Otra vez los barras bravas argentinos elevan la violencia a cotas difíciles de creer. Otra vez es la pugna entre distintas facciones de una misma hinchada la que provoca el derrame de sangre y la destrucción de la propiedad pública.
Un conflicto en el seno del club Nueva Chicago que se fue forjando a lo largo de los últimas semanas y que tuvo su punto culminante ayer, cuando los ultras protagonizaron un enfrentamiento en los pasillos y en la maternidad del hospital Santojanni de la ciudad de Buenos Aires ante el estupor de los pacientes y del personal médico.
Estupor que hoy se ha hecho extensivo a todos los argentinos, pues la pelea fue captada por las cámaras de seguridad del nosocomio. Y en este mes de enero vacacional, escaso de noticias, las televisiones no hacen más que repetir las imágenes, que podéis ver aquí.
Cuando llegué al hospital, hoy a primera hora de la mañana – para continuar la investigación que comenzamos el pasado mes de junio en estas páginas – encontré la zona sitiada por la policía y la prensa. Algunos reporteros hablaban del inminente regreso de los barras bravas, pero lo cierto es que la única furia allí la protagonizó Marcelo Struminger, presidente de la Asociación de Médicos del Hospital Santojanni.
De trifulcas políticas…
“Un médico no puede trabajar mientras una persona lo amenaza”, declaró ante los periodistas que allí nos habíamos congregado. “La ciudadanía y los agentes de salud deben ser protegidos. La guardia del hospital hoy está vacía porque los pacientes no vienen. Nadie quiere venir a atenderse para terminar agredido”.
Otra vez emerge a la superficie la falta de mirada a largo plazo de los políticos, que anteponen sus pugnas y rencillas al bienestar general. Por un lado, el Gobierno central, que en abril decidió sacar a la policía nacional de los hospitales porque la Ciudad de Buenos Aires pasó a tener su propia policía. Lo que argumenta el ejecutivo metropolitano es que aún no cuenta con suficientes efectivos para hacerse cargo de la seguridad en toda la capital.
Cruce de acusaciones. Y, entre medias, las protestas de los médicos ante los reiterados hechos en violencia. El mismo hospital Santojanni fue testigo meses antes del apuñalamiento de un paciente en la sala de guardia. También registrado por las cámaras de seguridad.
… y en las gradas
Otra vez la lucha entre facciones de una misma barra brava como responsable de la violencia, más que el choque entre clubes rivales. Lo vimos en River Plate, con el asesinato probado ya de Gonzalo Acro – del que hablamos hace unos meses con su padre, justo antes de que saliera la sentencia -, y en tantos otros grupos de ultras. La pugna violenta por el poder interno.
Y otra vez es el periodista Gustavo Grabia, del periódico Olé y de Radio Mitre, el que con más lujo de detalles explica lo sucedido. El cambio de presidente en Nueva Chicago: Antonio Fusca, que ganó las elecciones con el apoyo de una facción de los barras bravas conocida como “Las antenas”. Grupo que a su vez, pactó con el de Ciudad Oculta – barrio de chabolas en el que estuvimos hace dos años – para liderar a los ultras en esta nueva etapa del club.
Fuera de este arreglo se quedó otra facción, llamada “Los perales”, a la que esta semana Antonio Fusca invitó a negociar también. Un encuentro que tuvo lugar ayer en el club. Y que provocó la respuesta violenta de “Las antenas” contra sus rivales y contra el propio presidente, según cuenta Gravia:
Cuatro miembros de Las Antenas, que estaban en la zona de las piletas los vieron ingresar y dieron el alerta a sus jefes. En media hora, Aldo Barranza, 33 años, paraguayo, con domicilio en Lomas del Mirador, arribó con sus seguidores. Y todos enfilaron al auditorio. Fue entrar y que se armara la gresca.
Aldo Barras recibió un cuchillazo en el abdomen. Del bando rival, Agustín Rodríguez, murió en la calle al recibir un golpe con una barra de metal en la cabeza.
La huida tuvo una parada en el hospital Santojanni, donde quedó internado el paraguayo Aldo. Los de Los Perales, sabiendo lo ocurrido y tras romper instalaciones del club y el auto de Fusca acusándolo de haberlos entregado, fueron al nosocomio. Afortunadamente, dos camilleros los vieron y pudieron trasladar al herido a otra sala.
Lo que vino después, la pelea en el hospital Santojanni, la muestra a las claras el vídeo. Otra prueba irrefutable de la dimensión que ha adquirido un problema que entre tantos han creado en Argentina.
Un conflicto en el seno del club Nueva Chicago que se fue forjando a lo largo de los últimas semanas y que tuvo su punto culminante ayer, cuando los ultras protagonizaron un enfrentamiento en los pasillos y en la maternidad del hospital Santojanni de la ciudad de Buenos Aires ante el estupor de los pacientes y del personal médico.
Estupor que hoy se ha hecho extensivo a todos los argentinos, pues la pelea fue captada por las cámaras de seguridad del nosocomio. Y en este mes de enero vacacional, escaso de noticias, las televisiones no hacen más que repetir las imágenes, que podéis ver aquí.
Cuando llegué al hospital, hoy a primera hora de la mañana – para continuar la investigación que comenzamos el pasado mes de junio en estas páginas – encontré la zona sitiada por la policía y la prensa. Algunos reporteros hablaban del inminente regreso de los barras bravas, pero lo cierto es que la única furia allí la protagonizó Marcelo Struminger, presidente de la Asociación de Médicos del Hospital Santojanni.
De trifulcas políticas…
“Un médico no puede trabajar mientras una persona lo amenaza”, declaró ante los periodistas que allí nos habíamos congregado. “La ciudadanía y los agentes de salud deben ser protegidos. La guardia del hospital hoy está vacía porque los pacientes no vienen. Nadie quiere venir a atenderse para terminar agredido”.
Otra vez emerge a la superficie la falta de mirada a largo plazo de los políticos, que anteponen sus pugnas y rencillas al bienestar general. Por un lado, el Gobierno central, que en abril decidió sacar a la policía nacional de los hospitales porque la Ciudad de Buenos Aires pasó a tener su propia policía. Lo que argumenta el ejecutivo metropolitano es que aún no cuenta con suficientes efectivos para hacerse cargo de la seguridad en toda la capital.
Cruce de acusaciones. Y, entre medias, las protestas de los médicos ante los reiterados hechos en violencia. El mismo hospital Santojanni fue testigo meses antes del apuñalamiento de un paciente en la sala de guardia. También registrado por las cámaras de seguridad.
… y en las gradas
Otra vez la lucha entre facciones de una misma barra brava como responsable de la violencia, más que el choque entre clubes rivales. Lo vimos en River Plate, con el asesinato probado ya de Gonzalo Acro – del que hablamos hace unos meses con su padre, justo antes de que saliera la sentencia -, y en tantos otros grupos de ultras. La pugna violenta por el poder interno.
Y otra vez es el periodista Gustavo Grabia, del periódico Olé y de Radio Mitre, el que con más lujo de detalles explica lo sucedido. El cambio de presidente en Nueva Chicago: Antonio Fusca, que ganó las elecciones con el apoyo de una facción de los barras bravas conocida como “Las antenas”. Grupo que a su vez, pactó con el de Ciudad Oculta – barrio de chabolas en el que estuvimos hace dos años – para liderar a los ultras en esta nueva etapa del club.
Fuera de este arreglo se quedó otra facción, llamada “Los perales”, a la que esta semana Antonio Fusca invitó a negociar también. Un encuentro que tuvo lugar ayer en el club. Y que provocó la respuesta violenta de “Las antenas” contra sus rivales y contra el propio presidente, según cuenta Gravia:
Cuatro miembros de Las Antenas, que estaban en la zona de las piletas los vieron ingresar y dieron el alerta a sus jefes. En media hora, Aldo Barranza, 33 años, paraguayo, con domicilio en Lomas del Mirador, arribó con sus seguidores. Y todos enfilaron al auditorio. Fue entrar y que se armara la gresca.
Aldo Barras recibió un cuchillazo en el abdomen. Del bando rival, Agustín Rodríguez, murió en la calle al recibir un golpe con una barra de metal en la cabeza.
La huida tuvo una parada en el hospital Santojanni, donde quedó internado el paraguayo Aldo. Los de Los Perales, sabiendo lo ocurrido y tras romper instalaciones del club y el auto de Fusca acusándolo de haberlos entregado, fueron al nosocomio. Afortunadamente, dos camilleros los vieron y pudieron trasladar al herido a otra sala.
Lo que vino después, la pelea en el hospital Santojanni, la muestra a las claras el vídeo. Otra prueba irrefutable de la dimensión que ha adquirido un problema que entre tantos han creado en Argentina.
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