La cercanía entre Pamplona y San Sebastián ayudó a que este sábado, alrededor de 350 aficionados de Osasuna animaran al equipo rojillo en Anoeta.
Muchos de ellos llegaron al mediodía y se desplazaron hasta el casco viejo donostiarra para integrarse en un ambiente muy futbolero, con mucha gente vistiendo las camisetas de ambos equipos. La mayoría de aficionados se concentraron en la calle Fermín Calbetón, muy cerca del Boulevard donostiarra. Allí, las camisetas rojillas ganaron por amplía mayoría a las txuriurdines, aunque lo más importante fue el buen ambiente que reinó en todo momento entre todos los aficionados, que cantaron, charlaron y se fotografiaron juntos.
Después, una vez en el campo, la gran mayoría de los aficionados rojillos fueron ubicados en uno de los fondos de Anoeta, aunque también los había infiltrados entre la afición de la Real. Todos ellos, animaron a Osasuna desde antes de empezar el partido y hasta que los jugadores ya se habían marchado del terreno de juego. Al menos, la mayoría de los futbolistas rojillos correspondieron con un saludo desde el centro del campo a los seguidores que les habían acompañado hasta San Sebastían.
Muchos de ellos llegaron al mediodía y se desplazaron hasta el casco viejo donostiarra para integrarse en un ambiente muy futbolero, con mucha gente vistiendo las camisetas de ambos equipos. La mayoría de aficionados se concentraron en la calle Fermín Calbetón, muy cerca del Boulevard donostiarra. Allí, las camisetas rojillas ganaron por amplía mayoría a las txuriurdines, aunque lo más importante fue el buen ambiente que reinó en todo momento entre todos los aficionados, que cantaron, charlaron y se fotografiaron juntos.
Después, una vez en el campo, la gran mayoría de los aficionados rojillos fueron ubicados en uno de los fondos de Anoeta, aunque también los había infiltrados entre la afición de la Real. Todos ellos, animaron a Osasuna desde antes de empezar el partido y hasta que los jugadores ya se habían marchado del terreno de juego. Al menos, la mayoría de los futbolistas rojillos correspondieron con un saludo desde el centro del campo a los seguidores que les habían acompañado hasta San Sebastían.
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