prevendrá con un excepcional despliegue de efectivos que se dejará notar por el centro de Vitoria y, en particular, por los aledaños del estadio del paseo de Cervantes desde cinco horas antes del inicio del partido, previsto para las ocho de la noche. A las tres de la tarde se activará el operativo de vigilancia y seguridad con la participación de agentes de la Comisaría de Lakua y de la Brigada Móvil, según se acordó ayer en una reunión con el Alavés. En definitiva, un partido de alto riesgo en toda regla para Segunda B.
La Ertzaintza ha contactado también con la Policía Nacional de Logroño para confirmar el desplazamiento a Vitoria de aficionados del Logroñés. Ayer, el club riojano puso en venta entre su gente un lote de 300 entradas del fondo de seguridad de Mendizorroza, con lo que está asegurada la presencia de seguidores riojanos.
A la Policía vasca le interesa detectar el presumible viaje a Vitoria de seguidores problemáticos a fin de tenerlos bajo su control antes incluso de que lleguen al destino. Suele ser práctica policial habitual en preventivos como este la de retener al autobús de traslado o, en su defecto, si fuera posible a los vehículos particulares, para escoltarlos hasta la llegada y establecer sobre ellos una estrecha vigilancia hasta su ubicación en la zona exclusiva del estadio.
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