Los Sporting-Betis y Betis-Sporting de las últimas temporadas son una auténtica fiesta para los aficionados de uno y otro equipo. Mucho colorido y mucha presencia de aficionados visitantes, tanto en El Molinón como en el Benito Villamarín. Hay siempre hermanamiento entre las aficiones. Los béticos son siempre muy bien recibidos en Gijón y las relaciones entre los clubes son también muy buenas. En el partido de hoy había unos ochocientos béticos, que impregnaron con los colores verdiblancos ya no solo en el estadio de El Molinón sino también las calles de Gijón durante todo el fin de semana bonito de fútbol que siempre se vive en la ciudad asturiana cuando se enfrentan los dos equipos.
Esos ochocientos aficionados béticos se hicieron notar antes, durante y al término del partido. Cánticos de todo tipo de ánimo al Betis que no eran devueltos con pitos por parte de los seguidores locales como suele pasar en otros campos, sino que eran respetados y se dejaban cantar. Lógicamente, alegría en los goles de Rubén Castro y Joaquín, con los que el Betis ganó el partido -por segunda temporada consecutiva, por 1 a 2- y celebración final con los futbolistas y el cuerpo técnico acercándose a la zona donde estaban ubicados los béticos para agradecerles los kilómetros hechos para no parar de animarles desde la llegada del autocar al estadio.
Al final, cordialidad como siempre entre dos aficiones hermanadas y también entre dos clubes que mantienen unas exquisitas relaciones institucionales. Porque a través de las redes sociales, los dos han tenido mensajes de agradecimiento, todo un ejemplo de deportividad. El Sporting escribía en su perfil oficial de Twitter al término del partido “feliz viaje de regreso, béticos!!! Gran ambiente y deportividad en El Molinón”, mientras que el Betis, también en Twitter, decía “¡muchas gracias por vuestra fantástica acogida”. Sin duda, un ejemplo de relaciones entre béticos y sportinguistas que perdura en el tiempo.
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