Es probablemente el mayor viaje organizado de la afición celeste a Riazor. Cerca de 1.800 hinchas se desplazarán el domingo hasta A Coruña en una treintena de autocares que saldrán a las cuatro de la tarde desde la que sienten como su casa cada quince días, el estadio de Balaídos. Entre ellos, tres de la peña radical de los Celtarras. Por eso, un desplazamiento de estas dimensiones exige un protocolo de seguridad minucioso. El objetivo es que los seguidores vigueses alcancen sus localidades en el recinto coruñés con normalidad, que estén listos a la hora del derbi para disfrutar de un vibrante partido de fútbol.
Para que nadie se pierda ni un minuto de lo que sucederá en el terreno de juego, la Federación de Peñas del Celta, que mantuvo ayer una reunión con el coordinador de la policía, ha solicitado a los aficionados que se presenten una hora antes de la salida oficial. La cita es en la grada de Rio. Allí pasarán el primer control de los agentes. «Está totalmente prohibido entrar no bus con botellas, obxetos contundentes e estupefacientes», señala la federación en un comunicado que continúa: «Si se da a circunstancia de que aparece algunha persoa con esto, a sanción pode ser dende 300 euros».
Una vez que los autobuses se pongan en marcha, cada uno proseguirá a su ritmo hasta que a mitad de camino se producirá un reagrupamiento. El punto exacto donde ocurrirá todavía no ha sido determinado para que no pueda haber ataques organizados poco antes. Desde ese lugar y hasta el instante en el que estacionen los vehículos en A Coruña cubrirán kilómetros bajo la escolta de la Policía Nacional.
Según los expertos policiales, el último trecho de este viaje de poco más de hora y media es el más crítico para que se pudiese producir un hipotético incidente. De hecho, entre las recomendaciones que llevarán los seguidores celestes se encuentra la de no acercarse a las ventanillas cuando se aproximen a A Coruña.
El enfrentamiento del 2006
Los precedentes no engañan, como tristemente suele suceder en los partidos de fútbol de máxima rivalidad, y en la última ocasión que el Deportivo y el Celta jugaron en Riazor, uno de los autocares de los seguidores celestes fue apedreado hasta que le rompieron las lunas. «Ante el primer impacto nos ordenaron ponernos de pie en el centro del bus y nos quedamos allí parados viendo cómo llovían piedras», explica un testigo de ese suceso.
A pesar de esta experiencia, el domingo no duda en que repetirá. Viajará hasta A Coruña para apoyar a su equipo. Porque también sabe que el grueso de las dos aficiones se comportan de manera ejemplar y que solo acuden al estadio a presenciar el espectáculo que ofrecen los 22 futbolistas sobre el campo. En definitiva, es consciente de que quienes protagonizan estos incidentes son una minoría.
Para que nadie se pierda ni un minuto de lo que sucederá en el terreno de juego, la Federación de Peñas del Celta, que mantuvo ayer una reunión con el coordinador de la policía, ha solicitado a los aficionados que se presenten una hora antes de la salida oficial. La cita es en la grada de Rio. Allí pasarán el primer control de los agentes. «Está totalmente prohibido entrar no bus con botellas, obxetos contundentes e estupefacientes», señala la federación en un comunicado que continúa: «Si se da a circunstancia de que aparece algunha persoa con esto, a sanción pode ser dende 300 euros».
Una vez que los autobuses se pongan en marcha, cada uno proseguirá a su ritmo hasta que a mitad de camino se producirá un reagrupamiento. El punto exacto donde ocurrirá todavía no ha sido determinado para que no pueda haber ataques organizados poco antes. Desde ese lugar y hasta el instante en el que estacionen los vehículos en A Coruña cubrirán kilómetros bajo la escolta de la Policía Nacional.
Según los expertos policiales, el último trecho de este viaje de poco más de hora y media es el más crítico para que se pudiese producir un hipotético incidente. De hecho, entre las recomendaciones que llevarán los seguidores celestes se encuentra la de no acercarse a las ventanillas cuando se aproximen a A Coruña.
El enfrentamiento del 2006
Los precedentes no engañan, como tristemente suele suceder en los partidos de fútbol de máxima rivalidad, y en la última ocasión que el Deportivo y el Celta jugaron en Riazor, uno de los autocares de los seguidores celestes fue apedreado hasta que le rompieron las lunas. «Ante el primer impacto nos ordenaron ponernos de pie en el centro del bus y nos quedamos allí parados viendo cómo llovían piedras», explica un testigo de ese suceso.
A pesar de esta experiencia, el domingo no duda en que repetirá. Viajará hasta A Coruña para apoyar a su equipo. Porque también sabe que el grueso de las dos aficiones se comportan de manera ejemplar y que solo acuden al estadio a presenciar el espectáculo que ofrecen los 22 futbolistas sobre el campo. En definitiva, es consciente de que quienes protagonizan estos incidentes son una minoría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario